Kyran -Cancelada-

3| Así comenzó todo.

•One direction-History•

Cuando los Claes' se mudaron al lado, todo fue un acontecimiento para mí. Era un día muy especial. Mi mamá entró corriendo a mi habitación esa mañana al darse cuenta de la presencia de los camiones de mudanza con los muebles grandes en frente de la casa de los vecinos. Cualquier otro sábado me hubiera dejado dormir hasta tarde, pero no ese día.

—Mia— susurró tratando de levantarme con todo el cariño del mundo.—Mia, los nuevos vecinos han llegado. Tienen un hijo. Tal como parece él chico tiene la misma edad que tú.

Me levanté de inmediato de la cama al escuchar esto. Mi yo de 8 años estaba más que contento y decidido a conocer a ese chico, a jugar con él en el jardín, contarnos secretos e ir juntos a la escuela. Ya no quería estar más sola, pues lamentablemente no vivía nadie de mi edad en la manzana. Incontables fines de semana tuve que pasar jugando sola, mis padres no podían siempre llevarme al otro lado de la ciudad a ver a Tessa.

Así que puse todas mis esperanzas en ese chiquillo que acababa de mudarse al lado de mi casa. Un chico que yo no conocía, del que no sabía absolutamente nada. Pensaba una y otra vez en lo que le diría, en cómo lo convencería de que fuera mi amigo. Esa era una oportunidad única para finalmente tener un amigo- con eso no quiero decir que la amistad de Tessa no era suficiente para mí.

Mamá y yo estuvimos toda la mañana en la cocina. Horneamos una torta, que luego decoré yo misma. Ella me dejó decidir cómo debía decorarla y que tipo de torta debía ser. Recuerdo con exactitud que me decidí por una torta de chocolate. Mamá sacudió la cabeza de un lado a otro mientras sonreía.

—¿Porqué una torta de chocolate,Mia?.

—Porqué a todo el mundo le gusta el chocolate.— respondí mientras saltaba alegremente por todo el lugar. Estaba tan emocionada que no podía permanecer ni un segundo sentada. Mamá no estaba de acuerdo pero para hacerme feliz aceptó y horneamos juntas una torta de chocolate. Al final me permitió llenarla de Nutella y decorarla con Asperjas. Cuando por fin observé mi obra de arte, supe, que a Kyran le gustaría tanto, que iba a querer jugar conmigo enseguida. Yo sabía, que nos íbamos a entender muy bien y que seríamos los mejores amigos. Para mí estaba escrito en las estrellas que así sería, pero al parecer la vida ya tenía planes para los dos.

—A esto llamo una bomba de calorías.— rió mamá y aunque yo en ese momento ni siquiera sabía qué significaba eso, simplemente reí con ella. Yo estaba feliz por el hecho de que Kyran se haya mudado, infinitamente feliz. Nada podría cambiar en ese momento mi humor y estado de ánimo, o al menos eso pensaba yo.

Después de que papá despertó, fuimos los tres juntos a la casa de los Claes'. Era una mañana espléndida. Recuerdo que el sol brillaba y el cielo estaba claro y libre de nubes. «El clima, pensé, quiere decirme algo, quiere darme valentía y ánimo».

La mayor parte de las cajas de la mudanza estaban al rededor de todo el jardín y del garaje. Desconocidos salían de la casa, agarraban un par de cajas y volvían a entrar de nuevo. Se veían sudorosos y cansados.

Mamá me dio enseguida la torta en la mano y prácticamente me llevaba a empujones hacia la entrada de la casa. De un momento a otro no me sentía bien, justo cuando noté a papá estirando su brazo para tocar el timbre. Mis padres estaban detrás mío, sin embargo sentí miedo al ver a un hombre alto sonriente abriendo la puerta. Su mirada se fijó en mí y rió.

—Oh, Hola. ¿Qué tal? ¿Quien eres?.

Yo no respondí, pero eso no fue impedimento para que los mayores se presentarán entre ellos, se dieron la mano y rieron entre sí. Depronto se inclinó mamá hacia mí y susurró:

—Preséntate al nuevo vecino, tesoro.

—Mi...Mi nombre es Mia Bahrs— dije finalmente entre titubeos y al mismo tiempo estiré mis brazos que llevaban la torta. El hombre rió como si de verdad le emocionara el pastel.

Después fue que me di cuenta del chico que estaba atrás de el señor. Kyran. Él se escondía detrás de su padre, se escondía a espaldas de aquel hombre alto,como si tuviera miedo de nosotros. Nos observaba alerto a mi y a mi familia, como si temiera algo. Como si fuéramos un peligro para él. Sus dedos se clavaron en la camisa de su padre, como si tuviera miedo de que se fuera, como si tuviera miedo de que nos lleváramos a su padre y lo alejáramos de él.

Y aunque no deseaba nada más que tener un amigo en el vecindario, supe en ese instante,que Kyran y yo nunca seríamos amigos,que nunca jugaríamos en el jardín,nunca correríamos al rededor del aspersor para céspedes; supe que nunca construiríamos una casa en el árbol y nos esconderíamos ahí para contarnos secretos mientras que nuestros padres trataban de encontrarnos. Todas mis esperanzas se esfumaron en ese momento en el que lo miré a los ojos, esos ojos llenos de temor. Ojos, que al parecer habían visto y vivido bastante.

—Tierra llamando a Mia.

Miro de nuevo a mi alrededor. Tessa agita su mano en frente de mis ojos. Observo mi tableta de comida y muevo la cabeza en signo de negación al darme cuenta de que estamos en la cafetería.

—Lo siento, parece que estaba soñando.— dije.

—Uhhh,un sueño.— Tessa sonríe ampliamente.— Cuéntame sobre ese sueño. ¡Oh, espera! ¿Tiene que ver con...—se inclina hacia mi puesto por encima de la mesa y susurra:— ¿Será que un tal Kyran Claes estaba en ese sueño también?.

La miro horrorizada. Tessa me había visto una vez hablando con él por los pasillos de la escuela y ¿enseguida piensa que me gusta? Seguro es mejor que piense eso a que sepa la verdadera razón. La verdadera razón es pues, que Kyran será desde hoy mi "maestro" en el tema del amor.

Tessa no me deja ni siquiera hablar. En cambio, niega con la cabeza.

—Espera, espera. Tengo que saber por lo menos una cosa antes de que te pongas más seria.—hace una pausa.—. ¿Segura que el sueño era acto para menores de edad?. —pregunta sonriendo.

La vuelvo a mirar horrorizada y Tessa suelta un  fuerte resoplido. Y mientras comienza a reírse escandalosamente, yo me voy escondiendo poco a poco más en mi asiento, deseando poder ser invisible, puesto que varias personas en la cafetería se voltean a observarnos a las dos.