-No puede ser, ¿qué te pasó?
Ross tomó a Maia justo cuando ella se iba a caer, desmayada. Calum fue por agua, y Raini se sentó en el sofá.
-Más ridículo este día no puede ser. ¿Necesita mi abanico? -ofreció.
-Tráelo y ayúdala, Raini.
Raini obedeció al instante sacando de su bolsa un abanico negro.
Ross estaba en el suelo arrodillado, con la cabeza de Maia entre sus manos, y su cuerpo en sus piernas. Ella poco a poco iba despertando, apoyándose entre sus manos y mirándolo.
-Puedes... hablar... conmigo...
Maia no podía hablar bien, le costaba. Se iba a parar, pero nuevamente cayó en los brazos de ese rubio que la hacía enojar.
-Maia cálmate... no hables, intento ayudarte.
-No me... ayudes, háblame... Cuentas conmigo.
Respiraba bocanadas de aire para poder continuar hablando. Ross acariciaba su cabello intentando que dejara de hablar, ahora él era el doctor, mientras que Raini y Calum sus enfermeros.
-Trae el botiquín de emergencia que está en al cocina Raini.
Calum llegó con el vaso se agua entre sus manos y se lo pasó al médico en ese instante.
-Gracias -agradeció.
Le dio ese pequeño y transparente vaso de agua lentamente en sus labios. No se resignó, sino que puso sus manos encima de las de Ross afirmando el delicado objeto, como demostrando que podía hacerlo sola.
Confió en sus gestos, gravísimo error.
Desde muy pequeños, conocia a Maia. Era siempre de las chicas optimistas y tiernas a la vez, que tenían su lado oscuro secreto, y que a veces lo sacaban a a la luz. Pero era también de las personas que ante la debilidad intentan mostrarse fuertes y no aceptan que no lo están en absoluto y este caso no es una exepción.
Ross soltó el vaso para que pudiera beber de una mejor forma pero no pudo hacerlo. Sin entender cómo, Maia no pudo sostener el transparente vaso con la mitad de su contenido ahora en su polera. Lo soltó, tosió y el vaso cayó al suelo.
Raini bajó corriendo, preocupada.
-¿Qué pasó? -gritó a mitad de la escalera con el botiquín que Ross le había pedido.
-Maia intentó hacerse la fuerte -respondió Calum barriendo los pedazos de vidrio tan esparcidos alrededor.
-Yo soy fuerte... No hables... Tonterías.
-Chica ya cállate, ¿no entiendes que no puedes hablar bien? Desgastas tu oxígeno hablando... -Ross dijo. Pensó en una forma en la que pudiera dejar callada a Maia por un rato. Y se le ocurrió. Sonrió ante la idea-. Bien, te contaré qué pasa...
-¡Alelu...!
Su grito fue interrumpido por el dedo del rubio en sus labios.
-Prométeme que no vas hablar. No me contestes, sólo escucha y si vas a responderme hazlo asintiendo o negando con tus dedos, con tus manos.
Maia asintió sonriendo.
-¿Conocías a Jennifer?
Siguiendo sus claras indicaciones, indicó con su pulgar arriba diciendo "sí".
-Viste lo que pasó... Y respecto a eso, me confundí. De verdad que lo siento, no quería que ustedes lo vieran y tampoco quería hacerlo, pero quería olvidarme de lo que pasó con Laura... Y aparte esa idea de besos y eso fue de ella, soy completamente inocente de esto -rió tímido.
Maia sentía su corazón palpitar cada vez más rápido, miraba a Ross de una manera dulce comprendiendo cada palabra que salía de sus labios. Increíblemente no le gustaba, o al menos eso creía, sino que la amistad que formaron desde pequeños era inmensa y cada tiempo que pasaba, cada día, cada segundo, se fortalecía.
Ross pudo notar esa mirada de la chica en sus piernas, la miró de igual forma, pero esta vez en sus ojos se podía ver tristeza, habían cambiado, ahora eran unos ojos cristalizados y que las lágrimas querían salir ahora.
Ella pudo recordar las indicaciones de su compañero, pero si el necesitaba un hombro donde llorar, estaría ella.
Supo que debía hacerlo cuando la abrazó repentinamente, ella correspondió suspirando y sonriendo triste.
-Ya llegué con el botiquín... -Raini avisó, pero se retiró viendo el abrazo. Dejó la pequeña caja roja en el sofá intentando hacer el mínimo ruido posible, y salió hacia la cocina de puntillas.
Ross descargaba cada emoción que sentía en el hombro de Maia, quien sobaba su cuello y hacía el típico "shhhh" cuando quieres que alguien se calle, pero este era dulce.
-No quería hacerlo, perdóname, hice que te pelearas con Jennifer... mi culpa, si no hubiera hecho que Laura muriera...
Sus palabras simplemente la dejaron en blanco. Mientras lo abrazaba había recuperado el aliento, y no era tan difícil hablar.
-¿Disculpa? ¿Tú la mataste? -le dijo indignada dejando de abrazarlo, pero sin quitar la mano de su hombro.
-Estaba sufriendo, pero hay algo que no me contaron y que tengo a un amigo trabajando para averiguar a fondo, tengo pruebas...
-¡Qué pruebas ni que ocho cuartos! Raini me contó que hay un medicamento para la enfermedad de Laura en francia, y averiguando hay uno también en España... ¿No podías haber preguntado o al menos averiguarlo?
-¡Eres la segunda persona de mis "amigos" que me lo dice? ¿Acaso puedes comprenderme? El deber de los médicos es averiguar si hay medicamentos, pero el hijo de puta me dijo que ese hospital sólo administraba medicamentos locales
-¿Eso te dijo? -Calum entró lentamente acompañado de Raini irrumpiendo en la conversación.
Ross volteo mirando a los chicos, Raini tenía los ojos cristalizados; parecían haber escuchado la conversación.
-Sí, y ustedes criticándome sin saber. Valen mierda, en serio.
-Ross, espera -Raini pudo detenerlo antes de que abandonara el living-. ¿Puedes contarnos más?
Sonrió nerviosa esperando una respuesta positiva mirando a los ojos cristalizados de Ross, soltando lágrimas.
-Si van a seguir criticándome por querer lo mejor para ella, no sirve de nada contarles.
Dirigió una última mirada a Maia y a Calum para buscar un espacio de salida entre sus amigos, encontrarlo y salir hacia el jardín. Todos los presentes en el living se miraron.
-Hicimos mal. -Maia reconoció seria con la mirada baja.
-Muy mal. ¿Cómo arreglamos esto? Raini, debes hacer algo, tú también Maia...
-¿Disculpa? Si Ross no nos cuenta las cosas no podemos entenderlo, no tiene derecho a enojarse y tú tampoco a echarnos la culpa. -protestó la triste Raini limpiando una lágrima.
-Raini tiene razón.
Maia estaba de acuerdo con Raini. Pero era verdad.
OMFG 700 visitas... *muere*
Gracias por leer.
-Amanda-
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ONLY MY FANTASY; raura
Fanfiction-Entonces sólo fuiste una fantasía, sólo mi fantasía. -No sé que decirte. - dijo limpiando una lágrima que quería asomarse. -Lo que digas no podrá quitar que sólo eres y serás una fantasía para mí.