Capítulo 1.

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Mi avión llegó con una hora y media de retraso, el taxista que me tenía que llevar a la escuela me esperaba con mala cara justo en la salida de la terminal con un cartelito donde estaba con mi nombre.

Al entrar en la escuela todo estaba en silencio. Pedí al conserje que me guardara las maletas y me fui pitando a buscar la clase. Aquello era enorme. Mi aula era la 105B y estaba al final del cuarto piso. Cuando la tuve delante me paré dos segundos a recobrar un poco el aliento y piqué. No esperé a que del otro lado me respondieran y abrí la puerta.

- Perdón, mi vuelo se retrasó y – una señora de pelo blanco me corté en seco.

- ¿Se cree que acaso me interesa por qué llega tarde? Tiene falta de asistencia. Ahora salga de mi clase y espere a que toque el timbre.

Sin decir nada más cerré la puerta y me quedé como una idiota parada mirando por el cristal. La gente ni se inmutó con las palabras de aquella mujer. Me sentó fatal. Mi primer día y menuda bienvenida.

Me senté en un banco que había junto a la puerta y saqué mi agenda. La próxima clase era en el aula 70A. Apoyé la cabeza en la pared y cerré los ojos.

Hacía varios días que no dormía del todo bien, los nervios por el traslado, preparar la maleta y un largo etc. que ya explicaré más adelante me habían robado la tranquilidad.

Una tremenda campana sonó y pegué un salto del banco dejando de pensar en todo lo que “abandoné” en Alemania.

- No te dejes asustar por la profesora Shannon – era una voz femenina bastante simpática.

Al mirar hacia arriba, vi a una chica morena con el pelo largo que me sonreía.

- Soy Alex.

- Dany – me agarró la mano y la estrechó. Me levanté y volví a mirar el planning de las clases.

- Tienes clase de música ahora. Ven yo te acompaño, así no volverás a llegar tarde.

- Gracias. Y esa mujer es siempre así de…

- ¿Borde? – Asentí – pues la verdad es que sí. Sus clases son bastante rollazo pero como no pongas atención suspendes y sus recuperaciones son de lo peor.

- Lo tendré en cuenta.

- Tú no eres de por aquí – negué con la cabeza.

- He llegado esta mañana. Soy de Alemania.

- ¿Qué? ¿Has venido hasta aquí desde Europa para estudiar?

- Sí. Me concedieron una beca el año pasado pero por cosas de la vida no pude venir y me la reservaron para este año y aquí estoy.

- /Fiu/ - silbó - ¿y no vas a echar de menos aquello?

- No te creas. Allí no tengo prácticamente nada.

- Guau, eres muy valiente – me encogí de hombros ante la puerta del aula de música – aquí hay un chico que también es de Alemania, lo que lleva viviendo en Estados Unidos bastantes años con su madre, de vez en cuando van de vacaciones allí a ver a la familia – sonreí y cambié de tema tras varios segundos calladas.

- ¿Qué tal esta profesora? – cuando lo decía varias chicas entraron bastante efusivas a la clase con unas risas nerviosas.

- Profesor y muy, muy bien. Es la caña. Tampoco le gusta que lleguemos tarde pero no te monta ningún pollo y es bastante comprensivo. Va, entremos.

Nos sentamos en la tercera fila y esperamos a que se llenara la sala. Vinieron varios chicos que se pusieron a hablar con Alex y se sentaron a su lado. Yo permanecía callada sin mirar a ningún sitio que no fueran mis libros y mis manos.

- Buenos días chicos.

Todo el mundo se calló de repente y le prestaron atención. Las chicas que tanto se habían apresurado en entrar lo miraban embobadas, alcé la vista y me quedé mirándole fijamente.

- Vaya veo alguna que otra cara nueva – miró su lista y volvió a mirarnos a todos – tú debes de ser Dany Müller ¿no? – Asentí muerta de vergüenza – bienvenida. Bueno a los demás ya los conozco del año pasado, me podrías cantar algo para escuchar un poco tu voz – y ahí me hundí por completo.

- ¿Ahora? Es que no me viene nada a la cabeza – comencé a notar cómo las mejillas me ardían y cómo todos los ojos del aula se clavaban sobre mí.

- Cualquier cosa sirve – agaché la cabeza y negué. Pareció notar mi malestar, sonrió y pasó a quitarle importancia – bueno no pasa nada, otro día.

La clase se pasó bastante rápido. Alex tenía razón, ese profesor era genial y añado que era un encanto y muy simpático. No paraba de sonreír y era preciosa su sonrisa al igual que su voz.

- Pues en Navidad hace siempre un solo que no veas. Canta súper bien.

- No es para tanto Alex – la interrumpió uno de los chicos que antes se había parado a hablarle.

Era moreno con el pelo largo, su piel era súper blanquita y deduje por ese motivo, y por su acento, que era el chico alemán del que Alex me habló al conocernos. Era bastante distinto al resto, vestía algo extravagante y se pintaba tanto las uñas como los ojos. Parecía más una chica que un chico por lo mucho que cuidaba todos los detalles de su estilo.

Alex le contestó con una mueca y justo sonó el timbre que daba fin a la clase. Nos pusimos a recoger y me quedé la última. Cuando me disponía a salir, Alex me esperaba en el umbral de la puerta, el profesor se dirigió a mí.

- ¿Dany te puedes quedar un momento, por favor? – Asentí y miré a mi compañera que con los labios susurró “nos vemos luego”, nuevamente asentí y bajé hasta la mesa de mi profesor.

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Esta historia la escribí hace menos de un año.

Me gustaría que me dijérais qué os parece!!!

Un beso enorme!

Maiko

Kailua: Hoku y AnuenueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora