Tragó grueso.
Sus acciones atrevidas lo habían llevado hasta ese punto, uno del que creía no salir ileso... después de todo, secuestrar una persona no era algo que se dejase pasar con sencillez. ¿O si? Bien podría decir que le habían pagado para hacerlo pero al final de cuentas la persona se había arrepentido y tuvo que quedarse con la victima del acto.
Pero de todas formas sería cómplice, probablemente la condena sería menor, ¡pero siempre había condena! Y justo era lo que buscaba evitar.Para su desgracia, eso era algo que ya casi estaba fuera de cuestión. Con solo contemplar al joven rubio tendido en la cama sin conciencia, y más aún con una cinta gris sobre su boca, le daba toda la culpabilidad. Sin duda, era todo un secuestrador.
— Maldición, despierta. —desesperado, se acercó al blondo, tomándolo por los hombros para comenzar a sacudirlo de forma frenética— No pude haberte golpeado tan fuerte.
¿Qué había pasado?
Pues, un ataque de ansiedad puede tener como resultado el cometer un delito.
°[★]°
El sonido del reloj hacía eco en sus oídos, la voz de sus compañeros en clase era mitigada por el mismo. Recién se encontraban partiendo un pastel debido al día que celebraban, dando paso al fin de este. Como quisiera poder sonreír junto a todos ellos; lástima que su día no fuese tan bueno como esperaba que fuese ¡ni siquiera había visto a Mika! ¿¡Qué clase de maldición había caído sobre él!?
— Menuda mierda. —soltó de improvisto, cruzando sus brazos sobre el escritorio para hundir su cabeza entre ellos.
¿Qué debía hacer para tenerlo?
Si con cada intento parecía alejarse en lugar de acercarse.— Vaya, vaya, alguien no luce muy feliz hoy.
Yuu no se molestó en elevar la mirada, quien fuese el que le hablase, tenía suficientes agallas como para interrumpir su momento de reflexión, y hasta donde tenía entendido, sólo existía una chica con esa cualidad.
— Shinoa, no estoy de humor.
La pelimorada ladeó su cabeza, mirando un tanto apenada al azabache deprimido. Sus instintos nunca se equivocaban, pero en aquella ocasión, desearía que lo hubiesen hecho.
Aceptar la razón de la tristeza ajena, sería dar por sentado el haber perdido la batalla en contra del teñido. Su orgullo estaba en juego, al igual que la amistad que compartía con el ojiesmeralda.
De un suspiro, acomodó su cuerpo a un lado del contrario, tomando suficiente aire como para soltar lo que había estado guardándose para ella durante mucho tiempo.
— Aún no te he dado tu regalo. —se maldijo al sentir un temblor poseyendo ambas manos, agradeciendo el que Yuu aún no levantase la mirada.
— No es necesario que me des nada.
— Será lo último. —murmuró por lo bajo, por primera vez ganándose la atención del ojiverde.
Yuu le miró curioso, buscando en ella los rastros de una broma que no existía.
Algo andaba mal.
— ¿Te pasa algo? —se atrevió a preguntar, más en esta ocasión, fue la contraria quien no supo dar la cara. Ella parecía hipnotizada mirando una caja entre sus manos, ajena a todo lo que pudiese causarle daño.
¿Cómo expresaría sus sentimientos a un chico tan despistado como Yūichirō? No se había preparado mentalmente para eso...
Esa mañana tan solo buscaba un momento para entregar el obsequio de cada año, sin ningún problema y sin la necesidad de decir u explicar algo. Las cosas dieron un giro muy brusco desde el momento en el que encontró al chico cuando robaba una de las cartas que iban dirigidas a cierto ojizafiro. ¿Qué es lo que hacía?
Seguirlo no fue muy difícil, él rara vez se giraba en busca de alguien que pudiese descubrirlo. Fue entonces cuando comenzó a atar los nudos.
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ღ Beso Travieso ღ [MikaYuu]
Hayran Kurgu¿Sabías que resolver un simple test puede terminar con resultados sexuales? Una simple pregunta... fue el detonante que provocó al menor. • - Nombre: Yūichirō Ichinose. • - Objetivo: los labios de Mikaela Hyakuya. Ese beso sería suyo. -Obra [Chico...