Raindrops+Sunshowers.

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El 23 de abril asistí a un concierto de Smashing Pumpkins por mi cuenta. No fue el mejor concierto de la vida, tuve que arreglármelas para disfrutarlo de la mejor manera posible. El punto es, que invité a Gerard, pagué los boletos y esa noche, quedándonos de ver a las 5 en un sitio de pizzas frente a la arena donde tocarían, me dejó esperando. Primero fue una hora, luego dos, hasta estar a media hora de que el show comenzara. Lo llamé 10 o 15 veces aproximadamente, la verdad no estoy segura, pero me tenía preocupada. Pensé en todas las opciones posibles, ya que Gerard siempre ha sido puntual con todas nuestras citas y bueno, sinceramente llenó de miedo el corazón pensar que algo malo le habría ocurrido. Pensé en ese momento en vender los boletos y salir de ahí. Entonces un mensaje me llegó al celular. En el decía:
'Discúlpame, no podré llegar. Lo explicaré todo. –G.' 
No pude evitar el sentimiento de enojo en ese momento. A los dos nos encanta esta banda, por eso mismo estaba muy emocionada de verlos tocar con él a mi lado. ¿Y qué más podría hacer? Aunque le llamara a todos mis amigos, estaba segura de que nadie podría venir conmigo. Vendí el boleto de Gerard a un chico que buscaba desesperadamente un boleto más y me agradeció con una agradable plática relacionada con la banda. Pues vaya, no estuvo mal, al menos valió la pena.
Como dije, el concierto estuvo bien, diría yo excelente. Pero al haber terminado, mi celular estaba vacío por completo, ni un mensaje, ni una llamada, nada en absoluto, no sabía qué sentir.
Tomé un taxi de regreso a casa y debo admitir que lloré un poco. Me sentí... muy decepcionada. Gerard llamó varias veces seguidas a las 2 de la mañana, pero no me sentía con ganas de contestar. ¿Quién se creía para pensar que tengo todo mi tiempo disponible para él? De cierta forma, la noche especial se había venido abajo. Aún así tenía curiosidad por saber qué había sido tan importante como para dejar de lado todo lo demás. Una llamada entró a mi celular. Era Frank, un amigo de Gerard, integrante de la banda, con el cuál hice amistad desde que nos conocimos en Rock Store en una de sus presentaciones. Es un chico bastante agradable.
"¿Qué pasa?" pregunté de la forma más cortante posible. No porque quisiera, el sueño de verdad me estaba matando.
"____, disculpa que te llame a esta hora. Me alegro de encontrarte". Dijo con un tono de voz preocupado. Prendí mi lámpara de buró y me tallé los ojos. "No te apures Frank, ¿qué pasa?"
"Gerard dice que no contestas, necesita hablar contigo de urgencia."
Me dieron ganas de reír por la ironía de la situación.
"Uy, ¿en serio? ¿Ahora si le importo? Dile que hablamos luego, que no me moleste." Dije más malhumorada de lo que querría haber sonado, sobre todo porque no era para nada la culpa de Frank. Apagué entonces la lámpara y me acomodé entre las sábanas de mi cama a punto de apagar el celular. "No entiendes ____, es Mikey" dijo Frank al teléfono.
Me incorporé lentamente y encendí la lámpara de nuevo.
"¿Qué hay con él?"
"Llamó a su mejor amiga en la tarde llorando, le dijo que se estaba preparando para suicidarse. Ella llamó a Gerard para contarle y él fue a su casa lo más rápido que pudo". Mi corazón se detuvo de repente, Mikey siempre había tenido un problema de depresión severo. En lo que me consta, Gerard ha sido una persona increíblemente valiente al ayudar de todas las formas posibles a su pequeño hermano. No imagino la sensación de recibir una noticia como aquella. Carajo. "¿Pasó algo Frank? ¿Mikey está bien?" pregunté levantándome al closet para buscar una chamarra que ponerme y salir en seguida a casa de Gerard. "Pues, Mikey no está muerto, pero Gerard y su amiga se pasaron toda la tarde en su casa platicando con él. No creo que Gerard esté bien, por eso necesita hablar contigo. No te enojes con él por favor, seguro está arrepentido por haber faltado al concierto." Mis ojos comenzaron a cristalizarse y sentí un nudo en la garganta. "Gracias Frank, luego me comunico contigo. Te mando un beso." Dije con la voz temblorosa mientras bajaba torpemente las escaleras. Salí apresurada por la puerta de entrada y por juegos del destino, lo encontré afuera. Gerard. A punto de llamar a la puerta con el cabello mojado. Su tez era pálida y su mirada triste. Su respiración estaba agitada, sus ojos rojos porque había llorado hace un momento. Humedeció sus labios y me miró fijamente a los ojos. Quiso decir que lo sentía, pero lo interrumpí en la segunda palabra cuando me arrojé a sus brazos. "Lo siento mucho" le dije a su oído, sintiendo su cabello mojado entre mis dedos. Sus brazos estrecharon mi cuerpo y se permitió llorar sobre mi hombro. Después pronunció mi nombre en voz baja. No dije nada, sólo dejé que se tranquilizara un poco.
Entonces él se apartó del abrazo y me tomó por la nuca. Las gotas de lluvia recorrían su rostro, la noche de cierta forma enmarcaba sus rasgos. Podía contemplar sus ojos en tantas formas diferentes... La sensación era extraña. No quería que su mirada se apartara de mí, sólo necesitaba verlo a los ojos para saber que me sentía en mi hogar. De igual forma, no podíamos más, ambos lo sabíamos. Ya saben, son miradas que no necesitan palabras de por medio.
Gerard se inclinó rápidamente hacia mí y nos besamos como dos personas desesperadas, queriendo absolutamente todo el uno del otro. Lo necesitaba a mi lado, necesitaba que sintiera mi presencia, que yo estoy y estaré ahí para todo lo que necesite. No faltaba más.
Mis manos se quedaron entre su cabello, sus brazos descendieron hasta mi cadera y me apretó contra él, haciéndome sentir más protegida que nunca.
No dijimos nada, simplemente nos quedamos ahí. Así estuvimos la madrugada del 24 de abril, besándonos bajo el silencio de la noche mientras la lluvia mojaba nuestros rostros.

Demolition Lovers (Gerard Way y tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora