Falsa amenaza

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Quiero aclarar que este fic nacio gracias a un reto de Hananasu, publicado en Amor Yaoi, por lo tanto hay otra historia participante, escrita por yuki_00 llamada "Una nueva oportunidad".

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Un hermoso doncel de largo cabello rubio y ojos azules, caminaba tristemente entre las lapidas del cementerio, intentando mantener una actitud desinteresada mientras sostenía un ramo de rosas blancas y azules. Recordaba que eran sus favoritas, y le hubiese encantado regalarle flores en otra situación, pero no así, no ahora. Ni siquiera sabía si había hecho bien en comprarlas… tal vez era mejor traer un tazón de ramen instantáneo porque a él le encantaban.

Inútilmente intento sonreír como antaño, pero en sus labios solo se dibujó una sonrisa melancólica al quedar de pie frente a la tumba que pretendía visitar: ostentosa como él, como su vida y extrañamente fría. Mientras las flores marchitas le daban un aspecto descuidado. ¡No tenía ni un mes muerto y ya había quedado en el olvido! ¿Por qué nadie lo había ido a visitar desde que murió? Ahí notaba lo importante que había significado para la vida de los demás… nada. Entonces su rostro adquirió una expresión enfadada y pateó la lapida con frustración, comenzando a llorar al momento de arrojar las rosas que había comprado. Se sentía tan frustrado y tan enojado… pero no con él… con ellos.

—¡Viejo idiota! —Gimoteó cayendo de rodillas, dejando que su largo flequillo cubriera sus ojos—. ¿Por qué diablos te moriste? ¡¿Eh?! Tenías que esperarme…  lo prometiste, Naruto. ¡Maldito anciano pervertido! —Se limpio las lágrimas con el antebrazosin dejar de sollozar—. Dijiste que me esperarías hasta que volviera… ¡Solo me largue dos putas semanas! ¡Dos! ¡Eres un mentiroso…! Tú también me dejaste… lo habías prometido… ¡Y no me importa ser un puto egoísta, porque te quiero aquí conmigo! Ahora…

Bajó la cabeza llorando, porque para Deidara, Naruto representaba su todo… lo amaba demasiado, claro que no de manera sentimental-romántica, ya que nunca pudo definir el cariño que le tenía. Tal vez era equivalente al que sientes por un amigo de la infancia, uno que siempre estuvo ahí cuando lo necesitaste, o puede que sea un amor como el que profesas a un padre o hermano… ¿qué importaba eso en estos momentos? Igual lo había perdido.

Habían pasado más diez años desde que se conocían y vivieron tantas cosas… no siempre eran felices pero las atesoraba demasiado. Ahora solo le quedaban recuerdos de aquel hombre: alegre, divertido y protector, por lo que cerró sus ojos al pensar en lo curioso que fue su primer encuentro…

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Londres; Inglaterra, 1990

Una hermosa mujer de cabello azulado se acercó a Deidara, quien permanecía sentado en una silla apartada en la cocina; comenzando a frotarle la espalda, ya que veía a su amigo muy deprimido desde que había llegado al restaurante a trabajar. En aquel entonces, el pequeño rubio de tan solo diecisiete años se ganaba la vida tocando el piano por las tardes en un restaurante de lujo, ubicado en el centro de Londres.

—¿Qué paso? —Cuestionó con dulzura—. Ayer te veías tan animado y hoy parece que se te acaba de morir el novio.

—Es algo peor que eso —se dejó abrazar por la mujer—. Hoy en la mañana fui a ver la universidad a la que quiero entrar…  —gimoteó—. Konan~… la colegiatura es altísima y eso sin mencionar el costo del material. Pero eso no es todo, resulta que me acaban de subir la renta y bien sabes que mi madre está enferma… no sé qué hacer —sonrió con amargura, dejando que las lagrimas empaparan sus mejillas—. Incluso pensé en prostituirme.

Deseo... amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora