•Alex Max Band- Tonight •
10 Minutos. Desde hace 10 minutos estoy sentada frente a esta maldita Lista. Llevo 10 minutos reflexionando en frente de mi escritorio. No importa cuánto me esfuerce, no se me ocurrirá absolutamente nada. Escribir esta lista es peor que resolver ejercicios de Matemáticas. Supuestamente escribirla me ayudaría a alcanzar las metas que me proponga, pero ahora me doy cuenta de lo ridículo que es todo esto; de lo ridícula que soy yo al creer que podría funcionar.
Sigo con mi mirada las tonterías escasas que he escrito en el papel. Desearía tener un novio, leo. Y quisiera por fin ser vista como una verdadera chica.
¿Pero en que rayos estabas pensando,Mia?. Sacudo mi cabeza en signo de negación. De repente siento como una ola de rabia me consume poco a poco. Rabia por mí y por mi vida, rabia por la miserable idea de escribir esa lista.Agarro el pedazo de papel, lo arrugo y con un fuerte resoplido lo tiro por la ventana. A lo mejor esa no era la mejor solución, pero tenía que hacerlo, fue un impulso repentino.
De todas maneras no se cumpliría ninguno de mis deseos. Seguiré siendo la misma Mia de siempre: enredada en este círculo sin fin; soltera y nada atractiva, insignificante y con poca confianza en mí misma. A lo mejor debe ser así. Quizás mi vida tiene que ser así. Quizás debo seguir siendo la Mia que soy ahora, así me guste o no, así quiera cambiar mi vida o no. Esa fue la vida que me tocó y debería empezar a aceptarla.
Los chicos de mi escuela ni siquiera me ven como una verdadera chica. Yo soy más bien la cosa insignificante, de la que una y otra vez pueden copiar sus tareas y aunque yo no esté de acuerdo con nada de eso, siempre digo que sí porque simplemente no me atrevo a decirles que deberían mover su trasero y hacer ellos mismos sus trabajos. Para eso me falta la confianza necesaria en mí misma.
Meto mis libros y cuadernos en mi morral para el día de mañana, reviso nuevamente cada materia para asegurarme de que he realizado todas las tareas que me habían puesto.
Después de alistar mi maletín, me doy la vuelta y suelto un resoplido. Aún enfurecida conmigo misma y con mi intento fallido de hacer algo para cambiar mi vida de una buena vez, corro hacia el baño, me cepillo los dientes y lavo mi cara. Regreso a mi habitación para ponerme la pijama. Lo mismo que todos los días, el mismo transcurso, la misma sensación; y eso que tenía esperanzas de poder cambiar algo, de poder cambiar mi vida, de experimentar algo emocionante, pero parece que ese placer permanecerá oculto.
Me dispongo a ponerme mi camisa pero luego escucho un intenso chasquido. Desconcertada me giró hacia mi ventana, de donde provenía aquel ruido molesto y noto que está abierta. De repente está él aquí, en mi habitación, simplemente observándome fijamente.
Se pasa la mano por los mechones oscuros de su cabello mientras que está arrecostado en la repisa de mi ventana.
—Si estás buscando desesperadamente un novio, deberías botar primero ese espantoso BH de Mickey Mouse.
Un grito ahogado se me escapa al darme cuenta de que no tengo nada puesto de la cintura para arriba más que mi ropa interior. Pero tan rápido como suelto el grito, me callo, porque un segundo después él me presiona contra mi armario y tapa mi boca con su mano mientras sonríe maliciosamente. Su agarre es firme, pero no tan firme como para que me duela.
Escucho pasos desde el corredor, la voz de mi madre, quien pregunta con interés si todo está bien. Toca la puerta pero no entra, por lo cual yo estoy más que agradecida, pues no sabría cómo explicarle esta situación tan embarazosa. Mi intruso me mira intensamente a los ojos, el azul de sus ojos parece que palpitara, una pregunta muda en su mirada que entiendo sin necesidad de escucharla. Asiento, seguidamente él quita con lentitud su mano de mi boca.
—¡Todo en orden, mamá!.—respondo después de dudar por un momento, mientras que él lenta- y placenteramente se dirige a mi cama, acomodándose sobre ella. Como si no estuviéramos-o mejor dicho- como si no estuviera yo en una situación tan burlesca cómo ésta.
Mis ojos siguen cada uno de sus movimientos, cada paso que él da. Él se inclina hacia mi escritorio, observando detenidamente cada detalle.
—¿Qué estás haciendo aquí?.— pregunto finalmente en voz baja al asegurarme de que mi madre se ha alejado lo suficiente de mi habitación.
Él continúa echando un vistazo a mis peluches y luego a mis estantes de libros, como si no estuviera en este momento en mi cuarto sino en una especia de museo. Pesco rápidamente una camiseta en mi armario, mientras trato de tapar con la otra mano, lo que bueno...sea posible tapar. Me sonrojo al recordar que él me acaba de ver sólo con un BH puesto. Un chico con el que jamás he intercambiado palabra alguna a pesar de que somos vecinos desde que éramos niños.
—Estoy aquí para regresarte esto.— dice finalmente mientras se tira nuevamente sobre mi cama y mueve con su mano de un lado a otro en el aire un pedazo de papel. Me quedo estupefacta al darme cuenta de que se trata de la lista que acabo de botar hace unos minutos por la ventana. Mi cara se pone roja de un sopetón al tratar de quitarle el papel de sus manos, pero él es más rápido que yo y la mueve con destreza, levantando más la mano, evitando que yo alcance tan siquiera a rozarlo.
—¿De dónde sacaste eso?.— pregunto con pánico, a la vez que trato de pensar cómo me salgo de este asunto sin que sea más vergonzoso de lo que ya es.
Kyran sonríe con ironía.
—Me ha caído en la cabeza.
Lo miro sin entender absolutamente nada.
—Estaba sentado en la azotea, al momento en que lo has perdido.— explica, aún con sus ojos fijos en mí, como si disfrutara del momento,como si disfrutara atormentarme. Una de dos,ó el cree realmente que se me cayó por la ventada ó se está burlando se mí.
—Mia ¿Cierto?.— desdobla el papel otra vez y lee en voz alta las cosas que yo había escrito en el. Esto es tan cruel. Preferiría que la tierra me tragara de lo bochornosa que era esta situación.— Te voy a proponer algo, un ofrecimiento especial y único.
Al principio pienso que solo tratará de chantajearme, que me dirá que va a fotocopiar la lista y a repartirla por toda la escuela, arruinando mi pobre e inexistente reputación. Pero para mi sorpresa me devuelve la hoja al mismo tiempo que se pone de pie y vuelve a pasar su mano sobre las hebras de su cabello.
—Te ayudaré a conseguir un novio si tú -por lo que resta del año- haces todas mis tareas. Todas, Mia.
Mi mandíbula se abre sin previo aviso. Contaba con cualquier cosa, me había imaginado los peores escenarios, pero que él me propusiera un trato como ese, no, definitivamente jamás me hubiera imaginado semejante idea.
—Piénsalo con calma.— dice sonriendo satisfecho, saliendo por la ventana de mi habitación, esfumándose del panorama tan rápido como había entrado.
ESTÁS LEYENDO
Kyran -Cancelada-
Romance-Mi propuesta, Mía, ¿Has pensado en ella? -No tengo idea de que estás hablando-murmuro al mismo tiempo en que me dispongo rápidamente a recoger mi cuaderno y mis libros de Matemáticas. De inmediato siento el cuerpo de Kyran cerca del mío, presionan...