Demolition Lovers (Gerard Way y tú)

Despedidas.

Cuando terminé de prepararme, tomé mis maletas y dejé mis llaves sobre la mesa de la sala, Gerard pasó tiernamente sus brazos por mi cintura y me abrazó por detrás. Podía sentir su respiración sobre mi cabello, y cuando recargué mi cabeza en su pecho, alcancé a distinguir sus latidos. Mamá me dijo que la decisión que había tomado era bastante valiente, desde que le presenté a Gerard, ella tuvo la sensación de que él y yo estaríamos juntos por mucho tiempo.
Aunque el nudo en la garganta era fuerte, debía mantenerme firme. Incluso para cumplir nuestros sueños debemos hacer sacrificios que nunca hubiésemos previsto.
-La ciudad te va a echar de menos. Yo te voy a echar de menos.- dijo Gerard plantando un beso en mi mejilla.
-Gee, no sé cómo decirlo de una mejor forma. Gracias por todo, de verdad.- respondí dándome la vuelta y tomando su rostro entre mis manos. Gee se inclinó para besarme, y me resultaba imposible imaginarme cuatro años sin sentir sus labios con los míos. No parecía algo lógico.
-¿Lista?- Preguntó iluminando su cara con una sonrisa.
-Más que nunca- respondí.
Cuando salimos del departamento, ya estaban los tres amigos de Gerard esperando afuera. Ray me ayudó amablemente a llevar mis maletas. Frank y Mikey esperaban afuera del auto en el que iríamos al aeropuerto. Se sentía extraño pensar que me iría de aquí para no regresar en tanto tiempo. Al llegar al auto, los tres me envolvieron en un abrazo aplastador que me sacó una carcajada. A ellos también los extrañaría con locura.

Ray y Mikey se sentaron en los asientos delanteros mientras los demás nos acomodamos en la parte de atrás.
Aunque el camino fue un lío y el tráfico estaba sofocante, el camino estuvo lleno de chistes y anécdotas divertidas. Siempre encontramos algún tema tonto con el cuál reírnos. Gerard sostuvo mi mano todo el tiempo,
"Pasajeros de British Airways con vuelo programado a las 18 horas con 31 minutos, destino Londres, favor de pasar a la terminal G5."
Llegó el momento. Es extraño. Anhelaba con mi corazón escuchar ese mensaje desde que llegamos al aeropuerto, pero a la vez deseaba con todas mis fuerzas que algo inesperado retrasara el vuelo. Incluso a éstas alturas, no sabía si había tomado la decisión correcta. Pero qué más da, lo que me quedaba era disfrutar lo que estaba por venir.
Volteé a ver a Gerard con mi pase de abordar en la mano. Sus ojos estaban un poco cristalinos, y aunque esto significara una pequeña despedida, él sonrió de oreja a oreja, alentándome a ir corriendo. Siempre ha sido así. Alentando a los demás sin importar las circunstancias, no saben lo mucho que lo admiro.
Atrás estaban los chicos, Frank, Mikey y Ray en proceso de cumplir un sueño enorme. Abracé y di un beso a cada uno de ellos, deseándoles y asegurándoles que lo mejor estaba por venir, porque lo sentía en mis entrañas. Son muchachos con tanto talento que demostrar, que dudo que alguien en este mundo no esté dispuesto a abrirles su corazón.
En cuanto a Gerard, sólo sé que nos abrazamos con toda la fuerza que sentíamos en ese momento, sabíamos que sería el último. Tal vez esa sensación fue la que más logró afectarme. Nos besamos esperando a que ese beso nunca se rompiera, yo estaba completamente consciente de lo que sentía en ese momento. Que la falta me haría sentirlo y tenerlo a mi lado siempre estaría ahí presente. Nos dijimos una vez más que nos amábamos.
-Corre, ve a perseguir tus sueños.- susurró en mi oído.
Asentí con un nudo en la garganta y me alejé de él paso a paso, alejando nuestro agarre, para que finalmente nuestras manos terminaran soltándose. Lo que vendría a partir de entonces, estaba en manos del destino.