Cuándo éramos jóvenes

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Niños éramos ambos, en el reino
junto al mar...
E. A. Poe
Annabel Lee

Las personas no dejamos de crecer, porque crecer significa aprender. Cuándo crecemos, evolucionamos.
Podía escuchar la voz chillóna de un pequeño pájaro y sin pensarlo dos veces, corrí hacia el ruido. Cerca de un árbol, un pequeño pájaro yacía con el ala rota. Sentía que pequeñas lágrimas caían de mis ojos y lo tomé con cuidado con mis manos.
Empecé a concentrarme todo lo que pude en una sola cosa: curar al pájaro. Una energía empezó a emitirse de mis manos y el ave estaba curada. Emocionado, fui corriendo hacia mis padres.
-Mami, mami- dije emocionado.
Mi madre desvío su vista de su trabajo y poso su mirada en mi.
-Que quieres, Yong?- mi madre me miró con cierto temor. Algo que siempre hace.
-Encontré a este pequeño pájaro con el ala rota y lo curé...
-Con magia?- dijo mi papi.
No sabía que responder. A mis papis no les gusta que use eso que llaman magia, pero tampoco me gustaba mentirles.

-Si papi, pero lo curé...
-Que te dijimos sobre la magia?
-Que si la uso, hombres malos van a venir por nosotros. Pero la magia es buena, curé al pájaro.
-Está prohibida.
-Pero mami.
-Nada de peros, sabes lo que tu padre y yo opinamos sobre la magia Yong. Es mala y solo lastima a las personas. Ahora ve a trabajar y baja la cabeza.

Obedecí sin cuestionar. Odio que mis padres me teman y que ellos duden de que la magia no pueda hacer algo bueno.
Odiaba tener que dormir en cuarto muy lejos de mis padres y que nunca me llamen hijo.
Odio escuchar a mi madre llorar y preguntarse que hizo para tener un hijo con la marca del demonio en los ojos y en el pecho. Odio no que ellos no me lleven a ningún lugar fuera de esta granja y no conocer otro sitio que no fuera este.

Pero se que enojarme no me llevará a ningún lugar y se que algún día les mostraré que la magia es buena. Algún día le compraré a mi mamá los vestidos mas hermosos que merece la mujer mas linda de Indonesia y conseguiré la esposa mas hermosa que hará que mi padre se sienta orgulloso. Algún día, mis padres dejarán de temerme y odiarme.
Siento que mis ojos de gato brillan de emoción. Algún día, usaré la magia para ayudar.
Algún día seré muy grande.

***

Nueva York, 1997.

Desperté del sueño. Mi cara estaba bañada de sudor e hice aparecer una toalla para limpiarme la cara.
Tengo ese día muy enterrado en la profundo de mi memoria. Ese día, fue el día que perdí a mi madre. Agradezco que lograra despertarme en esa parte del día y no en el momento en el que encontré a mi madre colgando del techo con una cuerda en su garganta. Recuerdo lo confundido y aterrado que estaba ese día. Me levanto cuándo siento un aroma a café quemado. Voy hacia la cocina y veo a mi gato Don Juan burfarle a Julia, la chica con quién dormí.
-Que está pasando?- pregunto. Todo se queda en silencio.
-Magnus- dice Julia- Despertaste, te iba a llevar café a la cama.
-Está quemado, Julia.
-Como lo supiste?
-Puede olerlo desde la cama.
-En fin, te iba a llevar café. Pero tu tonto gato empezó a molestarme y ya van tres veces desde que vengo que lo hace. Estoy empezando a creer que me odia.
-Vas tres noches que duermes aquí y esta es la primera vez que despierto y tu estás en mi casa.
-Si, lo se. Escucha, Magnus- ya sabía adonde quería ir- Eres un hombre maravilloso. Eres atento, dulce, divertido y un dios del sexo en la cama y fuera de ella. Pero...
-Pero que?
-Ya van tres noches juntos y eso significa que podrán ser cuatro, y luego cinco y después seis. No estoy interesada en mantener una relación sentimental contigo y estoy segura que te tampoco estás para tener una relación seria.

Me quedé sin saber que decir y Julia pareció creer que mi silencio era una afirmación. Julia me dio un beso en los labios y luego miró de mala manera a mi gato antes de salir por la puerta.
Julia tenía razón, yo tampoco quiero una relación. Pero los últimos días con ella me hacía considerar lo contrario.
Últimamente me he sentido solo por la noche (aunque esté mi gato para hacerme compañía) y conocí a Julia en un bar de subterráneos. Ella me pareció muy hermosa en cuanto la vi.

Malec, One Shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora