【Capítulo 8】

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En simples palabras, no podía creer una mierda.
Se sentía tan irreal estar en sus zapatos justo en ese momento, aunque ni eso lo detenía a mover con ansiedad sus labios sobre los de Park Chanyeol.

Sentía como si su corazón se le fuese a salir por la boca con tanta emoción azotando cada sentido, incluso aquellos que nunca pensó que tenía.

Cuando llegó a su casa arrojó la mochila en el primer rincón de su habitación antes de dejarse caer sobre una suave cama. Sentía que era el chico más suertudo de la tierra, de hecho para él lo era.

Él era el chico con la mejor suerte sobre la tierra.

Su teléfono vibró en el interior del bolsillo de su pantalón, cosa que lo sacó de sus profundos pensamiento.

“¿Estamos saliendo ahora?”

Park Chanyeol era un caso especial, era tan torpe que le causaba una ternura gigante. Tan gigante como lo era el mismo chico que la producía.

“Sí, Yeol. Estamos saliendo ahora.”

Le confirmó al tipo alto que le había dejado tan mareado. Había todo pasado tan rápido que tenía miedo de que fuese solo un muy buen sueño, uno encantador alejado de las constantes pesadillas esas donde siempre aparecían quienes lo habían intimidado por años.

A la mañana siguiente despertó veinte minutos antes de lo que regularmente lo hacía, tomó su teléfono y buscó los mensajes del día anterior y leyó sólo para confirmar que no había estado soñando, que era todo más real de lo que había podido vivir antes. Su estómago se estrujó, estaba nervioso y ansioso por verle, por abrazarlo tal vez pero...¿No sería eso un paso demasiado atrevido? Aunque ya se habían besado...

Se levantó con una sonrisa que ni él lograba reconocer, en la ducha incluso cantó y su madre al despedirse pudo notar en su hijo un aura tan diferente que su corazón se alegraba también. Salió más temprano esa mañana, así quizá podría estar unos minutos más antes de clases con Chanyeol. Todo era tan maravilloso, todo era tan perfecto.

O casi.

— Mira nada más, la gorda horrible se ve feliz.— La voz se le hizo tan familiar, tan conocida...tan aterradora. De un minuto a otro, de un momento a otro se sentía jalado hasta un vehículo, ¿Qué ocurría? ¿Qué había hecho ahora? En un abrir y cerrar de ojos Do Kyungsoo desaparecía dentro de ese automóvil.

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Ya habían pasado dos días, KyungSoo no volvía a casa, tampoco había llegado al instituto. Nadie sabía nada de él, su madre había acudido a la policía, sus amigos se preguntaban que había sido de él.

— ¿Creen que haya escapado de casa? — Preguntó un distraído Yixing en el receso.

— Por supuesto que no, tienes que estar loco para creer eso.— Contraatacó un preocupado Junmyeon.

Mientras que Chanyeol de entre todos sus amigos yacía mirando sus zapatos, ido completamente. Intentando, analizando el por qué, preocupado... Aterrado.

— Imposible que haya escapado.— Dijo en un momento, todos le prestaron atención de repente—. Y-yo... Yo hablé con él, todo estaba bien. Estábamos bien.

— ¿"Estábamos"? —. Preguntó un JongIn demasiado interesado.

— Sí, lo estábamos—.

Todos volvieron a caer en sus pensamientos, algunos más preocupados que otros. Algunos más desesperados que otros.

Saliendo de clases en ese segundo día Chanyeol decidió dirigirse a la casa de KyungSoo, quizá hubiese vuelto ya. Quizá sólo decidió tomar un respiro de todo y ya volvió.
Tocó a la puerta y una desesperada mujer le abrió, se veía fatal. Sus ojeras eran profundas, sus ojos estaban rojizos por aparente llanto y su expresión era de estar pasando las horas más terribles de su vida. Era su hijo; su único hijo.

— ¿Aún no hay noticias?—. Preguntó un Chanyeol triste, mientras tomaba asiento en el sofá que la había visto por primera vez hace un tiempo.

— Nada, la policía está esperando aún a buscarlo. Dicen que posiblemente es una fuga simplemente. Pero él no es así, él escapaba de todo llegando a casa... Es su espacio seguro, es... él no escaparía.

— Sé que no escapó, es por eso que me siento aún más preocupado.

— ¿Alguien lo intimida en la escuela? ¿Acaso está pasando por eso de nuevo?

— No, todo lo contrario. Tenemos muchos amigos, me tiene a mí... Él se ve cómodo.

— No puedo simplemente creer que ésto esté pasando...—. La mujer frente a él rompió a llorar desconsoladamente, temblaba entre palabras que no se podían entender. Chanyeol estando a su lado en esa sala que se inundó del llanto doloroso de esa madre no pudo aguantar verle así; la abrazó con fuerza. La abrazó intentando consolar a su preocupado corazón, intentó hacerle saber que contaba con él porque se encontraba de la misma manera.

“¿Dónde estás, qué pasó contigo?”

Era terrible esa sensación de volver a casa sintiéndote aún más vacío. Algo había pasado, le aterraba pensar que algo malo le estuviese sucediendo.

Dónde estás, dónde estás. Cuando volverás.

Su corazón lo apretaba, sería la segunda noche sin pegar un ojo. Todo estaba tan bien, todo estaba perfectamente. Habían comenzado a salir, era el inicio de algo demasiado perfecto para ellos dos ¿O habría sido eso? ¿Quizá el salir tan repentinamente le habría asustado que huyó sin decirle a nadie?

“Vuelve por favor.”

Escribía una vez más en su teléfono, un mensaje desesperado al número de aquel chico con labios en forma de corazón que lo traía hecho un lío. Un miedo andante.

Bullying: Do Kyung Soo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora