"Es la última vez, lo prometo."
KyungSoo estaba despertando de un largo sueño de más de 24 horas en una camilla de hospital, conectado a una mascarilla de oxígeno, le costaba respirar y dolía cada vez que sus costillas se expandían para dar paso libre al aire, dolía... dolía al punto de hacerle correr gruesas lágrimas por las mejillas y aquellas ardían, su piel quemaba con las salinas gotas.
Su madre estaba al lado de su cama apoyando la cabeza cerca de su mano, con sus dedos temblando acarició suavemente los oscuros cabellos de la mujer logrando despertarla. Parecía que había llorado por horas, tenía ojeras y los ojos hinchados, rojos, lucía mal. Lucía triste, por su culpa.
- Oh KyungSoo, perdóname...- Chilló la mujer levantándose de su lugar para apartar los cabellos que cubrían la frente de su hijo y besó la piel de la misma. - Perdóname por no escucharte, por creer que no era nada serio.
El chico de grandes ojos sólo los cerró y siguió durmiendo, no recordaba bien el motivo por el cual estaba allí de nuevo. Por lo que había logrado escuchar entre las horas que fingió estar dormido era que por la gran golpiza que le habían dado tenía dos costillas rotas las cuales tardarían en sanar. Su nariz también estaba rota pero gracias a la cirugía podría ser un problema menos importante.
Le dieron el alta al mes siguiente, procurando que su oxigenación fuese más regular por su propia cuenta.
El chico se estuvo recuperando en su casa sin salir por largos meses, era difícil moverse con huesos rotos y aún más difícil era el volver a la escuela, que para él significaba el peor infierno. Llevaba varios años en la misma, en la misma clase y casi los mismos compañeros. Tenía un promedio sobresaliente, menos en deporte. Y era el blanco fácil para Johnny y Taeyong.
Lo acosaban tanto en la sala de clases, cancha de deportes, duchas, baños y salida de la escuela lanzando cosas en su espalda, insultándolo y golpeándolo cada vez que tenían oportunidad. En ellos había nacido un odio gigantesco hacía el joven de menor estatura. Sin sentido alguno.
Ese día lo siguieron camino a su hogar y cuando pasaron por un lugar algo más solitario aprovecharon para darle la golpiza que se estaban guardando, tomarlo del cuello y darle un puñetazo no fue suficiente, se ensañaron tanto que terminaron por patearlo en el suelo sin dejar libre ningún lugar. Hasta que una de aquellas fue a dar en su cara, en su nariz, provocando casi de inmediato una hemorragia que los asustó y como cobardes huyeron del lugar dejando en completo abandono a un chico que no tenía fuerzas ni para arrastrarse o hablar para pedir ayuda. Un pitido en sus oídos era lo único que él podía oír en tanto intentaba llamar a alguien estirando su brazo lo más que podía.
De milagro la ayuda llegó.
No perdió lo que quedaba de año escolar porque acordaron que él haría exámenes libres para evaluarlo, él no quería volver allí. Tampoco su madre que se había llevado uno de los peores sustos y tristeza de su vida, perder a su único a hijo a manos de unos chiquillos sin humanidad no estaba en sus planes.
Decidió cambiar a KyungSoo a una nueva escuela, para empezar de cero y mantenerlo lejos de aquellos jóvenes. Le haría bien, más si ésta vez hacía nuevos amigos.
¿Haría nuevos amigos? ¿Pasaría lo mismo?
Él sólo temía que la historia de mierda se repitiera, no quería seguir sintiendo miedo cada mañana al despertar.
No quería tener miedo de que llegara el receso cada vez que terminara una clase.
No quería sentir miedo de la hora de almuerzo.
No quería sentir miedo de camino a casa.
¿Realmente en un nuevo lugar conocería personas dispuestas a ser más que compañeros de clase? Incluso si no ocurría, con que lo dejaran vivir en paz era más que suficiente.
Para vacaciones de verano ya estaba mucho mejor, podía moverse sin tanta dificultad luego de un tratamiento que hizo para recuperarse con mayor rapidez y eficacia. Adaptó el hábito de ir a leer a una cafetería pequeña y acogedora que quedaba a cuadras de su casa, era nueva por eso fue novedoso para él y la mayoría de las personas que iban leían libros, él también pero sólo por un motivo, más dulce que el azúcar rubia de ese lugar.
Había un mesero, un chico que supuso era más o menos de su edad, alto y con un peculiar par de orejas al cual iba a ver cada tres días por encima de su libro cuando él no lo miraba, siempre pedía el mismo café con vainilla para pasar desapercibido y siempre lo atendía él. Aquel chico había llamado su atención porque la primera vez lo saludó con una sonrisa tan amplia y positiva, que uno de sus ojos se hizo más pequeño que el otro.
"¿Él querrá ser mi amigo? ¿realmente quiero ser amigo de él?".
Continuará...
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Bullying: Do Kyung Soo.
Fanfiction❝. . . los pies de KyungSoo iban lo más rápido que podían ya fuera del sendero, el césped húmedo, las hojas y ramas sonaban amenazantes bajo sus pies. Avanzó entre los árboles perdido y desesperado, agitado; su corazón estaba tan acelerado que sentí...