Capítulo 23

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Sentí una mano en mi cintura y luego su voz habló:

- Si me lo permiten, quisiera robarme a mi esposa por unos momentos-

Giré mi rostro y lo encontré sonriéndole a mi familia. Miré a mi madre con una sonrisa de disculpa. Ella solo me sonrió y me animó a caminar con él.

-¿Me concede esta pieza, Mrs. Abel?- me hizo una reverencia-

- Sería un gran honor bailar con usted, esposo mío-

Él soltó una carcajada que me hizo reír igual. Todo era tan perfecto. Lo amo.

Tomó mi mano y nos dirigimos a la pista. La canción que tocaba en esos momentos era una lenta, perfecta para el momento. Sus dos manos se enrollaron en mi cintura, mientras mis manos fueron a su cuello. Estar de esta manera con él era algo de lo cual podría acostumbrarme por el resto de mi vida. O bueno, ya estaba acostumbrada. Jake bajó su cabeza y me besó. Fue un beso corto pero significaba demasiado. Cuando se separó, juntó nuestras frentes.

- Te amo, Emily-

- Te amo, Jake-

Volvió a besarme, esta vez fue un poco más duradero, pero en el momento en que ibamos a separarnos, Jake mordió mi labio inferior. Nos separamos sonriendo y lo miré a los ojos. Azul a verde. Mi preferido. Él me miraba de la misma manera. No había nada que pudiera separarnos. Y si esto era un sueño, no quería despertarme.

En esos momentos sentimos un flash en nuestros rostros. Miramos a la derecha y nos sorprendimos de ver a un periodista. Jake había hecho todo esto en secreto. No quería que nadie se enterara ya que no quería meterme en problemas con la farándula. Y yo tampoco quería. No permitimos ninguna cámara en la boda por el mismo motivo.

Tan pronto como vieron el flash, los guardaespaldas que Jake habían contratado, tomaron al hombre y se lo llevaron fuera de la playa. Me tensé. No deberían lastimarlo.

- Tranquila, Emma. Solo lo llevaran al hotel y le quitaran la cámara. No lo lastimarán-

Relajé un poco mis músculos aunque sé que no dejaré de pensar en esto toda la noche.

Después de 4 canciones bailando juntos, Jake me llevó aparte en donde la playa se unía a la arena. Yo me había quitado las zapatillas desde hacía un buen rato, y no me importaba andar descalza por la arena. Es más, lo amaba. Amaba este momento. Amaba estar con Jake y sentirme la persona más feliz del mundo. Cuando él creyó que era una distancia prudente de donde estaban los demás invitados, se detuvo y se giró hacia mi. A pesar de ser de noche, la iluminación natural de la luna llena alumbraba todos sus rasgos, y podía observar su gran sonrisa. Era una sonrisa tan natural que no tuve ni que dudarlo. Me lancé a él y junté mis manos por detrás de su cuello. Nuestros labios unidos eran perfección.

- Te tengo una sorpresa- me dijo al instante en que nos separamos-

- Ay no- me quejé- Espero que no sea otro regalo comprado-

Él rió. - Estoy seguro que te gustará. Pero te lo daré cuando vayamos a nuestro hogar-

- Eso suena tan hermoso- dije sonriéndo y juntando su frente con la mía- Nuestro hogar-

- Siempre y cuando sea a tu lado, será hermoso. Sin importar que sea una casucha de madera en medio del bosque-

Su sonrisa me derritió más. Y lo volví a besar. Él me abrazó fuertemente por la cintura y me levantó inesperadamente para dar una vuelta en el aire. Solté un pequeño grito por el susto pero luego me reí a carcajadas cuando me volvió a soltar. Sus manos me acariciaron levemente la espalda, subiendo y bajando con un ritmo suave mientras no dejaba de mirarme y sonreírme. Un escalofrío recorría por mi espalda al sentirlo así, e inconscientemente, me acerqué más a él. Mi cuerpo rozaba con el suyo en puntos bastante estratégicos. Y también pude sentir como su ya familiar amiguito, despertaba.

Mi Amor Platónico {Jake Abel}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora