El azabache levanto aún más su ceja, esa respuesta no lo convencía nada, pero se abstuvo de volver a preguntar, dejándolo como algo pendiente entre ustedes.
—Bien ¡Nos vemos mañana! —Alzando una mano en signo de despedida hacia ti mientras salía por la puerta. También alzaste la mano hasta que cerró la puerta. Suspiraste un momento parada en la entrada con la vista pegada al piso, reflexionando acerca de lo que había pasado, estabas cansada mentalmente, no querías ya hablar con nadie.
Regresaste a tu habitación a pasos lentos y vagos. Te pusiste a ordenar tus cosas para el día siguiente hasta que te percataste de que a Kageyama se le había quedado su lápiz sobre el escritorio, "Idiota..." pensaste al verlo. Lo guardaste dentro de tu mochila para regresárselo mañana.
Te disponías a ir hacia la preparatoria hasta que el ruido de unos pasos pesados, muy reconocibles, se acercaban en tu dirección. Tu madre.
—Ah ¡Qué bueno que todavía no te has ido! —No se había levantado todavía, le había sonado la alarma, pero de seguro la apagó por error, error, claro—. Necesito que pases a comprar a la tienda unas cosas para tu padre —Dice mientras te tira una nota sobre la mesa y camina hacia su habitación para volver a dormir. Chasqueaste la lengua y recogiste la nota. "Pan sin grasa, huevos de codorniz..." y otras innumerables cosas que, lo más probable, ni siquiera existan. Que rayos pasa por la cabeza de tus padres, de seguro ni siquiera Dios sabe eso.
Llegaste a la preparatoria sin ninguna novedad y sin tomar en cuenta la rara lista de tus padres. Extrañamente no te habías encontrado con Kageyama en todo el camino, debió quedarse dormido, quizás. Reflexionabas de camino a tu salón en donde rayos ibas a conseguir las cosas que pidieron tus padres. Hasta que un viento que rozo tu espalda te saco de tus pensamientos. Cabellos naranjas pasaron como un suspiro.
—¡Hinata! —Gritaste al ver su cabellera, llamando la atención del chico hiperactivo que se dio media vuelta en cuanto te escuchó.
—¡Oh! ¡Buenos días! ¿Cómo estás? –Menciona alegremente y dándote una sonrisa muy cálida que te da un pequeño escalofrío.
—Muy bien, gracias. ¿A dónde vas tan apurado? —Normalmente eras muy directa así que no dudaste un segundo en preguntarle por curiosidad.
—Voy al gimnasio —Abriendo los ojos como si hubiera recordado algo importante—. ¡Ohm! ¡En el almuerzo hablamos! –Reanudando su corrida mientras se despedía.
Quedaste un poco impaciente y muy curiosa acerca de lo estaba haciendo el peli-naranjo, pero por ahora solo restaba esperar hasta el almuerzo. Estabas muy ansiosa, aunque era extraño viniendo de ti, había una razón detrás de ello, puede ser.
Estaban a la mitad de la clase y no había señales del azabache. Ayer se veía bastante bien, puede ser que haya comido algo en la mañana que le cayó mal y se enfermó, otras cosas se venían a tu cabeza para razonar respecto a la ausencia de este. Pero todo fue tirado tras el toque de la puerta del salón y posterior la aparición de un Kageyama bastante agitado, pidiéndole disculpas al profesor que, de todas formas, lo castigó con unos baldes fuera de la sala.
En cuanto sonó el timbre de descanso, te aproximaste al azabache medio insegura. Le tocaste levemente la camisa para llamar su atención y lo miraste.
—¿Estas bien? –Vacilando un poco, pero preocupada—. No te vi en la mañana, pensé que te habías enfermado o algo así —Bajando la mirada.
—¿Eh? —Dándose vuelta hacia ti bruscamente que, por poco, choca contigo—. Salí antes —Dice cortante como respuesta.
—¿S-Sucedió algo? —Diste unos pasos hacia atrás.
—Solo quería llegar antes —Con desgano mientras volvía a darse vuelta para seguir caminando.
Te quedaste parada un momento, viéndolo como se alejaba. ¿Estaba enojado? ¿Fue algo que hiciste? ¿Por qué actúa de esa manera?, era la primera vez que le tomabas importancia a algo que no tuviera que ver con el voleibol o estudios. Comenzaba asustarte, nunca lo habías hecho, ni tampoco pensabas hacerlo.
Por fin había llegado la hora de almuerzo, sentiste que Kageyama te ignoraba. En cuanto sonó el timbre, desapareció, aunque eso era normal de él, pero esta vez ni siquiera te dio tiempo de verlo salir por la puerta.
Ahora era tiempo de hablar con Hinata, estabas más ansiosa que nunca, más que antes de ver un partido, tus manos transpiraban, no entendías por qué, pero lo estabas. Pasaste al baño a lavarte las manos y con tu bento y te dirigiste hacia el salón de Hinata.
—¡H-Hinata! —Acercándote cuando lo viste salir.
—Qué alegría verte —Con su bento en la mano—. ¿Quieres ir al patio a comer?
—S-Si –Desviando la mirada del chico y asintiendo tímidamente.
En el patio no había muchas personas, unos pocos estudiantes que lentamente se retiraban. Se sentaron justo debajo de un árbol donde la brisa podía sentirse en su máximo esplendor a esa hora de la tarde. Cada uno desenvolvió su bento y comenzaron a comer, hasta que decidiste preguntarle acerca de lo sucedido en la mañana antes que la curiosidad te comiera por dentro.
—Hinata, ¿Por qué ibas tan apresurado al gimnasio? —Dirigiéndote al mencionado mientras dejabas los palillos a un lado para prestarle toda tu atención.
—Mmm... —Tragando la comida que tenía en la boca—. Me iba a juntar con Kageyama —Dice sonriente con unos cuantos granos de arroz en el rostro.
—¿Kageyama? —Un poco desconcertada, pues no veías a esos dos como buenos amigos, para ti eran incompatibles como amigos fuera de la cancha—. Vaya que buenos amigos que son —Dices sonriente mientras quitabas del rostro del chico unos cuantos granos de arroz y seguido te los comes. Esto no te causaba ninguna vergüenza, pero el Hinata no pudo evitar avergonzarse de ello y desvió la mirada de la tuya.
—Bueno, no podría decir que Kageyama sea mi amigo del todo —En un tono bastante deprimido mirando el cielo. El viento hacia que se movieran sus cabellos naranja de forma muy sutil, pero realmente se veía muy genial—. Me gustaría serlo, sinceramente, pero no puedes pedirle peras al olmo, ¿no? —Volteando a mirarte para sonreírte amargamente. Te sentiste muy mal, Hinata solo quería ser un amigo para Kageyama, pero este último por su forma de ser sería difícil.
—¡H-Hinata! ¡N-No te preocupes! El tiempo puede ir a tu favor. Veras que Kageyama dejara esa actitud –Dices tratando de alegrarlo. Hasta que una silueta a lo lejos, muy familiar se acercó a ustedes con pasos pesados y arrastrados.
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Perdón no haber actualizado está historia :'v
Lo terminaré :3
~Gracias por leer~
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[HQ] [Serie] [Kageyama❤Lectora] Amor Por Un Idiota
Fanfic[Anime: Haikyū] Eres una chica muy aplicada, seria, esforzándose para tener un mejor futuro y escondes tu pasión por el voleibol, pero terminas ayudando a tu compañero de clase y vecino Kageyama Tobio que descubre esto. ¿Qué harás ahora?