Capítulo 1

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"La perfección es una pulida perfección de errores".

—Mario Benedetti.

Se cree que ser una Princesa es algo que todas desearían, pero esa es sola la imagen que los escritores de cuentos quieren que creamos, realmente, cargar una Corona como esa, no se lo desearía ni al peor de mis enemigos

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Se cree que ser una Princesa es algo que todas desearían, pero esa es sola la imagen que los escritores de cuentos quieren que creamos, realmente, cargar una Corona como esa, no se lo desearía ni al peor de mis enemigos... ¿qué tan fuerte se debe ser?

Corrí por los pasillos de la academia para llegar rápido al salón de música, pero parecían hacerse eternos aun cuando mis piernas no podían moverse más rápidamente.

Suspiré.

Como siempre, iba tarde. Apenas era viernes y tenía que ir a piano, pero el profesor de patinaje se pasó de la hora y a mí me tocaría pagar con la maestra de música. Ella era reconocida por ser extremadamente estricta, sobre todo conmigo porque mi madre le daba las libertades de hablarme y hacerme lo que quisiera con tal de aspirar a ser perfecta.

—¡Hannover Ancle, tarde como siempre! —dijo con el romanche más lastimoso para mis oídos en el mundo.

La instructora era de origen ruso, lo notabas si veías su extravagante cabello rojizo y ojos verdes, exótica diría yo.

Se mudó a Suiza hacía ya muchos años, por razones que seguí sin entender; desde los diez ella era mi profesora de piano, guitarra, violín y canto. Pero desde siempre me molestó el cómo hablaba romanche. Bien pudo aprender italiano, alemán o francés, que son otros de los idiomas manejados a nivel nacional, pero al hablar romanche pareciera que lo escupe con asco.

Resistí el impulso de hacer alguna expresión de desagrado: —Perdone señorita Solowski, el patinaje se ha expandido más que de costumbre, provocando un retraso de algunos minutos en mi horario —hablé con voz totalmente calmada.

—Excusas, siempre excusas. Pues el día de hoy, como de costumbre estás retrasada, pero no soy quién para cumplir tus caprichos, hablaré con tu madre. No tendrás esta clase —habló para después retirarse.

Suspiré con disimulo: —De seguro se molestará.

La culpa de que los profesores se extendieran nunca era mía, pero siempre era yo quien terminaba pagando por ellos.

No tenía mucho más que hacer, tenía unos cuarenta minutos para comer algo y después ir a esgrima.

Después de la separación de mis padres, mi madre y yo no establecimos en Suiza, su país natal en el que, cuando se casó, puso en pausa su carrera de diseñadora y la retomó cuando se divorció y, mis hermanos mayores se quedaron con mi padre. Hacía unos quince años que no tenía contacto con ninguno de ellos pese a mis intentos por hacerlo.

Mi madre solía decir que la tecnología no era buena para el desarrollo de mis facultades. Hacía más de diez años que no veía televisión a no ser que estuviese estrictamente controlado el horario, el móvil tenía ciertas restricciones en las que no podía navegar a mi antojo ni utilizarlo más de dos horas diarias, por lo que básicamente servía solo para mensajes de texto y llamadas.

Little Princess [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora