Cartas a la maestra más bella

seize

Miércoles 14 de agosto de 1957

¿Por qué?

No responda. Calme. La comprendo. El "¿por qué?" es lo primero que pensé al ver lo que hizo. Pero, como le dije, ahora la comprendo. Tiene miedo, ¿no es así? Tiene mucho miedo de mí, tiene miedo de que vaya a hacerle algo a usted o a alguno de mis compañeros... Tiene miedo de este repulsivo ser humano que resulta, soy yo. En sus manos está un asesino en serie en potencia. Usted es frágil y delicada, y obviamente no quiere perder su trabajo e, incluso, la vida. Es comprensible.

Creía que entendería bien cada una de mis palabras, sin embargo, veo que he estado equivocado. Aun así, no dejo de sentir lo que siento por usted. Me ha decepcionado, por supuesto, pero mis sentimientos pueden más que mi razón en este momento.

¿Funcionó el haber hablado con el rector, con los padres de cada alumno y luego con cada alumno? ¿Pudo descubrir algo, preciosa maestra? ¿Tiene pistas del paradero del asesino? ¿Ya hizo el diagnóstico y descubrió que es un psicópata?

¿Quién es? ¿Quién es aquel maldito hombre que se encarga de mandarle cartas de amor con dulce agonía, y que además asesinó a uno de sus alumnos por celos? ¿Quién?

Fui yo. Y lo hice por defenderla. Maté por usted, y en cambio, ¿cómo me agradece? Tratando de hallarme para mandarme a la cárcel o a un manicomio.

No obstante, a pesar de todo, la comprendo. El miedo corre por sus venas.

Y tal vez sea mejor que siga siendo así.

Con amor,

Su enigmático amante embelesado