Mi Amor Platónico {Jake Abel}

Capítulo 27

Dos meses después.

Narra Emily:

Me tomo un largo trago de la botella de whiskey que compré a escondidas de Andrea ayer. Ya está molesta de que yo solo beba, fume, y no haga nada por la vida. Este trimestre, mis notas bajaron en gran escala, pero eso no me importa. Ya nada me importa. Perdí a Jake. Perdí al amor de mi vida y no puedo soportar esta mierda que llaman "vida". Andrea y Logan se pasan negándome el beber y fumar. Dicen que le hace daño al bebé. ¿Creen que no lo sé? ¡Por Dios! Claro que lo sé. Este bebé es el culpable que de Jake me dejara. Es el culpable de que yo esté sufriendo por él. No quiero vivir si no es al lado de Jake.

Tocan tres veces a la puerta y yo escondo mi botella debajo de la cama lo más rápido que puedo. Sé que no es el mejor escondite pero es lo primero que se me vino a la mente.

-¿Emily?-

-¡¿Qué?!- grité-

- Abre la puerta-

Rodeé los ojos. - Está abierta, pendeja-

Ella entró mirándome con el ceño fruncido. Los insultos cada día se volvía más adheridos a mi lenguaje, y nadie se salvaba de recibirlos. Ni siquiera ella.

- Saldré con Logan hoy. ¿Estarás bien?-

- Seh- respondí sin ánimos mirando al techo-

- Cualquier cosa le diré a la vecina para que esté pendiente. Si necesitas algo, puedes llamarla o ir donde ella-

Me reí sin humor. - No necesito una niñera, Andrea. Soy bastante grandecita, ¿no crees?-

- Con el ánimo que tienes ahora, no sé ni qué pensar. Pareces una niña pequeña con rabietas-

Volví a reirme y giré mi rostro hacia ella.

- Lárgate ya con Logan a follar como conejitos y déjame en paz- volví a mirar al techo-

Si, tal vez estaba siendo una desgraciada y una malagradecida, pero tenía tanto odio y dolor dentro de mi que era difícil guardármelo.

Por el rabillo del ojo la vi acercarse a la cama. Se sentó en el borde y eso me molestó. No quería a nadie a mi lado ahora. La volví a mirar pero con odio. Ella me sonrió en una mueca dolorosa. Luego bajó su vista a mi vientre.

- Ya se te está empezando a notar la barriga-

- No empieces con eso, Andrea-

Sí, la barriga ya se me notaba, a pesar de que había perdido mucho peso en los últimos meses. Digamos que mi alimentación consiste en alcohol los siete días de la semana, y una comida decente cada 4 días. Lo peor es que la barriga parecía una maldita pelota de baloncesto. Se supone que a los 5 meses no sea tan gigante.

- Emi...-

- No- le corté-

Sabía que venía a decirme que tengo que ir a un médico para asegurarme que el bebé estuviera sano, pero la realidad es que no me importa si lo está o no. Ya no me importa nada en esta vida.

- Puedes irte, Andrea- dije con voz más calmada-

-¿Segura?-

Asentí con la cabeza. Ella se acercó más a mi y me abrazó. Sin embargo, no le respondí. Un avance era que no la apartara a patadas. Ella se fue minutos después, y entonces pude volver a sacar la botella que tenía whiskey. Bebí un largo trago y me recosté contra la cabecera de la cama. Quería que todo el dolor que sentía desapareciera, pero sé que el alcohol no iba a ser suficiente. Me levanté de la cama y caminé hasta la cocina. No tenía ganas de comer. Miré a mi alrededor queriendo encontrar algo que pudiera ingerir para no sentir.