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Y ahí estaba yo, una dulce y tierna bebé. Parecía como si esa bebé fuese el futuro de este país. Además de ir a bailes, disfrutar de estudiar y que te torturen poniéndote una faja muy...

—Auch! Esta apretada carajo!— Chillé agarrando mi barriga.

Y si. Esa dulce e inocente niña era yo.

Espere a que aquella tortura pasara rápido. Es horrible sentir que no respiras solo para verte bien. Como odio a mis padres, torturándome para verme bien.

A quien le importa si tengo mas peso que todas! A nadie! O según yo creo. Igual, no es para tanto.

Terminó aquella tortura y me mire al espejo.

—Odio mi vida...— Hable mientras ponía mis manos en mis caderas respirando exhausta.

—Princesa ya vamos una hora y quince tarde, debe estar lista a las seis en punto y son las cuatro cuarenta y cinco. —Anuncio la chica que tenia que vestirme.

—Es mucho tiempo no crees? Digo, una hora no significa tarde si no temprano.

— El vestido, ahora. —Ordenó. Bufe y baje de la plataforma en la que estaba. Levante los brazos y con una cara de fastidio deje que me colocaran el vestido.

Lo malo de la faja, es que no me deja respirar bien y algún pervertido puede mirarme el escote ya que la faja levanta mis pechos.... Tampoco digamos que tengo grandes "virtudes" son normales, un poco más grandes -no exageradamente- que las de toda chica de 15.

Odio la realeza.

Me sentaron frente a un espejo y comenzaron a peinarme y maquillarme. Yo como siempre no me dejaba delinear los ojos porque pensaba que ese lápiz del demonio entraría en mi ojo y me dejaría ciega. Tuvieron que agarrarme las manos y la cabeza para que pudieran hace esa cosa.

Lo que tengo que sufrir por estar cumpliendo 15 años. Prefería que me pagaran todo e ir a Miami con mis amigas a que estar en una fiesta tan refinada y muy iugh

—Leonor habré tu ojo por favor. —Habló en un bufido la maquilladora.

—¿Y si no quiero que?— Respondí de mala manera.

No soy la chica perfecta para la realeza. Soy como una chica común y corriente que prácticamente le obligaron a formar parte de esta mierda de vida.

—Leonor abre el ojo. — Mi madre, o más bien la señora que me trajo a la vida para sufrir, entro a mi cuarto donde todas estaban tratando de maquillarme. Esa mujer me da un miedo que no tuve otra opción que abrir el ojo y quejarme de que el lápiz entraría a mi ojo.

Todo era una completa basura. Odiaba todo esto. Odiaba los vestidos, las fiestas refinadas, la hora del té, y muchas mas cosas que son una basura. Solo quería ser una chica normal que pudiera al menos ensuciarse las manos con lodo...

—Bien, ya estas lista.— Anunció la maquilladora. Abrí mis ojos con dificultad porque sentía que la cosa del Lápiz iba a entrar en mi ojo.

—Auch auch auuch. — Me queje poniendo una mano en mi ojo.

—No te saques la pintura. — Me regaño mi madre.

Dolía! Dolía un huevo que no tengo!

—Va a entrar en mi ojo! Va a entrar en mi ojo!!— Chillé cerrando los ojos.

Una hora. Una maldita hora tuve que soportar que me hicieran lo que quieran.

—Bien ahora las zapatillas de cristal que compro el conde Sebástian. — Ordeno la reina. La sirvienta que me ayudaba con la faja corrió a buscar la caja entre todas las demás cajas que estaban en mi armario. Encontró la caja y yo tuve que levantar los pies para que colocara aquel aparato de tortura en mis pies, llamados tacones.

—Como pueden soportar estas porquerías en sus pies.— Pregunte recibiendo una mala mirada de mi madre por decir "Porquería"

—Cuida esa boca jovencita — Hablo la reina con un tono de superioridad. Pues claro, es la segunda persona que tiene el poder en este país a demás de mi padre. Bufé y camine como pude con esos zapatos tan incómodos que podían romper mis pies. Salimos de mi cuarto pero me detuve al recordar de no sacar mi bolso de gato. Era lo único que me dejaban tener y claro. Algo que usaba como una mujer era un bolso, claro, los vestidos no tienen bolsillos y necesitó tener mi móvil, audífonos, chocolates, en alguna parte.

Lo único que me gusta de ser una "princesa" es que al menos pueden taparme los barros de la cara.

Con demasiada dificultad baje por las escaleras, unas ochenta mil millones de escaleras que estaban por el castillo. Mientras bajaba no pude evitar cerrar un ojo y por culpa de ello mancharme con la maldita máscara de pestañas.

—Momento!— Se alarmó la maquillista. Se acercó a mi mientras enrollaba un pedazo de papel higiénico en su dedo índice para luego limpiar lo negro que estaba dejabo de mi ojo. —Princesa, debe tener más cuidado con él maquillaje, muchas chicas envidiarian tener el maquillaje que usted tiene.— Yo solo bufé y continúe bajando las escaleras algo enjorobada, pero unas puntadas en mi espalda me hizo pararme mejor mientras sentía un dolor horrible.

—Derecha Leonor.— Ordeno la reina.

Definitivamente este no iba a ser él mejor día de mi vida.



















GUASAAAAA



holi :3

Pues si! Esta es la nueva novela y esperó que tanto como a Maestros y LHDMJ le den tanto amor y cariño.

Eeeeeeen fin

Bai mis pequeños magos! :3 os jamo <3

Cambio y fuera BBS


®La Princesa Que No Era Princesa [r.d.g.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora