3. Un número menos, faltan nueve.

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El timbre de salida de clases resuena y el alivio se hace presente en mis músculos. Con mi trasero cuadrado por el asiento, me levanto chocando ambas palmas en el banco alertando a la profesora de historia quien sube una ceja y mis compañeros caminan más rápido. Le sonrío irónico y decido salir de la sala antes de que quiera instalar una conversación de por qué no estoy prestando atención en clases y la respuesta es simple: mi mente está en otro mundo. un mundo llamado: Hayley-la-más-linda-que-no-me-toma-atención-pero-pronto-lo-hará-Landia. -Bastante corto-

Camino a paso rápido por los pasillos de la escuela repasando lo que debo hacer en el día: Buscar a mis hermanas. Bufo al darme cuenta que mi vida social se fue al caño cuando conocí a esta señorita y cuando decidí no salir más -no me arrepiento de nada- Abro las puertas de la entrada y en un movimiento muy calculado, la cajetilla de cigarros está reposando en mi mano derecha. Lo prendo rápido colocándome mis anteojos de sol, Calo fuerte y busco mi auto negro, de paso veo un cuerpo pequeño de estatura más bajo de lo normal dirigiéndose hacia otro auto y entrando en él sin percatarse que la estoy observando, lo enciende y prende marcha hacia su casa -o roguemos que sea así- . Sonrío animado con el cigarro en la comisura de mis labios y de un momento a otro estoy abriendo la puerta para ir por mis pequeñas.

En busca de mis hermanas me bajo del auto y las espero apoyado en la puerta del piloto con los brazos cruzados con los lentes todavía puestos. El timbre sonó hace unos minutos pero ella deben seguir esperándome -muchas niñas pequeñas siguen saliendo-. No puedo esperar para llevarlas a tomar un helado y ver sus caras de felicidad. Con la ventana abajo estiro mi cuerpo dentro de él y saco de adentro del auto, mi lista y mi lápiz de perrito para tachar mi primer punto de la lista sintiendo miradas intrusas en mi trasero. Con una sonrisa en el rostro me apoyo nuevamente en el auto y empiezo a repasar los otros puntos esperando ansioso para que sea otro día de escuela.

Mi pantalón comienza a vibrar y con el ceño fruncido estiro mi mano para poder sacarlo rápido. Nadie tiene mi número y quienes lo tienen deben ser de la familia o gente que lo necesite. desbloqueándolo veo el mensaje del desconocido:

"Hijo ya recogí a las niñas, no vayas a buscarlas"

-Oh por favor. -murmuro indignado. -Aunque tiene su lógica. -asiento. Las niñas hubieran salido corriendo si me vieran aquí.

Me subo a mi auto y cierro la puerta con enojo al no percatarme de lo obvio. Manejo a mi casa, pensando en cómo puedo lograr la lista en menos de una semana o en menos todavía ¿será posible? ¿Será considerado un Record Güines? ¿Será alabado por tus pares? Ni idea. Aunque deberían, podría golpearlos para que lo reconozcan o amenazarlos. Lo tendré en cuenta.

Entrando a mi casa el silencio está presente y sé que estoy solo, mi padre tuvo que haber salido con las niñas y mi madre debe estar haciendo turno en el hospital. Subo a mi cuarto y me siento frente al escritorio el cual está delante de mi ventana. Conectándome a Facebook busco si Hayley está conectada. Recuerdo la primera vez que la agregué, tenía los nervios de punta, -el año pasado a mitad de año cuando me tenía casi loco, estos meses esa locura incrementó- cuando ella me aceptó, recuerdo haber saltado como loco todo el día y hacer el doble de ejercicio necesario, fue un lindo día. Suspiro melancólico y me meto a su perfil, en él está su número de teléfono. Rápidamente lo anoto en un papel y decido enviarle un mensaje de texto.

¿Cuándo podremos hacer el trabajo en tu casa? Mat.

Se impresionará porque le envíe un mensaje, espero que sea su número real o sino toda la gente cotilla empezará a hablar sin saber nada, aunque si inventan un rumor amoroso, no me molestaría en lo absoluto pero creo que a ella sí, es bastante reservada por lo que he visto y observado de ella.

Me levanto del escritorio para ir al primer piso para comer algo, estoy famélico y eso no es bueno. Abriendo el refrigerador saco un chocolate que encontré que debe ser de Susie y si es de Emily, estoy cagado, me cortaría el pelo cuando duermo o me maquillaría, pero tengamos fe que es de la hermosa de Susie. Los minutos pasan y los nervios me llenan sintiendo el chocolate tocar mi lengua ¿Y si ella no sabe quién es Mat y no sabe que soy yo? ¿Y si cree que es otro Mat y no yo? ¿Si está enamorada de un Mat más guapo, más alto y con ojos más claros? mi rostro se contrae al pensar que conoce a otro Mat que podría ser algo especial para ella.

Antes de seguir mi pequeña pelea de otro Mat mentalmente, Agudizando el oído, logro oír como mi celular vibra en mi escritorio. Mis sentidos se alertan y corro como gacela, subo las escaleras de dos en dos.

Abro mi puerta escuchándola sonar por el choque contra la pared y sin medir mis movimientos, caigo con un zapato que estaba desparramado causando que mi cuerpo toque completamente el suelo y mis manos se pongan como reflejo al frente de mis hombros con el chocolate aplastándose. -esto no me detendrá- Me arrastro por el suelo como un gusano pasando a llevar toda la ropa sucia. Logro subir a mi escritorio y abrir el mensaje con dos minutos de atrasos de mi parte.

¿Puedes mañana? Mañana puedo :) Hayley

Sonrío y me levanto de un salto, como loco enamorado, comienzo a gritar y saltar sosteniendo mi celular en el aire moviendo mis brazos en círculos como todo un ganador.

Si alguien me viera sería tan vergonzoso, mi imagen de chico rudo tiene que quedar intacta y yo aquí bailando de felicidad por un simple mensaje de texto. Escribo rápidamente el mensaje para enviárselo, hasta con esa leve carita de emoticón me la imagino sonriéndome con sus hermosos dientes y labios.

Nos vemos mañana... Mat.

Un mensaje simple pero efectivo cargado de sentimientos que ella no ve, una triste realidad. Deberíamos crear un libro donde un chico rudo sufre por una chica. Donde ella le tiene miedo al chico y que él solo le ama de manera incondicional. Esa sería nuestra historia. Una triste historia sin final feliz.

-Sufro por esta chica. -me tumbo en la cama y suspiro pesadamente metiéndome el chocolate a fondo como un loco enamorado embarrándome toda la cara y manos con chocolate. Como todo una chica en las películas de amor. -Soy un marica. -me trago lo último de chocolate y cierro los ojos.

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Voten y comenten gente.

Este capitulo está completamente editado. anteriormente tenía: 778 palabras y ahora más! ooh si! Gracias por todo :)

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