EPÍLOGO

4.3K 281 84
                                    

Hojas caían de los árboles, el cielo era gris y con pintas de lluvia. La brisa fría con pequeñas hojas rosas reboloteaban en el aire como si tuviesen vida. Me quede observando mientras calentaba mis manos con mi boca, provocando que por un pequeño hueco saliese vapor por mi calurosa respiración. Sentir tranquilidad en un ambiente tan frío y desolado me hacía sentir bien, además de que mañana... mañana sería comprometida con el chico que amo pero no para casarme.

Hoy, a mis 18 años recién cumplidos pude saber que era lo que deseaba, pero lamentablemente fue demasiado tarde. Mi vida ya estaba hecha desde los 16.

Me levanté de la fría banca y acomode el chal que llevaba puesto. Seguía mirando al marchito jardín que alguna vez reboso felicidad y entendimiento para mi. No sabía en que momento había madurado, había crecido obligadamente privandome de mi adolescencia y ya comportandome como un adulto. Aunque el ser princesa nunca me gustó, tampoco aceptaré serlo alguna vez.

Entré al castillo en el cual vivía para ver el desolado pasillo. En el salón habían mesas enormes, una pequeña tarima donde habían instrumentos y el trono... El trono ahora con dos sillas decoradas de color dorado con diseños y acolchados con una funda color burdeo. Los miré detenidamente.

<<Ahora yo estaré ahí...>> pensé  con tristeza.

Fui a las escaleras, el pasamanos era grueso y tallado. Mientras subía pasaba mis dedos por todo el pasamanos. No se porque lo hacía, se me apetecía recorrer el castillo como si fuese la primera vez.

Llegué al último escalón y me encontré con Rubén. Me sonrió de forma amigable y yo solo le di una media sonrisa.

-¿Que pasa Leonor?- Preguntó con preocupación.

-No pasa nada.-Sonrei amigable mientras cerraba los ojos. Cuando abrí los ojos el tenía un pequeño sonrojo en sus mejillas.-Eres tierno

-No lo soy!

Reí mientras me tapaba la boca. Me encantaba, este chico me encantaba. No sabía como había caído ante él, como había caído ante sus pies. Me había vuelto loca, sus ojos su sonrisa su cabello su cuerpo - no de mala manera- todo en el me gustaba. Incluso sus imperfecciones, porque eso es lo que hace perfecto a una persona. No había duda que quería estar con él.

Avance y lo abrace con todo mi amor. Amaba su perfume y era un olor embriagante y excitante.

-Te quiero Rubén.- Lo dije, ya no hay vuelta atrás.

-Yo también mi princesa.-Beso mi cabeza y me abrazó.

25 de Julio.

Las sirvientas salieron de mi habitación. Me arregle el aparatoso vestido blanco que llevaba. El día estaba despejado y pequeñas nubes tapaban el sol.

Me miré al espejo con una cara un poco triste.

<<Nunca me imaginé así...>>

>>

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
®La Princesa Que No Era Princesa [r.d.g.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora