2. [Pídelo]

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Advertencia. Uso de palabras subidas de tono.

•[★]•

Apenas había comenzado la mañana, pero ya estaba listo para cumplir su objetivo, uno que él mismo se había asignado de forma casi pretenciosa hace sólo unos días... dos para ser exactos.

Era sencillo ¿no? Tan solo tenía que pedírselo.
Mikaela siempre complacía los deseos de ese mimado chico; y este mismo, al estar consciente de aquello, se aprovechaba de las mejores formas para saciar sus caprichos. La excusa que tenía para seguir pidiendo más era la misma:
"Si Mika dice que está bien, entonces no hay problema"

Por supuesto, sabemos perfectamente que el rubio es demasiado complaciente, rara vez le importaría lo que Yuu pidiese; es decir, si puede dárselo no dudará un segundo y hará entrega de lo pedido.
Lastimosamente tenía seguro que algún día el azabache le pediría algo incapaz de darle... sólo esperaba que ese día tardase en llegar

Los alumnos caminaban presurosos para llegar a sus clases antes de que sonara la campana. Era normal, tan sólo faltaban dos minutos para que la campana hiciera lo suyo. Una vez que suena, las puertas de los salones son cerradas por los respectivos docentes, quien quede fuera terminaría en la sala del prefecto, y no solo eso... la falta en clase podría conllevar a no tener derecho de realizar las evaluaciones.
Si no hay evaluaciones, no hay notas, si no hay notas, hay castigo. Perder años de estudio no era bonito, ni mucho menos sonaba atractivo para los estudiantes de Seraph Imperial.

Más sin embargo, aún conociendo las consecuencias que podría traer consigo el no ir a clase, el oji-esmeralda no formaba parte de ese grupo de estudiantes, tan solo esperaba tranquilamente al presidente del consejo estudiantil.

A su presa.

Su emoción era visible. Las manos no dejaban de temblar, estremeciéndose con la sola idea de tocar un cuerpo para calmar su emoción. Una de sus piernas se movía incesante, golpeando la suela del zapato contra la baldosa bajo sus pies. Y eso sin contar el movimiento de sus ojos, desesperados por encontrar al causante de su hiperactividad... en definitiva, cualquiera podría asimilar que esperaba el boleto ganador de la lotería.
Pero es que... nunca se había planteado la idea de robar un beso, mucho menos un beso que perteneciera a su mejor amigo.

Y, siendo del todo francos... su amigo no estaba nada mal...

Desde que se había propuesto cumplir con tal objetivo, se dio cuenta de los hermosos labios que cargaba el mayor, del tono zafiro que poseían esos ojos, de esa piel clara sumamente atrayente y excitante.

Su cuerpo... su voz... sus cabellos. Entendía perfectamente el que algunas chicas babeasen por él -aveces de forma muy literal-.

Las ganas de devorar la pureza de esos labios aumentaron.
¿Por qué?

No era algo que quisiera detenerse a pensar.

Era incapaz de ver sentimientos en ese deseo, que para él era eso y nada más: un deseo, un capricho.
Solo quería ayudar a Mika, y al mismo tiempo conseguir el primer beso de su boca.

No pedía mucho...

— ¿Yuu-chan? —mientras se debatía internamente, una voz profunda calló toda duda que existiese en él.

Allí estaba.

— ¿No deberías estar en clase? —volvió a hablar el mayor, cruzando sus brazos con aparente enfado. Como odiaba que Yūichirō desobedeciera las normas... sobre todo porque si lo hacia era su deber el reprenderlo, y no era algo que pudiera hacer con facilidad.

Yuu sonrió, mostrando sus finos dientes y un pequeño rubor adornando las mejillas mientras caminaba hacia él.

— ¡Te estaba esperando! —confesó con una inmensa sonrisa entrelazando sus manos con las ajenas para eliminar ese gesto molesto en las facciones del rubio.

Quien por otro lado quedó completamente fascinado con semejante confesión, dejándolo casi en shock. Por más que buscase mentira en él para deshacerse de esas tontas ilusiones, la gran sonrisa y sencilles al expresarse, eran la prueba exacta que demostraba sinceridad en el hablar de su compañero.
Pero Yuu-chan nunca se había detenido a esperarlo... no a menos que...

— ¿Qué quieres? —por instinto, sus ojos se achicaron al tiempo en el que ese tono de voz mecánico salía de su boca para preguntar.

La reacción contraria fue entrecerrar el ceño.
¿Era tan obvio?

— Buu~ —hizo un claro puchero, mostrando su descontento por haber sido callado de tal forma.

— No tengo tiempo Yuu-chan, debo ir a recibir a los estudiantes de intercambio —suspiró al darse por vencido. No podía con esa cara tan tierna...

Yuu-chan era su debilidad, lo tenía más que claro.

— ¡Solo necesito una cosa! —dió un brinquito lleno de emoción, casi lanzándose sobre el cuerpo del blondo—. Dame un beso.

La sorpresa no hizo espera en el rostro del más alto, quien atinó a entrecerrar sus ojos con clara confusión. ¿Había escuchado bien? Normalmente Yuu hacía bromas de mal gusto, pero nunca había llegado a tal grado... tampoco podía hablar en serio... ¿o si?

Ambas manos se posicionaron en los hombros del muchacho, empujando con levedad al menor para poner espacio entre ellos. Aquel no hizo más que dejarse llevar por las manos ajenas, pensando erróneamente que iba a recibir lo que pedía después de esa acción.

Esperó... quizá más de tres minutos. El efecto de mantener sus ojos cerrados con los labios ligeramente alzados para darle mayor facilidad al rubio de que le besara perdía su sentido.

En la mente de Yuu, Mika había resultado ser muy penoso como para poder dar un beso aún si tenía la oportunidad. Luego cayó en la cuenta, de que si aquel era su primer beso, por supuesto que le daría vergüenza. Es ahí donde su ego comenzó a florecer.

Riendo con malicia, fue abriendo sus ojos mientras hablaba.

— Al final resultaste ser muy timi... —abriendo sus ojos, los posionó en donde se supone que debería estar el mayor— ...do

El príncipe había desaparecido mágicamente...

No debió cerrar sus ojos...

— ¡Maldito Mikaela! ¡Vuelve aquí! —con gran furia y sin importarle en lo más mínimo el que alguna otra persona estuviese cerca, gritó a todo pulmón desde donde se encontraba.

A unos cuantos metros de distancia, el nombrado rió lleno de éxtasis sin detener su andar. Vaya ingenuo llegaba a ser su lindo Yuu-chan.

•[♡]•

Ladeó su cabeza mirando la pizarra frente a sus ojos, más su mente yacía envuelta en la situación que momentos antes había vivido.
Era la primera vez que Mika le negaba algo, más aún se dio la libertad de rechazar su ayuda con descaro.

El lápiz en su mano se rompió debido a la fuerza que estaban ejerciendo sobre él.
Estaba molesto, furioso. ¡Primera vez que le hacían algo así! No lo permitiría.

— Ya verás maldito bastardo, te arrepentirás por haberme despreciado de esa manera... -—frustrado, asustando al par de compañeros a sus laterales.

— Ichinose, guarde silencio por favor...

Dándose el lujo de ignorar el pedido del maestro, ajustó el agarre de sus dedos a la mitad de lapiz que momentos antes había roto, disponiéndose a dibujar el rostro de su amigo en las últimas páginas de su cuaderno para luego marcarlo con un x.

— No escaparás de mi.

ღ Beso Travieso ღ [MikaYuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora