Cuando más caminábamos, más frío sentía. La primavera ya estaba golpeándonos con el sol cálido y el olor de las flores que poco a poco aromatizaba el aire; pero ese día había un viento helado que soplaba constantemente y congelaba mis orejas y la punta de mi nariz. Metí una mano dentro del bolsillo de mi abrigo. La otra mano estaba entrelazada con la de Jason.
Habíamos bajado del avión minutos atrás y estábamos cruzando el descampado para ir hasta la entrada principal del aeropuerto, donde había mucha gente, puesto que ya estaba anocheciendo y en cualquier momento los vampiros iban a salir de caza.
Jason se detuvo cuando estuvimos frente a una furgoneta negra. Ignoré el hecho de que el auto era de mi tamaño. Jason abrió la puerta y tiró su mochila y ambas maletas; la suya y la mía.
—Sube, pequeña.
El interior del vehículo era horrible. Tenía asientos cómodos, era espacioso y lindo, pero se sentía incluso más frío que en el exterior, sólo que sin viento.
—Está congelado aquí —me quejé involuntariamente cuando me senté en el asiento de cuero negro, que estaba igual de helado que el ambiente.
—¡Sean! Ven aquí.
Sean apareció con unos segundos de demora.
—¿Qué sucede?
—Tú irás en esta. Jinny tiene frío, el interior está helado —le explicó apoyado al margen de la puerta con Sean a su lado.
Sean soltó un bufido sonoro.
—Está bien —se resignó.
No pregunté nada, bastaron unos segundos para sacar mis propias conclusiones. Sean debía poder controlar los elementos, cambiar el clima o algo relacionado con eso que pudiera hacer que ese lugar dejara de parecer el polo norte.
Después de esperar más de veinte minutos sentada con la compañía del ambiente climatizado, todos ya estaban acomodados e impacientes por irnos de ese lugar. Alix decidió conducir, así que Sean estaba sentado a su lado, en el asiento de copiloto, mientras que Jason y yo íbamos atrás. El resto de ellos subió a la furgoneta blanca que estaba detrás de nosotros. Alix encendió el vehículo y comenzó a manejar rumbo a un lugar desconocido, pero que tenía entendido que iba a ser un hotel de lujo. La furgoneta blanca nos siguió en todo el recorrido.
Transilvania era la cuna de los vampiros, todo el mundo sabía eso. Los primeros vampiros se revelaron en esa ciudad y poco a poco se fueron sumando alrededor del mundo, excepto en ciertas zonas boscosas, donde años después se revelaron los hombres lobo. En ese momento se dio un cambio radical: el pueblo humano temía por las nuevas criaturas superiores que aparecieron y comenzó una caza extrema con cruces inútiles y ajo rociado en las aberturas de cada caza. Cuando se dieron cuenta de que eso era inútil, se rindieron, pero los vampiros solamente ofrecieron un acuerdo de paz para que todas las criaturas compartieran el mismo mundo sin enfrentamientos. Entonces se crearon las leyes y los vampiros (y hombres lobos y brujos) se integraron en la sociedad humana y pudieron ser quienes verdaderamente eran.
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Jason ©
VampirosLos vampiros se revelaron en el mundo hace mucho tiempo, y desde entonces, humanos y vampiros convivieron bajo la vigencia de nuevas leyes. Jinny Coleman era una humana aficionada por los vampiros. Una noche tuvo la mala suerte de toparse con el dia...