Capítulo 2.

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- ¿Dany te puedes quedar un momento, por favor? – Asentí y miré a mi compañera que con los labios susurró “nos vemos luego”, nuevamente asentí y bajé hasta la mesa de mi profesor.

- Dígame.

- Puedes llamarme Bruno y no me trates de usted, por favor – sonrió y yo lo imité – verás, sé que eres nueva y que eso te puede cortar a la hora de cantar delante de tus compañeros, pero me he dado cuenta que no es el ser nueva lo que te impide cantar, hay algo más ¿me equivoco?

- No. No te equivocas.

- Cuéntame pues.

- No soporto cantar sabiendo que hay alguien que me está mirando, la voz se me quiebra y me es imposible sacar una sola nota que suene moderadamente bien.

- Pánico escénico – asentí – Mira yo tengo un truco – se levantó y se sentó sobre la mesa a mi lado – cuando comencé a cantar, también me pasaba como a ti. Me era imposible cantar, me horrorizaba la idea de que se me olvidara la letra de la canción o que alguien se riera de mi cuando comenzara a cantar. Mi padre, que también es músico, me dijo que cuando estuviera sobre el escenario debía cerrar los ojos e imaginarme que estaba completamente solo. Al principio me pareció una idea tonta porque pensaba que no conseguiría borrar ni por algunos segundos a toda esa gente pero un día lo intenté y lo conseguí. Me quedé callado antes de empezar a cantar, me concentré e imaginé que no había nadie. A mitad de canción tenía a todo el público metido en el bolsillo y comencé a disfrutar cantando ante mucha gente. Deberías intentarlo.

- No sé si me funcionará pero te prometo que lo intentaré – había recogido sus cosas y estábamos caminando por el pasillo – muchas gracias por el consejo, Bruno – me costaba llamarle por su nombre y tratarlo de tú porque en mi anterior colegio, nos castigaban si no los tratábamos de usted.

- De nada Danielle.

- Dany, por favor.

- De acuerdo, Dany. Nos vemos en la próxima clase – sonreímos y yo me fui hacia el patio.

Busqué con la mirada a Alex y la encontré sentada en un muro con dos chicos más, uno de ellos el moreno de tez blanca.

- ¡Eh! Jolines acabas de llegar y ya has ligado con el profe cañón del colegio ¿eh? – Me puse como un tomate - ¡Es broma! Mira ven, te voy a presentar a mis dos colegas – fui hasta ellos y me quedé parada – mira él es Bill y él Wentworth pero le llamamos Went.

Ambos me dieron dos besos y estuvimos los cuatro juntos el tiempo que duró el descanso.

La mañana transcurrió sin más cosas interesantes. El resto de profesores eran bastante normales.

Cuando acabó el día fui a buscar mis maletas a recepción y me dirigí hacia la residencia en compañía de Alex.

- Tú habitación está cerca de las nuestras.

- ¿Es mixta?

- Sí, lo que las chicas duermen con chicas y los chicos con chicos. Es aquí.

La puerta estaba pintada de color rosa chillón y había un cartelito “Morgan” a cada lado había dibujado un corazón. Todo en distintos tonos de rosa. Miré a Alex y se encogió de hombros. Piqué y abrí.

- Hola, soy Dany, tú nueva compañera – aquella chica ni se molestó en mirarme a la cara al contestarme.

- No me importa quién seas, procura no invadir mi espacio. Tu armario es el pequeño, el mueble también el pequeño y la cama esa de ahí – estaba llena de ropa.

Kailua: Hoku y AnuenueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora