Treinta y Tres

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Lo empujé violentamente, por lo que cayó de espaldas al suelo. Me levanté y lo miré con lástima. Verlo así era terrible.

- ¡Shawn! - susurré - ¡¿Qué crees que estás haciendo?! ¡Ya vete de aquí! - dije muy molesta.

- Lo siento... En serio lo siento, pero ... -

- ¡Nada de "peros"! ¡Levántate y vete! ¡Ya es suficiente! ¡Invades mi privacidad! - me torné agresiva.

- Está bien... solo perdóname, por favor.- dijo suplicante.

- ¡Sal o llamo a la policía! - dije en un susurro agresivo.

- Ya me voy. - dijo triste.

Se levantó como pudo y salió por donde había entrado. Me molestaba que fuese así, no respetaba nada. El hecho de que fuese mi mejor amigo no significaba que tenía derecho a hacer lo que se le daba la gana. Aseguré mi ventana por precaución y me volví a acostar.

**Viernes** 

Me desperté al sonar la alarma, corrí a ducharme y luego me vestí, un polo blanco con el rostro de Mildred Dresselhaus, científica conocida como "La reina del carbono", mis converse negras y unos shorts jean. Desayuné con mi madre, quien se veía exhausta. Le di un beso en la mejilla como despedida y salí corriendo a tomar el bus. No vi a Shawn, y eso me calmó.

Llegué temprano a la escuela, así que fui a entregar mi trabajo al despacho del profesor de literatura. Él tenía cientos de archivos abiertos y hablaba por teléfono cuando entré. Al verme, me indicó dónde dejar mi asignación y me pidió que me retirara.

Volví al salón de clases y todo como siempre. Al llegar el receso tampoco lo vi, de seguro estaba muy enfermo en casa, por beber sin cuidado. Me la había pasado sola toda esa mañana; desde que cada uno de mis amigos tiene pareja, nos distanciamos. Así que decidí emplear ese tiempo en avanzar la asignación de Álgebra, por lo que fui a la biblioteca. Estaba completamente vacía, excepto por un solo alumno con gafas gruesas de color negro y cabello castaño. Decidí sentarme cerca a él. 

Cuando me acerqué ni se dio cuenta de mi presencia, leía un libro sobre "La Teoría del Caos". Llamé su atención.

- Disculpa, ¿te molesta si me siento aquí? - no levantó la mirada, solo movió la cabeza en señal de negación.

Es así que pasé todo el receso en la biblioteca, frente a un adolescente huraño. Faltando cinco minutos para que terminara el descanso guardé mis cosas y decidí hablarle.

- Hola, ¿cómo te llamas? - dije con tranquilidad. Observé que su mirada dejó de brincar por la página que  leía y se detuvo en un punto fijo. Sin levantar la mirada contestó.

- ¿Por qué querrías saberlo? No me has hablado antes ¿por qué hacerlo ahora? -

- ¿Nos conocemos? -

- Tú no a mí, pero yo sí a ti. Conozco a cada estudiante. Evalué el perfil psicológico de cada uno. -

- ¿En serio? ¿cómo? - dije impresionada y a la vez extrañada.

- No puedo mantener mi defensa adecuada si no conozco bien mi entorno y los que lo conforman. -

- ¿Por qué habrías de "mantenerte en defensa"? -

- Porque nunca aceptan a un chico como yo. Además de que el coeficiente intelectual de todos está por debajo de lo normal; exceptuando a algunos que llegan al normal o lo pasan por décimas. -

- ¿Y yo? -

- Eres de las diez personas en esta escuela que sobrepasa lo normal, estás después de Indira Chopra, Ana Wong y Kay Lee. Posees un C.I. de 115. -

- Entonces... yo sí puedo ser tu amiga ¿no es así? - dije astutamente.

- No exactamente, mi coeficiente intelectual es de 133. -

- ¡Eres un genio! - dije impresionada.

- Lo sé. - sonrió levemente con un gesto de superioridad.

- Pero igual podemos ser amigos. El C.I. no define nada. - dije decidida.

- Nunca alcanzarás mi C.I. - dijo soberbio.

- Eso es lo que tú crees. - lo miré retadora. Y él bajó la mirada, oservando a  Mildred Dresselhaus en mi polo. Su expresión cambió, se tornó tranquilo.

- ¿Has leído acerca de la Teoría del Caos? -

- Sí. -

- ¿Hablas en serio? -

- Sí, por qué habría de mentirte. -

El sonido de la campana indicó que el descaso había terminado.

- Por cierto... compartimos la clase de Literatura. - dijo colocándose la mochila sobre sus hombros. Giró y salió caminando de prisa. 

Yo salí más calmada y me dirigí a clases. Cinco minutos antes de que sea salida, por el megáfono de la escuela, la directora me llamó y ordenó que me dirigiera al despacho del profesor de Literatura. Salí de mi salón con la mochila puesta y caminé por los pasillos a toda prisa. Cuando llegué me recibió, seguían los archivos sobre su mesa. Me indicó que tomara asiento y me sonrió afablemente.

- Srta. Huschen, su asignación ha sido la mejor de todas las que me han presentado; he notado su desempeño. Y considero que debería acudir a una charla que se dará en este hotel - dijo señalando un folleto -; es sobre escritores. Usted es muy buena redactando, así que le comparto esta invitación que es para un invitado más. También iré yo, llevaré a mi hijo. -

- ¿Es en serio? - lo miré asombrada.

- Sí, alumnas como usted no son comunes, señorita -

- Gracias - corrí  y abracé al profesor. Quien se separó de mí rápidamente.

- Bueno, hay otras maneras de agradecer - dijo muy serio, el anciano.

- Sí, pero es algo increíble - dije muy emocionada.

- Sí. Puede retirarse, señorita. - dijo cortante.

- Gracias y adiós, profesor. Nos vemos en la charla. - sonreí.

Salí corriendo muy feliz, abrí la invitación, la charla era mañana. Llevaría a mi madre.

Esa tarde, cuando la invité, me llevó a comprar un vestido, o por lo menos ropa formal. Ella estaba muy emocionada, incluso, creo que más que yo.

**Sábado**

La mañana pasó volando, con el paso de las horas, el reloj marcó las tres y mi madre se animó a "arreglarme". Sinceramente no tenía ganas de usar vestido y tacones, por lo que luego de una hora de discusión con mi madre, logré convencerla de llevar mis converse negras.
Me duché y mi madre comenzó a peinarme y acomodar mis rulos. Mientras lo hacía, le envié un mensaje a Dylan contándole todo con detalles esperando su reacción, pero solo me respondió con un: "Ok". Eso me preocupó, él nunca era así conmigo.  Mi expresión de felicidad se vio opacada por la preocupación y el miedo. Quizá Dylan se comenzó a poner celoso de Shawn o algo parecido. Mi madre me dijo que estaba lista. Me levanté y le marqué a la estación de taxis.

FRIENDZONE (Shawn & tú) - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora