Mad es una adolescente que tiene visiones del futuro desde niña, descubriendo nuevos poderes después de que Joe llega a enredar más su vida.
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Comienza un nuevo año y Mad no está tan feliz como el resto. Le quedan unos meses para optar a las...
Días antes de la boda de Kathy, estuvieron viendo los ajustes de los vestidos de las damas de honor y el de la novia, que era muy similar al que aparecía en el video de November Rain, pues era fanática de Guns 'n Roses y amaba el estilo abierto y corto del vestido.
Mad le mandó una foto del vestido en la caja a Joe, quien le envió como respuesta una foto del pañuelo rojo que tendría que usar en el bolsillo del traje, junto con otro mensaje que decía "por si quieres llorar". Ella rio por ello y le mandó una foto de un alfiler, diciendo "por si se te ocurre molestarme ese día". En eso, dejó de lado el celular cuando Kathy se le acercó con una chica que también sería su dama de honor, llamada Jessica, quien le pidió si podía cuidar durante la semana a su hija de un año y medio, pues quería volver a trabajar y la guardería podía cuidarla hasta las cuatro y media de la tarde, por lo que, necesitaba que alguien la recogiera y cuidara hasta las ocho. Mad aceptó con gusto, no por tener que cuidar a la bebé, sino porque quería empezar a trabajar para juntar dinero para Juilliard, ignorando sus demás compromisos semanales.
Un detalle que muchos ignoraban era que planearon la boda para el fin de semana intermedio entre el cumpleaños de Kathy (26 de marzo) y el de Michael (10 de abril), dejando así la ceremonia para el día 3 de abril en un salón de un hotel de lujo, con vista al mar.
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Vio pasar junto a ella a una novia que le extendía un ramo de flores mientras le arrojaban granos de arroz al pasar. Tomó el ramo, confundida por lo que pasaba, para luego avanzar hacia la puerta por la que había salido la mujer. Al abrirla, se topó con un escenario muy diferente al que creyó: decenas de personas vestidas de negro, con una expresión reverente o de tristeza, incluso se escuchaban algunos llantos y sollozos.
Maddie avanzó por el pasillo, estando todo difuso y oscuro, hasta que se topó de frente con un ataúd, depositando las flores sobre el cajón. Volteó sin ver a quién estaban despidiendo los dolientes y caminó unos pasos, pero un desgarrador gritó hizo que por fin fuera consciente de la situación.
-¡No... mi hijo no! -Una señora se lamentaba.
Buscó con la mirada el origen de aquel terrible sollozo y logró distinguir a quien parecía ser la madre de Joe, según recordaba. Ella se aferraba al brazo de una de sus hijas, quien no la soltaba, mientras sus otros dos hijos estaban en completa congoja.
Maddie retrocedió, hasta llegar nuevamente al ataúd y con miedo su mirada se fue acercando al féretro, que por la costumbre estaba abierto para observar al ser amado por una última vez al despedirse, solo que jamás imaginó tener que ver el rostro de Joe ahí. Esa era una horrible imagen que quería bloquear de su cerebro.
Sintió cómo si alguien la abrazara por la espalda, pero nadie estaba ahí cuando volteó a verlo. Un susurro, casi como una brisa junto a su oído, denotó la presencia invisible, que intentaba consolarla en medio de su angustia. Cerró con fuerza los ojos, tratando de despertar al abrirlos, pero solo consiguió que todo a su alrededor desapareciera y cayera en medio de un océano turbulento, cuyas olas la hundían cada vez que trataba de respirar, mientras escuchaba su nombre entre susurros que no alcanzaba a reconocer, pero sabía que conocía esas voces.
