De negro y azul (AU)

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...y ése fue el principio de una pasión legítima que nadie quiso entender.
Gabriel García Márquez
Del amor y otros demonios.


Ni siquiera la runa de glamour mas eficaz de todas habría servido para que no se vieran.
Alec era uno de los pocos shadowhunters a los que les podía interesar la cultura mundana y todo, gracias a su madre. Ella nació mundana, pero cuándo conoció a Robert y este le contó la verdad sobre su mundo, Maryse decidió unirse a las filas de shadowhunters.
La ex mundana crió a sus hijos con un buen concepto sobre la gente que protegían, logrando además, que tuvieran curiosidad sobre ese mundo.

Después de cada misión, Alec solía ir al parque y descansar de la ajetreada vida que llevaba. Muchas veces, se preguntaba lo que sería ser un mundano. Aunque, siempre preferiría la cultura de los shadowhunters sobre todo. Excepto, por algunos aspectos: el rechazo hacia los que son diferentes.
Alec llegó al parque, traía un libro y unas armas en un bolso. La runa de glamour hecha recientemente.

Alec se sentó en una banca del parque y se puso a leer. Pero la poca tranquilidad que tenía se había perturbado en cuánto escuchó música.
Fijó la vista hacía donde provenía la música y vio a unos bailarines. Alec decidió irse y tratar de buscar otro lugar para leer y preferible, lejos de la música.
Sin embargo, cuando estaba por alejarse, volvió su vista hacia los bailarines. Uno de ellos logró captar su atención, tenía una musculosa color amarilla con muchas lentejuelas, un pantalón ajustado, zapatillas y el pelo con mechas color azul y violeta eléctrico. Tenía maquillaje en el rostro. Por un momento, las miradas de Alec y el bailarín con exceso de brillo, conectaron. El cazador de sombras quedó extrañado por qué aquel chico lograra verlo. Aunque sabía de mundanos con la visión.
Alec se había quedado un tiempo viendo como el chico daba vueltas y lograra moverse con tal precisión.
Cuando los chicos dejaron de bailar, Alec entró en pánico. Es más, el guapo desconocido se estaba acercando a él. Alec no sabía que hacer, por lo tanto hizo lo único que cruzó por su cabeza en ese momento: salió corriendo de allí. Dejando al apuesto desconocido con una mirada que reflejaba lo muy confundido que estaba por la acción del pelinegro.

***

Alec llegó a su cuarto y se encerró por toda la tarde. Como había podido escapar de aquél chico de esa forma? Alec se tapó la cara con las manos, debido a frustración.
El reconocía su orientación sexual, pero aún así, era muy tímido. Sus padres estaban empezando a aceptar su homosexualidad, a diferencia del resto de los shadowhunters que lo único que hacían era rechazarlo.
El pelinegro pensó que estaría todo el día en su cuarto, pero había olvidado algo: la molesta curiosidad de su hermana menor.
-Alec- dijo ella mientras entraba a la habitación- Mamá ya preparó la cena, por qué no vienes?
-No tengo hambre- dijo Alec.
-No seas tonto- le reprochó Isabelle. Pero al prestar mas atención a su hermano, pudo ver la preocupación en su rostro- Quién es él?
-No hay nadie, Izzy...
-No me mientas, quiero todos los detalles.
-Hoy fui al parque y vi a un chico...
-Y como se llama?!
-Ni siquiera se su nombre, Isabelle. Yo llegué al parque...

Alec le contó a su hermana  sobre su encuentro con aquél mundano. Su hermana lo había reprochado por escapar de esa forma.
-Tienes que ir a verlo- le dijo su hermana.
-Y si no está allí?- le respondió Alec- Y si está con alguien? Y si no le van los chicos?
-Alec- dijo Isabelle- nadie que sea heterosexual usaría tanto brillo como ese chico. Y si lo encuentras o no, eso no lo sabes. Ve y arriesgate, hermano.
-Y si tiene pareja?- preguntó Alec, con preocupación- Y si me trabo cuando le hable?
-Entonces, usa la runa para el valor. No puedes dejar ir a ese chico.

***

Alec decidió seguir el consejo de su hermana y empezó ir al parque cada día, esperando encontrar al bailarín.
Habían pasado varios días y Alec seguía sin encontrarse con el chico. Pero un día, ambos habían vuelto a encontrarse.
El chico vestía de la misma forma que la primera vez que lo vio. El ojiazul esperó a qué la función terminara y después que lo hizo, decidió acercarse.
-Hola- le dijo Alec.
-Hola- le saludó el chico.
-Me encantó la función de hoy.
-A mi me gustó que hayas regresado y decidieras hablar conmigo.
-Me recuerdas?
-Claro, como no olvidar esos ojos azules y esa ropa negra. Y los tatuajes sobresalen mucho.
-Estás libre?
-Por qué? Planeas hacer algo conmigo?
El chico le sonrió coqueto a Alec. El cazador de sombras sintió su cara enrojecer.
-Amo cuándo te sonrojas.
-Pero es la primera vez que lo hago frente a ti.
-Y yo creo en el amor a primera vista.

El rostro de Alec volvió a enrojecerse y el chico sonrió.
-Estoy libre en este momento. Que te parece tomar un café?
-Me encantaría.
-Soy Magnus Bane.
-Alexander Lightwood.
-Es un placer conocerte, Alec.

Uno...dos...tres...sonrojo.




Ya está disponible el capítulo 4 de Rey de corazones.
Espero que les gustara el cuento de hoy.

Besos😘
Caro

Malec, One Shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora