®La Princesa Que No Era Princesa [r.d.g.]

12

Eran aproximadamente las 2 AM y yo seguía comprando y esperando al tipo con mi identificación falsa. Me estaba desesperado un poco. Suspiré cansada, según la información que pude rescatar de Internet decía que el festival acaba de comenzar, por lo cual tengo 4 días para salir de aquí.

Mis cosas llegarían mañana, así que tengo que estar pendiente de la puerta, ya que si me descubren es mi fin.

Deje el móvil a mi lado y tal como fui a buscar la tarjeta la fui a dejar. Debía dormir y convencer a mi hermana de ir a visitar a su futuro marido. Deje la ropa de cama a un lado para proceder acostarme, la ventana aun seguía abierta y nunca la volveré a cerrar.

.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

Nuevamente sentí el picoteo en mi mejilla. Ya sabia quien era así que solo abrí mis ojos con una media sonrisa.

—Buen día Beth.— Hablé algo ronca mientras trataba de mantener mis ojos abiertos.

—Llego algo hace unos minutos y supuse que era tuyo.— Me mostró un par de cajas y unas bolsas que estaban a los pies de mi cama.— Supe que eran tuyas ya que ni mamá ni papá comprarían ropa como esa y menos de esa marca.

—Puedes guardar el secreto?—Le miré con miedo. Ella asintió y decidió no preguntar para que usaría esa ropa.

Me levante rápidamente y abrí la puerta para llamar a Beth.

—Vamos al castillo de los Doblas?!—Ella se volteo y con los pulgares arriba fue retrocediendo hasta chocar con un pilar. Yo solo reí y me adentré a la habitación.

Comencé a ver la ropa que había elegido, debía verme mayor, no tanto como para pasar a ser prostituta. Maquillaje, descartado para siempre de mi lista.

E

l más apto para esta noche era una camiseta blanca con un logo que no conocía, una chaqueta verde que me llegaba por debajo de la cadera y un jeans común. No soy muy buena explicando ok?

Me lo probé junto con mis zapatillas nuevas y quedaba perfecto, lo único malo era mi cara de niña de 6 años. Decidí desordenar mi cabello aunque ya lo estaba porque acababa de despertar.

Creo que necesitaba un poco. Pero un poco de maquillaje. Corrí a mi baño y lave mi cara para luego solo echar algo en mis pestañas que desconocía el nombre pero siempre me echaban y un poco de brillo labial.

Parecía mayor, si.

Celebre en mi baño con mi baile de la victoria, si. Era mover un poco mis brazos mientras tarareaba una canción.

Me quite la ropa y todo lo que compre lo escondí en mi clóset de mil metros de largo. Corrí a la ducha y mientras me bañaba comencé a hablar conmigo para saber como hablar con gente... Digamos no educada como yo.

Estaba emocionada, y mucho.

.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

Eran las una y veinte cuando partí con mi hermana donde Rubén. Quería que el me acompañara, era mi amigo y quería corromper esa faceta de niño bueno que tenia.

Llegamos en una media hora y bajamos para ver a lo lejos en un balcón a Rubén quien al vernos salio a toda velocidad de su cuarto. Reí en mi mente mientras que los sirvientes nos recibían amablemente. Saludamos a los padres del chico y mi hermana se quedo hablando con ellos mientras que yo tomaba del brazo a Rubén quien apenas había bajado las escaleras.

Lo guíe al mismo jardín donde habíamos estado la otra vez y con una sonrisa en la cara hablé.

—Rubén, tu y yo esta noche nos escaparemos.— Al decir eso la cara del chico palideció y negó mil veces pero yo supe convencerle.

—A donde escaparas conmigo de rehén?

—No muy lejos esta Las Vegas, ahí hay un festival y tu y yo iremos. Tengo ropa para pasar desapercibido y nuestras identificaciones falsas...—Rubén suspiró y se cubrió la cara con las manos. — Vamos feo, es una única oportunidad de poder cambiar esta vida, ser diferentes.— Me agache frente a él y me apoye en sus piernas.— Por favor, es una en un millón, si no te gusta volvemos aquí y nunca más lo haremos.

—Lo prometes?— Retiro sus manos de su cara y me miro a los ojos.

—Por la garrita

Desde hoy nuestras vidas cambian.

Si no entienderon una verga de la ropa es esta v: