Hay tiempo que en lugar de curar,
emponzoña todavía más.
Gatos negros
con mucha suerte,
personas que enredan más el pelo
que el viento.
Corrientes que no llevan,
sino que traen.
No hay excepciones que confirman las reglas,
hay reglas incapaces de tomar medidas.
Aposté todo al rojo,
me sangraron hasta el polvo de los bolsillos.
3 años tardé en escribir esto.
Sólo para llegar a una conclusión:
No había vista más bonita
que la tuya levantándote la camisa
cada mañana
al otro lado de la cama.
¡Y qué maravilla!
Tú tan amanecer en San Diego,
yo tan obligándome a dormir de nuevo.
Si hubieras sido novela,
serías 'La vida es sueño'.
Tan filosófica, tan teatral,
tan libre y sin destino...
Temí tantas veces tu ida
que el día que la rutina dio un giro
y bajaste tu camisa,
el día que hubieron 2 maletas en la puerta
en lugar de las cuatro acostumbradas,
ese día me di cuenta
que había perdido no la noción,
sino el mismísimo tiempo.
Ya no valían más miradas tontas
desde las sábanas siempre arrugadas.
Ni los "Claro que sí, cariño".
Como haberme cruzado con 12 gatos negros,
un huracán que arrasaba absolutamente todo.
Todo el tiempo que nos dieron.
El mayor error
salió de mí.
La vida es sentir.
Ni siquiera intenté que vibraras,
las mariposas murieron en ti.
Tantos capullos por el mundo
y tenían que acabar con los tuyos.
Maldita conformidad
de este mundo hecho para necios.
