Lea es la chica nueva en él pueblo de land of wolves de Arizona.
Alix no es es el chico común, él tiene una doble vida en donde su otra mitad se basa en pelo, garras y dientes afilados.
Lea no esperaba esto, un pueblo raro, muy grande y alejado, p...
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#ADVERTENCIA HAY ALGUNAS FALTAS DE ORTOGRAFÍA ##
Paso lo que más temía, llegar tarde y ser el centro de atención.
Al llegar 30 minutos tarde a la primera clase de química, el profesor me miro asustado y confundido, le dije que era nueva blablabla, etc. pero él solo miraba mi ropa y mi cabello en modo bestia.
Luego de que termine mi escusa barata, me lo quede mirando para ver si no reaccionaba y dejaba de mirar mi cabello como si fuera un panal de abejas africanas y fueran a atacarlo.
¡Solo era cabello, anciano!
¡Cabello!
Pero no me asombraba en lo absoluto que se quede mirando tal belleza desordenada, el solo contaba con tres tiritas de pelo llenos de gel, que desde aquí se lo notaba más tieso que mi pierna con un calambre, las duras tiritas lo traía hacia al frente como una especie de ¿flequillo?, Ay no sé pero es horrible, era como dividir su calvicie luminosa en partes.
Solo me pregunto una cosa ¿por qué no se pela toda la cabeza de una vez?, no es como si milagrosamente el gel hiciera brotar el pelo ya difunto.
No señor, si Homero no lo logró...tú menos.
Solo tiene tres mechas de pelo ¡tres! ¡Ja!, y él se me queda mirando como si no le cupiera en su cabeza que una alumna no encontrará un peine.
¡pues creelo anciano!
Luego de un carraspeo de mi parte, nada disimulado, él dejó de mirarme y me dejó pasar, no sin antes advertirme de que ya no llegará tarde.
Al entrar al aula fue peor, no solo tenía una cabeza calvicie mirando mi cabello, sino muchos pares de ojos fijos en él.
Caminar hasta al asiento disponible fue de lo más incómodo, miraban cada paso que daba, como esperando que me tropezara para completar el desastre que soy.
Pero no...aún no estoy ciega queridos.
Ignorando las miradas que me dedicaban, desde burlonas, asustadas y otros que me miraban como si fuera una procreadora de garrapatas, me senté a lado de una chica con gafas. no era el único asiento libre, pero ella era la única que no me miraba con terror al poner mis ojos en la silla vacía de su lado.
Me senté lentamente, tenía miedo de que me arrojará uno de esos libros pesados que estaban en su mesa, ella me miro y sonrió cordialmente, aquello hizo que el momento no sea del todo tan incómodo, le correspondí la sonrisa y luego saque uno de mis cuadernos, empecé a escuchar y a anotar aquello que me parecía importante.
Luego de unos minutos, sentí algo posarse en mi rodillas, me tense inmediatamente, en ese instante solo pensé lo peor...acaso ¿Me estaba manoseado?.
Con algo de miedo baje la cabeza y inmediatamente me avergonce, no sabía si llorar, reír, ¿agradecer? O que mierda hacer, nunca nadie me había puesto un peine en la rodilla.
