Parte 3

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Capítulo 3

Después de que Iliana asumiera el rol de protectora de la recién llegada, las demás mujeres del harén se atrevieron por fin a romper el silencio y ahora hablaban todas a la vez, criticándola por ser tan estúpida de abandonar su protectorado tan pronto, pero Iliana no las escuchaba. Cuando la chica estuvo un poco más calmada, su nueva protectora se apartó un poco de ella y susurró:

—Escucha, Hermione... ese es tu nombre real, ¿verdad? —La joven asintió—. Mira, a mí no me importa que me lo hayas dicho, pero no intentes repetírselo a nadie más, sólo te ganarás problemas.

—¿P-por qué?

—Cuánto más recuerdas, más doloroso resulta —explicó Iliana—; cuanto más te aferras al pasado, más difícil es aceptar el presente. O esa es la creencia general por aquí. Por eso a las mujeres no les gusta que se hable de la vida anterior a la fortaleza. Es uno de los muchos temas tabú.

—Entonces, ¿tú tampoco querías que te dijera cómo me llamaba? —dijo la chica.

Iliana la observó unos instantes y vio una ansiedad incontrolable en sus ojos, la joven necesitaba con todo su ser que alguien supiera cómo se llamaba, quizá por miedo a olvidarlo ella misma, a perder su identidad.

—No, está bien. Me gusta saberlo. Hermione es un nombre extraño, pero bonito. Lo recordaré. —La chica la miró agradecida—. Sin embargo, seguro que cuando te trajeron te asignaron otro, ¿verdad?

—V-violet —dijo ella, con voz quebrada.

—Pues a partir de ahora debes ser Violet a todas horas, ¿de acuerdo? Yo soy Sandra, pero debes llamarme Iliana. Sé que todo te parece horrible en estos momentos y que no quieres perderte a ti misma por un estúpido nombre de... de servicio, pero no puedes hacer nada para evitarlo, así que cuanto antes te acostumbres, mejor. Y, al fin y al cabo, adoptar otro nombre no es tan malo, te permite disociarte un poco de lo que ocurre aquí, como si le sucediera a otra persona, ¿entiendes?

—¿Qué... qué quieres decir con "nombre de servicio"?

Iliana se empezó a sentir incómoda.

—Te han explicado a dónde te han traído, ¿no? —La chica la miró sin comprender—. ¿No? ¿No te lo han dicho? ¡Oh, Dios! —exclamó consternada, tener que explicarle aquello no entraba en sus planes— ¿Por qué no te lo han dicho? ¡Se lo dicen a todas!

—Sólo sé que esto es una fortaleza, pero no sé dónde está.

—No me refiero a la ubicación física de la fortaleza, sino al papel que desempeñarás aquí. —La joven negó con la cabeza, sin entender—. Será mejor que te sientes. —Iliana la condujo a un rincón algo apartado de las demás y las dos tomaron asiento—. Violet, estás en un harén.

—¡¿Un harén?! —repitió, espantada— No, no, eso no puede ser. ¿Sabes lo que esos animales me han hecho antes de venir aquí? No, imposible...

—Oh, sí, cariño, por desgracia sí que lo sé. Todas aquí lo sabemos.

—¿Quieres decir que siempre...? ¿Que a todas vosotras...?

Iliana comprendía que le resultase difícil aceptar que toda aquella brutalidad fuera a formar parte de su vida a partir de entonces, por lo que solamente asintió con la cabeza y guardó silencio.

De pronto, se abrió la puerta y uno de los centinelas anunció que el amo Yaxley había organizado una fiesta, por lo que ordenó a varias chicas que lo siguieran, entre ellas, Iliana.

—Ahora tengo que irme —le susurró a Violet—, pero cuando vuelva esta tarde empezaré a enseñarte un poco cómo va todo esto, ¿de acuerdo?

La chica la miró horrorizada, como si no quisiera dejar que se marchara a aquella "fiesta", pero Iliana sólo le sonrió con calidez y se dirigió a la salida con las demás, sin saber que ni aquella tarde ni la siguiente iba a volver al harén.

Mi fiel traidorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora