Cuarenta y uno.

2.7K 119 5
                                    

Justin se aleja de mi y se sienta en el suelo, quedando yo sobre su regazo. 

—¿Estás bien?—le pregunto preocupada. Y luego veo su ojo izquierdo morado. Me pongo furiosa con el que le haya hecho eso, y estaba casi segura de que fue Jeremy o sus guardaespaldas. Justo cuando estoy por abrir la boca para soltar todo mi odio, soy interrumpida.

—Maldita zorra—gimo al sentir que me toma del cabello, y me arrastra por el piso. Pero a los segundos, ya no lo siento más. Me volteo y veo a Justin empujando a su padre y seguidamente, golpeándolo en la cara. Pero luego Jeremy hace una seña con su mano, e inmediatamente los guardaespaldas se acercan a Justin y lo empujan. Corro hacia ellos y me paro frente a Justin, aunque sabía que esos hombres podrían patearme el trasero sin ningún remordimiento. Pero me arriesgo, no me importa, porque no quería que golpearan a Justin, así que me quedo firme delante de él. Uno de ellos me toma del brazo tan fuerte que me lastima, y sé que va a golpearme, así que cierro los ojos.

—Déjenlos—les ordena Jeremy, y le agradezco por dentro—y váyanse, no vuelvan por aquí nunca más. La próxima vez que vengas, Justin, no les diré a mis chicos que se detengan.—Advirtió. El gorila que tenía como guardaespaldas me soltó empujándome, lo que hizo que Justin gruñera. Gracias a Dios no hizo algo estúpido y se controló, porque hubiera hecho las cosas más difíciles. Jeremy entró al edificio mientras su hijo irradiaba odio y le gritaba insultos. 

Una vez que desapareció, avanzamos unos metros lejos del edificio hasta que Justin paró en la esquina. Tiró de su cabello frustrado, estaba enojado.

—¿Estás bien? Te juro que si...

—Estoy bien—le interrumpí— Justin, cálmate, por favor, todo estará bien.

—No, _________, se jodió todo. Nada va a estar bien. Creo que deberíamos volver a la Universidad.

—Justin, tranquilízate y cree en mí. No vamos a volver.

—No tiene sentido que sigamos aquí, él no me va a dar ningún dato. 

—Mírame—le pedí buscando sus ojos, hasta que los posó en los míos—¿Puedes creer en mí?

Segundos después, suspirando asintió no muy convencido. Entonces ahí fue cuando levanté mi blusa, dejando ver los papeles que tenía escondidos. Él me miró atentamente mientras los quitaba de allí y se los entregaba. Confundido, los tomó y leyó lo que tenía escrito el sobre, seguidamente, lo abrió y comenzó a leer. Sus ojos no tardaron en nublarse y dejar caer un par de lágrimas. Antes de ser su amiga, antes de conocerlo como ahora, me hubiera sido extraño ver a Justin Bieber llorar, pero ahora ya no, porque él era un humano y tenía problemas. Y me gustaba que me contara sus cosas personales, que se abriera conmigo y no le diera vergüenza llorar frente a mí, porque me hacía sentir que confiaba en mí.

Limpió sus lágrimas de su rostro, y en cuestión de segundos, él tenía sus brazos envueltos en mí, abrazándome fuerte.

—¿Qué haría sin tí, __________?—susurró en mi oído—gracias en serio. Te quiero.

Sonreí como una tonta, correspondiéndole el abrazo. 

—Yo también te quiero, Justin.

—¿Dónde lo encontraste?

—Revisé en su oficina cuando se fueron.

—Joder, __________, si él te hubiera encontrado ahí...

—Pero no fue así, salí a tiempo—nos separamos—hay unas hojas que no alcancé a ver que eran, tal vez digan algo importante.

Justin buscó esas hojas entre las cartas de su madre, y empezó a leer una. 

Estúpida Obsesión {Justin Bieber & tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora