~LAS ENTREVISTAS~

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-Desde el distrito 7, ¡Johanna Mason! 

Me da la mano con dulzura y la levanta hasta dejarme de frente al público totalmente expuesta. La verdad es que no es tan terrible como esperaba, porque aunque oigo todos los gritos, gracias a los focos no veo más que una masa gris. Sin soltarme, me dirige a mi asiento y me dejo caer intentando que el vestido no se trague todo mi cuerpo. 

-Bueno Johanna, hablemos de ti.

-Tengo 15 años. -No sé que más podría decir pero Caesar sabe como tirar de cualquier cosa.

-15 años... Muy joven. ¿Y que te parece el Capitolio? ¿Pocos arboles? -Ríe y el público se une a él.

-Sí, casi no veo plantas y hay muchos colores pero son muy artificiales. En el siete es todo verde y huele a Pino. -Creo que es la frase más larga que he dicho desde la cosecha.

-¿Y aquí no huele bien?

-Aquí huele a perfumes y aunque huelan bien, no es comparable.

-Caesar vuelve a reír y asiente. -Nada como el hogar.-Hace una pausa dramática y me dedica una sonrisa triste que por un momento me hace pensar que hablaremos de mi puntuación, pero estoy equivocada. -Johanna, podría preguntarte cientos de cosas pero creo que lo que todos quieren saber es en que pensabas durante el desfile. Se te veía completamente desolada.

-En mi familia. -Respondo sin pensar.

-Claro... ¿Porqué no nos hablas de ellos?

-Mis padres trabajan en la fábrica de papel. 

Creo que se da cuenta de que no le voy a dar más detalles.

-¿Les quieres decir algo?

Dudo un instante pero sé que no tendré otra oportunidad. Miro hacia delante y digo:
-Os echo de menos y...  -Se me traba la voz y trago saliva. - Os quiero a los tres.

El zumbido suena y todos quedan con la intriga de quienes la tercera persona pero, es tarde para pedir una explicación. Al minuto estoy fuera del escenario y Fergus entra en escena.

-Y dime, ¿Crees que tienes oportunidad de ser el vencedor?                                                                              -Bueno, hay tributos muy preparados. Yo he aprendido a usar algunas armas, y soy rápido pero, nada más, nada a destacar.
-Vamos, a mi no me engañas. Eres alto y fuerte, y vienes del siete... Ya me entiendes.
-Bueno, sí, alguna vez he ido a talar y es innegable que soy alto, pero no soy muy fuerte.
-Habéis visto, un chico modesto. ¡Seguro que nos da muchas sorpresas! -Dice dirigiéndose al público. - Fergus, ¿Por qué no nos hablas de tu familia?
-Claro... -Veo como le cambia la cara. - Mis padres trabajan en una fábrica preparando piezas...
-Fergus... -Caesar deja de sonreír. - Siento sacar este tema pero, obviamente sabemos quien es tu Hermana y nos gustaría que habláramos de ella.
-Vosotros lo sabéis todo. Yo tenía 12 años y ella 15, era buena chica. Le gustaba contarme cuentos... Salió su nombre en la cosecha. -En ese momento juro que podía oír la respiración del público como una si fueran una jauría hambrienta. - Murió el segundo día cuando la atacó la manada de profesionales.


Mientras Caesar le dedica unas palabras amables suena el zumbido y se despiden cordialmente.

Vamos todos juntos hacia el ascensor mientrad hablan de lo triste que es su historia pero, él sube antes de que le alcancemos y un instante antes de que se cierre la puerta, veo como se seca los ojos con el dorso de la mano.

Cuando subimos, él ya está en su cuarto y después no sale a cenar. Se me ha cerrado el estómago pero me esfuerzo en comer una ensalada con flores, y un pedacito de pescado con una salsa fucsia. Mañana empiezan los juegos.

Los juegos del hambre - Johanna MasonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora