CAPITULO 9

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MATEO

Un venti se lanzó sobre Danna, pero ella fue más lista.

Se apartó justo a tiempo para sacar su cuchillo y arrojarlo, este le dio al chico/ángel en el pecho y lo volvió un montón de polvo blanco.

Tres espíritus arremetieron, su error fue pensar que yo estaba desarmado. Disparé dos flechas rápidamente y ellos se volvieron polvo, pero el tercero me agarró de la camiseta y me mandó volando directo al generador. Me golpeé la espalda y caí al suelo, mis oídos estaban zumbando. Oí un siseo, pero fui demasiado lento.

Un par de garras se clavaron en mi hombro y rasgaron mi camiseta, me alejé pero sabía que me habían lastimado. Tenía la visión nublada, pero levanté el arco al tiempo que un venti me atacaba, se deshizo cuando mi flecha le dio en el pecho.

Me levanté y al instante me maree, mi hombro ardía y sentía un líquido caliente derramándose de él. No me atreví a mirar. Había disuelto a... Qué? Tres de ellos, pero aún quedaban muchos, además no sabía cuantos había disuelto Danna.

¡DANNA!

Recorrí la habitación con la vista, estaba peleando con Kelli, la empusa. Pero no le iba bien, tenía un montón de cortes y Kelli la estaba arrinconando, esta última alzó sus garras.

-¡No! -grité. Varios ventis taparon mi camino, disparé flechas y pateé caras hasta que estaba allí, mis manos levantadas y mi cuerpo tumbando el del demonio. Dimos vueltas y vueltas, sus garras intentando herirme y mis manos inútiles, manteniéndola ocupada para que Danna pudiera escapar, cuando golpeamos una de las consolas, Kelli me apartó de una patada. Rode y quedé junto a Danna quien respiraba con dificultad, me di cuenta que yo también. Mi hombro ardía mucho mas que antes y no podía levantarlo para disparar, Danna no se veía mejor. Tenía cortes por todo el cuerpo y las manos desnudas, 10 ventis nos rodearon  y Kelli estaba al frente, sonriendo con suficiencia.

<<Es el fin>> pensé.

-Ayuda... -jadeo Danna. Kelli se acercó.

De la nada, todos mis pelos se pusieron de punta, mi piel se volvió de gallina.

El techo se abrió en dos y un rayo cayó sobre Kelli, reduciendola a un montón de polvo.

-¡Por Zeus!

-¡Por Artemisa!

Dos figuras aparecieron en la abertura y luego llegaron con nosotros, una cargaba un arco y la otra una inmensa lanza y un escudo.

-¡Dramy, Paula!

Paula cargó contra los Venti y Dramy desplegó su arco, mientras que Danna se levantó y me arrastró a una esquina. Pero comencé a marearme, mis ojos empezaron a nublarse, sabía que me hablaba pero era como oírla desde el otro lado de un túnel. 

-No... Matt... Quedate... No... Conmigo.

Me agarró la cara y me besó, lo que fue como una inyección de adrenalina.

Mis ojos dejaron atrás la nube que los tapaba, el cabello de Danna estaba lleno de polvo, tenía los ojos enrojecidos y llenos de lágrimas, había cortes por todo su cuerpo.

Aún así, no dejé de pensar que nunca había estado más hermosa.

Me hizo beber néctar y fui capaz de pararme. El ardor en mi hombro empezó a desvanecerse, entonces recordé la batalla a nuestro alrededor.

A las chicas no les iba muy bien, Paula empalaba y desintegraba un Venti tras otro mientras Dramy disparaba flechas, pero eran demasiados, y cada vez que uno moría, dos lo reemplazaban.

Los Salvadores Predichos: El Cristal de UranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora