Salir de fiesta

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Había pocas veces en la vida de una persona que puede decir que se salió con la suya. Ahora yo estaba entre esas personas y esas pocas veces en la vida también.

Y debo aclarar que mi billetera no se vio afectada por mi falta de contención o mi últimamente muy desarrollado sentido de la impulsividad.  Ni siquiera hizo falta un abogado tampoco.
Después de golpear al agente Keen, es decir, atacar abiertamente a un agente federal, salí impune. Eso daba mucho que decir acerca de la justicia en este país. Pero no iba a quejarme. Por que esta vez la víctima había sido yo y el agente Jensen está de acuerdo.

Si, él había dictaminado a mi favor. Luego de mi pequeño desliz, le había pedido a su compañero que se marchara y a mí me había ofrecido una no muy sinceras disculpas. Evidentemente los médicos no éramos del agrado de la fuerza policial o tal vez yo no lo era.
Tampoco iba a detenerme a pensar en estas insignificancias, así que luego de obtener mi recién revalorizada libertad, salí volando del edificio antes de que se arrepientan.

....

Tenía un par de días libres después de la situación de extremo estrés que habíamos sufrido. Bueno, eso no era tan así. En realidad, me había tomado un par de días libres porque necesitaba un poco de tranquilidad. Y con un par me refiero a dos días. Si, tampoco iban a darme más, en el hospital necesitaban la mayor cantidad de personal. Lo entendía aunque a veces pensaba que estaba en una clase de esclavitud moderna pero después recordaba cuanto había trabajado para llegar a donde hoy y se me pasaba.

Volviendo a mis dos días libres. El primero, lo había pasado una gran parte en ese interrogatorio y luego cuando me salvé de ello por los pelos, fui decidida a casa a hacer algo sumamente productivo, como tirarme a dormir hasta el día siguiente.

Así había desperdiciado el primer día libre. Aunque pensándolo bien, yo no sentía haberlo desperdiciado. Desde mi punto de vista había recargado energías para todo el mes. Visto de esa forma parecía que había hecho una tarea increíble y bueno, también me quitaba cierto bichito de culpabilidad.

El punto de todo esto es que el segundo día sería diferente. El día de hoy me había despertado con otra energía, otra cara y unas ganas renovadas. No iba a quedarme en el departamento a leer o mirar series, cosas que ciertamente disfrutaba, hoy tenía ganas de salir y disfrutar.

Como me había resignado a que perdí mi celular, no iba a poder llamar a mis escasas, muy escasas amigas para hacer algo en la noche. Pero si sabía de alguien que estaría libre, aunque fuera día de semana. Así que me puse zapatillas, dejé comida en el tazón de Jon y salí.

En unos minutos ya estaba en puerta del almacén de Nick.

- Buenos días cariño- siempre, siempre, siempre me recibía con esa sonrisa. A mí no me gustaba Nick, estaba segura de ello pero amaba que me saludara así, como si realmente estuviera feliz de verme. Me hacía sentir bien.

- Hola tonto- me senté en el mostrador de un salto y él se acercó. Le di un beso en la mejilla y me abracé a él. Necesitaba sentirme reconfortada. La angustia de estos días me había caído encima en un minuto al verlo ahí sonriéndome y pensar que podría no haberlo visto más.

Y no hizo más que corresponderme. Me abrazó también con una brazo mientras con el otro me acariciaba el cabello. Eran estos tipos de momentos los que confundían a nuestros vecinos y los que volvían loca a Marian. A veces nos comportábamos así.

- ¿Qué sucede gatita? Ya te diste cuenta que no podes vivir sin mí ¿cierto?- y sonreí también, porque su entusiasmo siempre era contagioso.

- No digas tonterías. Tu novia te invita a salir esta noche. ¿Qué decís? Nos tomamos algo en alguno de esos lugares modernos que a vos te gustan.- dije mientras hacías muecas.

-Mmm, no me convence. Vos nunca querés salir. Dale, no es necesario que lo hagas por mí, yo con pizza y cerveza en tu apartamento estoy bien.

- Tengo ganas de ir afuera- hice un puchero que debió ser muy gracioso porque él se estaba riendo- Mira que hasta me pongo falda ¿no?.

De repente se calló. Él sabía que la falda era cosa seria.

-Me apunto. En la noche te busco mi amor.

¡No puede ser cierto!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora