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Las horas se hacían eternas. Creo que ya habrán pasado unas dos horas y yo seguía en mi rincón viendo a todos hablar y hacer cosas aburridas. De vez en cuando miraba hacia arriba y aún veía a ese tipo mirarme. Me hacia gracia pero también me molestaba, lo se, muy bipolar.

Suspire y cerré los ojos un minuto para abrirlos rápidamente cuando una campanita sonó anunciando un baile en honor a... No se que más fue de la explicación ya que prácticamente mi madre me tomó del brazo y me arrastro hacia el salón.

Camine con dificultad ya que no estaba acostumbrada a usar esta clase de zapatos/tacones.

No quise preguntar que haría porque era de lo más obvio. Me obligarían a bailar. Y eso no es mi virtud, es más un gran y enorme defecto con el que nací.

Mi madre me dejo en el centro del salón ya desocupado y yo me quede quieta, sin saber que hacer. Miré a mi alrededor y veía a todas mirar hacia adelante mientras que cada una "coqueteaba" con la mirada al príncipe, creo. Mi mirada se dirigió al chico que baja por las escaleras y atrás de él sus padres.

Un momento... ¿No es el acosador que me miro desde que llegué?

Absorbida por mis pensamientos, reaccioné y vi que él príncipe debía elegir a una chica para bailar, claro, de seguro va a elegir a la rubia con mucha.. Mucha "personalidad" por delante. Vi que me miro y desvío la mirada rápidamente de mi.

«Bien!!» Celebré en mi mente.

El baile comenzó y un tipo más o menos aceptable me tomó de la mano y comenzamos a bailar al compás de la música clásica que ponían.

Nunca fui tan fanática de ésta música, me gusta pero me aburre.

«Hey! Viejo aburrido! Ponga Queen!»

Suspire aburrida y el tipo me dio una vuelta y aparecí en los brazos de otro tipo. No me fije quien era, solo mire su pecho mientras trataba de mover bien los pies y no pisarle.

—¿No que las princesas morían por un príncipe azul?— Habló el chico. Frunci el ceño y le miré tratando de no reírme.

Y para mi hermosa y buena suerte, era el chico pervertido/príncipe más deseado de todas. Menos por mí.

—Oh, el tipo que me miraba todo el tiempo... Bueno pervertido acosador, yo no soy una "Barbie" ni una princesa ni nada. —Respondí algo sería.

—No te miraba todo el tiempo, que dices...— Sentí como sus hombros se tensaban. Estaba mintiendo y no sabe como.

—Lo que tú digas pedófilo.— Negué mientras revoloteaba los ojos.

Mis manos seguían en sus hombros y las de el en mi cadera. Bailábamos entre la multitud y sin darnos cuenta, eramos él centro de atención de todos y los únicos bailando. Ambos nos percatamos de ello y paramos para luego separarnos de inmediato avergonzados, pero ellos sólo aplaudieron.

Divisé a mi madre a lo lejos hablando con los padres del chico pedófilo. No sabía de que ni tampoco me importaba.

—Me acompañas a un lugar?— Preguntó el desconocido. Yo le miré casi riendo.

—Y para que? Para que me violes?— Bromeo mientras daba una pequeña carcajada.

—No voy a violarte, ni que fueras la gran cosa.— Respondió pero vi que a los segundos me miro con cara de culpa.

—Me caes bien pedófilo. Con eso te ganaste mi acompañamiento esta tarde o noche lo que sea.— Hablé sincera.

No me molestaba que me dijeran cosas así, me han dicho peores y gente que quiero. Ningún desconocido me hará sentir mal.

Él chico sonrió y me ofreció el brazo para que lo tomara.

—Me llamo..

—Me importa un comino vámonos ya.— Le interrumpí y lo jale hacia afuera antes de que mi madre viniese hacia mi.

Creo que me salve de una larga, pero larga charla.







®La Princesa Que No Era Princesa [r.d.g.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora