Luz verde ✄ Vkook

[EPÍLOGO]

—Me siento patético de pasar mi cumpleaños número treinta solo, así que ven a celebrarlo conmigo de una forma que no recuerde mi edad y regálame algo bueno. —Le escribió JiMin a JungKook y le indicó que se encontraran en un bar.

Cuando JungKook apareció, sin decirle una palabra le lanzó una barra de chocolate Tirol a la cara. —Feliz cumpleaños, JiMin, patético fenómeno soltero de 30 años. Ahí está tu regalo.

—¿Qué? ¿Acaso mi regalo de cumpleaños solo vale diez wons?

—Te has quedado rezagado en el tiempo, hombre. Ya valen veinte.

—¿Qué, hablas en serio? —Levantó la barra de chocolate y se le quedó mirando.

¿Quién creería que algo así de pequeño costaría diez wons más?

—Cómo cambia el tiempo...

—No llevas ni un día con treinta años y ya suenas como un hombre viejo.

—Cuando llegues a mi edad, sentirás como ha pasado el tiempo. Oye, ¿por qué me miras así? Sabes que no lo digo solo porque una mujer más joven me botó.

JiMin dijo ese pequeño discurso con un aire histriónico, pero JungKook solo lo miró con lástima. Desearía que JungKook le respondiera con una broma en esos momentos, pero su viejo amigo era una persona cruel y siempre lo había sido. De hecho, últimamente parecía estar peor que nunca. Era extraño considerando que el trabajo y vida amorosa de JungKook iban viento en popa y básicamente no tenía problemas, JiMin no tenía idea de cómo explicarlo. La mente humana sí que era algo misterioso.

JiMin ordenó una cerveza. —Oye, por cierto, ¿en dónde está tu preciado cariño hoy? ¿Escalando una montaña otra vez? —JiMin respondió abriendo el menú.

Kim TaeHyung, el novio de JungKook y amigo de JiMin, se había obsesionado con escalar este último año. Aunque ambos vivían juntos, el horario de sus trabajos no coincidía y sus pasatiempos eran completamente opuestos. A TaeHyung le gustaban las actividades exteriores y a JungKook las interiores. Pero aun así se llevaban bien.

—Quince años, ¿eh? Su relación sí que ha durado bastante —JiMin dijo en voz baja recostando su mejilla sobre su mano.

Cuando JiMin descubrió su relación en el último año del instituto, estaba seguro que no durarían. Para él, el romance era algo para disfrutar sin ser formal. No le interesaban todos los riesgos que implicaba. Así que siguió su relación con un tanto de respeto e incredulidad, era como ver a dos aprendices de monjes practicar ejercicios ascéticos. — Bueno, sí que tiene energía.

Últimamente, eso lo había hecho pensar. Quizás encontrar a alguien con quien compartir los mismos sentimientos, alguien con quien crear un vínculo de confianza y felicidad para llevar una vida juntos, no era algo que se obtuviera por buena fortuna y con facilitad.

—¿Acaso sabes lo afortunado que eres? —JiMin dijo ofendido, quería molestar un poco a su amigo.

—Sí — JungKook se encogió de hombros—. Digo, él podría haber encontrado a alguien mejor. Creo que es un estúpido fenómeno por quedarse con un hombre como yo por quince años.

—¿Qué es esto? ¿Acaso estás presumiendo? —JiMin preguntó.

Una de las esquinas de la boca de JungKook se elevó formando una sonrisa. —Ups, me descubriste.

—La forma en la que dices las cosas es tan retorcida como siempre. ¿Por qué no tratas de decirlo directamente?

—TaeHyung dice que la forma en la que hablo es linda.

—¿Sabes qué? No importa. No tienes que decir las cosas directamente. —JiMin se retractó y sintió como la piel de los brazos se le erizó.

Eran una pareja bastante amorosa, pero JiMin sabía que casi habían cortado en más de una ocasión. Sufrieron muchas pruebas y escogieron seguir viviendo juntos y por esa razón JungKook y TaeHyung todavía eran una pareja.

A JiMin le gustaba que estuvieran juntos. Tenerlos a los dos como una constante en este mundo tan cambiante le hacía sentir extrañamente aliviado en aquellos momentos en los que se sentía deprimido.

Que mis amigos continúen felices para siempre y que yo también encuentre a una maravillosa novia. Deseó JiMin cuando tocó su vaso de cerveza contra el de JungKook en un brindis por su cumpleaños número treinta.