Mordiscos

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10.- Todo lo que pasó en tu día + fantasía

"Mordiscos"

Ji Yong se sentía demasiado ansioso para su edad y experiencia, pero había pasado un tiempo desde que salió con alguien de su especie. Había salido con un montón de chicos lindos, unos a los que debía mantener a raya, pues no quería terminar con el cadáver de su novio y su sed saciada.

Sí, era un vampiro, algo que había superado hace muchos siglos atrás, cuando se detuvieron todos aquellos mitos sobre los suyos, y ahora era simplemente un joven, lo más normal que podía, por supuesto, guardando el secreto familiar.

Siguió a paso firme y constante. Tendría una cita con su actual novio, uno que fue su amigo durante tanto tiempo que jamás lo consideró como algo viable, sin embargo ya no quería amar a medias, a humanos sin sentido, y, cuando se dio cuenta, había caído por él.

Cuando ingresó a la cafetería, rápidamente divisó a su cita, y caminó hacia él, reprimiendo la sonrisa que amenazaba con escaparse de sus labios y hacerle parecer un tonto.

—Hola, Seung Hyun. —Se aseguró de sonreír amablemente, reprimiendo el nerviosismo que le molestaba, cuando tomó asiento frente a este.

Intentó no olvidar que eran buenos amigos, y nuevos amantes. Concentrándose en ello, y no en lo apuesto que lucía el mayor ni en lo bien que olía.

Seung Hyun por su parte sólo sonrió, dejando aún lado la discreción y observando con detenimiento al otro. A su dulce Ji Yong.

—Qué bonito luces hoy. —Comentó, cuando terminó de escanearle y comprobar lo mucho que le gustaba.

—Nunca pensé verte en una cafetería. —Intentó Ji Yong, desviando el tema para no sentirse nuevamente intimidado. Sonrojarse no era parte de su plan de ese día.

No tenía ningún problema con que Seung Hyun le halagara, desde luego que le gustaban los cumplidos, pero el mayor se esmeraba en decirle cosas dulces, en tratarle cómo una "dulce princesa", y eso le irritaba en su condición.

¡Era un chico, uno con dos grandes colmillos y la sed del mismísimo averno! Estaba dispuesto a demostrar ese lado fuerte de él, atacaría a Seung Hyun.

—No es mi lugar favorito, ya que el vino no está en el menú, pero a ti te gusta. —Se acomodó en su silla. —Así que está bien para mí también. —La encantadora sonrisa que dejó escapar después fue suficiente para desorientar al menor.

Pronto la camarera llegó con lo que Seung Hyun había ordenado instantes antes de que Ji Yong llegara, siendo tan asertivo al pedir la bebida y platillo favorito de su novio. No por nada había sido su amigo durante tanto tiempo. A veces sentía que le conocía aún más que a si mismo.

Eso pasaba entre ellos, de la misma raza, los lazos que se formaban eran aún más fuertes que las relaciones humanas, guiadas por la sangre divina que fluía por su cuerpo.

—La próxima vez vayamos a dónde desees.

— ¿Tendré una segunda cita? —Seung Hyun exageró sus gestos, comportándose sorprendido. —Vaya, debo estar haciéndolo realmente bien. —Ji Yong comenzó a reír, mientras probaba el pastelillo.

—Eres un tonto. —Le acusó, señalándole con el tenedor.

— ¿Eso es de plata? Soy un vampiro, no un perro sarnoso.

Ji Yong sólo rodó los ojos, sin poder reprimir su sonrisa del todo. Ese era Seung Hyun, un sujeto tremendamente apuesto, que podía ser el niño más infantil y tonto de todos, y convertirse en el hombre propio, perverso y de linaje que era.

15 tazas de caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora