CAPITULO 2

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SANTIAGO

Quieres saber lo más raro? El carro, además de usar caballos voladores era capaz de volar solo.

Mientras sobre volábamos Nueva York me encontré viendo a través de la ciudad buscando mi casa, donde mis padres y mi hermana se encontraban, mi hermana estaría en la escuela, mi madre se quedaría en casa y tal vez vería una película. Mi padre habría salido ya al trabajo, a sostener a nuestra familia él solo, era increíble como a pesar de no ser mi padre biológico se preocupaba tanto por mí.

Sebastian no la estaba pasando tan bien. Su cara se puso verde y tenia los ojos fuertemente cerrados, mientras sus dedos se clavaban en su camisa -Por favor, dime que ya casi termina.

La chica (alias Paula) se encontraba en el frente guiando a los caballos directo a lo que parecía ser Long Island. -Si, llegaremos muy pronto.

Solo habíamos estado en el carro unos cinco minutos y yo era capaz de controlar mi aerofobia, pero aun así el vernos yendo a un lugar desconocido con unos desconocidos, que de manera desconocida habían sacado nuestras cosas de nuestra habitación no me inspiraba realmente confianza.

El chico llamado Julian jugaba con las cuerdas de su arco.

-Podrías explicarme otra vez lo que dijiste. -pregunté.

El chico alzó la mirada -Eres un mestizo, mitad mortal mitad olímpico. Igual que nosotros.

-Mis padres ni siquiera fueron a los juegos del año pasado.

Paula puso los ojos en blanco -No alguien que haya conseguido una medalla olímpica, un dios del olimpo.

Le había preguntado mas de siete veces y eso era lo único que respondía, me estaba hartando.

-Ahora podrías explicarme que pasó antes de que llegáramos.

Le conté todo, no porque confiara en ella, sino porque necesitaba decirlo a alguien.

Cuando terminé, Paula me observó fijamente. Pensé que me tacharía de loco y me arrojaría del carro pero ella solo suspiró. -Se enfrentaron contra dos gigantes, no veo como salieron vivos.

Julian fruncio el ceño -Y quienes eran esos dos tipos?

-No lo sé -respondí mientras mi cabeza empezaba a dar vueltas, estuve a punto de caerme pero Julian me atrapó.

-Cuidado.

Ya estábamos llegando a nuestro destino según Paula, las altas montañas de Long Island se abrían paso bajo nosotros. Serpenteamos a través de los árboles (lo que hizo que por poco devolvería el desayuno) y empezamos a llegar hasta un claro cuando una figura oscura pasó sobre nosotros.

Paula palideció -Qué es..?

¡¡¡CRACK!!! Fuimos lanzados hacia adelante a la vez que una especie de cola verde golpeó la rueda, Sebastian aún mareado se tambaleó hacia un lado y se hubiera caído si no le hubiera tomado el brazo y devuelto al carro.

Nuestro transporte volador se balanceaba hacia los lados, Julian se encontraba al frente, estabilizando el trayecto y a los caballos. Paula no se veía por ningún lado, por un momento pensé que había caído, pero luego apareció a nuestro lado.

Sofoque un grito -¡Estas volando!

Era verdad, la chica se balanceaba sobre el viento como Superman, blandiendo su lanza y su escudo

-Gran Descubrimiento, Sherlock. Ahora preparate estamos descendiendo, el dragón se ha ido.

Otra forma oscura golpeó la zona junto a mi y desniveló el carro, enviándonos girando y derrapando en el aire (¿eso es posible siquiera?).

Los Salvadores Predichos: El Cristal de UranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora