CAPITULO 7

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MATEO

Nota mental: Nunca, repito NUNCA, duermas antes de ir a una misión.

Soñé que estaba en una tienda de electrodomésticos, grandes repisas llenas de televisores y reproductores de DVD se alzaban hasta el techo.

Detrás del mostrador había una chica rubia jugando con la registradora. Habría sido normal si la chica no tuviera un traje de animadoras morado, lleno de agujeros y una abertura de lado a lado en su uniforme, me acerqué un poco y ella alzó la vista.

Sus ojos azules daban a una mirada glacial, su uniforme tenía estampada la palabra miTma, pero me dí cuenta que mi dislexia era la que veía por mí, me esforcé un poco más en ver y las letras formaron Tammi.

La puerta se abrió y otra chica afroamericana entró, su pelo oscuro era largo y ensortijado como un montón de serpientes.

-Hola, Kelli -dijo la rubia. La afroamericana fijó sus ojos oscuros en Tammi.

-Traje a los invitados

En la puerta aparecieron 5 tipos, pero al verlos mi visión pareció nublarse, como si mis pupilas se empañaran lentamente. Pero aun así podía decir que todos eran hombres, tenían el pelo negro y extraños ojos brillantes. Vestían lo que parecía ropa blanca y gris, en su espalda traían un manto que flotaba por si solo.

Un momento. Flotaba?

No, no eran mantos. Eran alas, grandes alas blancas de paloma colgaban de su espalda, aunque no se veían precisamente como ángeles, tal vez por su mirada o fría o el hecho de portar espadas, lanzas y cuchillos.

-Debemos tener cuidado y asaltarlo hoy.

-Estás seguro? -preguntó Tammi.

-Si, todo está saliendo de acuerdo al plan. Mi señor debe recuperarse y sin ellos lo logrará.

Kelli sonrió  y vislumbre dos largas navajas blancas en donde estaban sus incisivos.

-Quisiera seguir hablando, pero temo que esta conversación ya no es privada.

Volteó y se fijó en mí, justo antes de lanzarse mostrando sus colmillos.

Me levanté tan rápido que choque contra algo duro.

-Ouch -dijo Danna, sobandose la frente.

-Lo siento -mi voz salió ronca. Ella negó con la cabeza y sonrió, aunque se volvió una mueca de preocupación.

-Qué tienes?

Dudé un momento, pero le conté mi sueño. Esas dos animadoras y los chicos con alas.

Al terminar ella frunció el ceño.

-No se lo que sean esas dos chicas, pero los otros eran Anemoi Thuellai.

-Espíritus tormenta -traduje. Ella asintió.

-Sirven a los dioses del viento, Aeolo y Boreas más que todo. No entiendo que hacen tan lejos de su ciudad natal.

La miré, embobado. Ella era linda, con el pelo color rubio ceniza y ligeramente rizado, los ojos de un verde tan brillante como la esmeralda más pura y la piel de un blanco pálido, del mismo color de las perlas.

Pero lo que más me gustaba de ella era su diferencia de otras hijas de Afrodita, la mayoría se la pasan viéndose al espejo y arreglándose, en cambio ella no toma mucho en cuenta ello, lo que la vuelve aún mas atractiva. Nunca usa vestidos o cosas así, en cambio usa vaqueros, y camisetas de hombre, tal vez para dejar en claro que no le importa para nada su apariencia.

Los Salvadores Predichos: El Cristal de UranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora