Capítulo 2: Una nueva acompañante

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Y así comenzaba la nueva aventura de Dylan, con una carta misteriosa de una habitante de Dinnamore y las noticias del periódico de Londres sobre la mansión de los Angelot. Y todo giraba en torno de un solo pueblecillo en medio de colinas: Dinnamore, la aldea del vampiro.

Llegaron rápidamente al pueblo, ya que no estaba tan lejos de Londres. En la entrada se encontraba, sentado cerca de la caseta donde había aparcado el doctor, un señor mayor bastante somnoliento que vestía un jersey azul y una gorra blanca. Pasaron varios minutos antes de percatarse de que Dylan y Eric estaban ahí. Se levantó nervioso por su despiste y se presentó:

-¡Ho-Hola! Me llamo Nelson, y soy el que permite entrar y salir del pueblo.

-¿Quiere decir que usted supervisa las entradas y salidas de Dinnamore? ¿Para qué? -Eric quedó desconcertado al saber que había un vigía en un pueblecito rural como lo era ese.

-¡Si está clarísimo! El alcalde dijo que debíamos saber quién entra y quién sale del pueblo, para saber quienes desaparecen y quienes simplemente abandonan el lugar.

-¿Desaparecen?

-Exacto.

-Hmm... eso quiere decir que también ha desaparecido gente que venía de visita o por el estilo.

-Parece que esa vestimenta también es signo de su inteligencia. Y ahora, si me permiten sus nombres...

-Oh, claro. Me llamo Dylan, y éste es Eric.

-...lan... Eric. Vale, muchas gracias. Tomad un mapa del pueblo, y que tengan una buena estancia en Dinnamore, aunque lo tengan díficil...

Dylan y Eric se miraron. Sabían de que hablaba Nelson: sólo podía ser sobre los Angelot mencionados en la carta, de los que decían que eran una bruja, y un vampiro.

Después de un rato por el pueblo, decidieron mirar el mapa en busca de la calle Woodfall Street. Estaba al norte de la plaza principal, también al norte. Así, decidieron dirigirse hacia la calle donde les esperaba aquella chica.

Mientras caminaban, Eric se interesó en un detalle de la carta.

-Profesor Dylan, ¿Cree usted que la letra aniñada también fue adrede? Tal vez sí sea una niña, pero no sea tan pequeña como nos creamos.

-La letra infantil sí que es... aposta. Se nota por el cuidado de cada una de las tres letras de la palabra para que pareciera lo que debía parecer, así que no esperes una niñita de cinco a ocho años.

-Oh, vale.

Y así seguían andando hasta la Highway Square, la plaza principal del pueblo. Ésta estaba a lo alto de unas largas escaleras, dando una explicación al nombre de la plaza. A lo alto del todo se podía ver el pueblo en su totalidad, con vistas a una gran cascada al fondo de lo que parecía ser la Woodfall Street. Daba un poco de vértigo la altura, pero si no se le daba importancia, la estancia era confortable. Dos pequeños bancos madera yacían cerca de una fuente con una gran fuente monumental, con la fecha de la inauguración del pueblo en una placa clavada cerca de los bordes del monuento. Unos cuantos parterres rodeaban la plaza con flores de distinto tipo y color, dándole vida a la plazoleta.

-Vaya... que vistas...

-Hay que decirlo, esta plaza es bastante bonita, y muy ciudada. Por cierto, ¿será esa la mansión de los Angelot?

-Puede que la que nos espera responda esa pregunta, ¿no?

-Hm -Dylan asintió con la cabeza, un poco pensativo.

Bajaron por las escaleras que iban al norte, de camino a la calle donde los esperaban. Mientras iban con paso acelerado, Eric se fijó detalladamente en la vestimenta de Dylan. Siempre iba con una camisa blanca, de la cual las mangas salían por las de su gran gabardina negra de cuello alto, del mismo color que el pantalón. Sus zapatos también eran negros y bastante normales. Sus ojos eran azules como el mar y su cabello largo y rubio. Su piel era blanca y tersa. Sin embargo, Eric llevaba el rostro tapado por unas gafas y una barba recortada, no muy frondosa. Su piel estaba más bronceada, y llevaba el pelo no muy corto y castaño. En cuanto a lo que vestía, no era más que una camisa verde medio tapada por una chaqueta roja de tela. Llevaba unos vaqueros azules con unos zapatos modernos, y tapaba su cuello con una bufanda de un color verde más claro que el de la camisa. Comparado con la ropa que llevaba Dylan, Eric era un vagabundo, aunque eso no quita de que Eric iba bien vestido.

Entre pensamientos, vistas al pueblo y conversaciones, llegaron a Woodfall Street. Era una calle por la que no podían pasar los coches: era completamente un puente por la que, por debajo, pasaba el río que caía de la cascada que se veía desde Highway Square. Era bastante bonito, pero no se quedaron mirando bajo sus pies, así que decidieron ir hasta donde caía la cascada.

-Hala...

-No cabe duda de que se tomaron en serio tanto el nombre de la calle, como su distribución y construcción. Fíjate a los lados del puente.

-¿Hm? - Eric se fijó en una especia de alcantarillas que recorrían toda la calle por los bordes.

-Saben el peligro que supone un desbordamiento en un lugar como este. Para eso son ésta especie de rejillas, para que el agua caiga sobre ellas, y no por el pueblo. Aunque desconozco a dónde ira luego toda esa agua.

-Je, no lo había pensado. Está usted en todo.

-Por cierto, Eric, ¿Quién te...? - Dylan paró de hablar cuando notó una presencia detrás suyo. Se dió la vuelta, y vió una chica alrededor de los 13 años, con el pelo corto, piel morena y vestía unos pantalones pegados de color azul con unos zapatos modernos de la misma marca de los de Eric, aunque de diferente color. De cintura hacia arriba, llevaba una camisa blanca sencilla, medio tapada por una sudadera rosa claro. Parecía una chica tanto inteligente como decidida. Mirando fijamente a Dylan, empezó a hablar.

-Buenas tardes. Usted debe ser el Profesor Dylan. Me llamo Daniela, Daniela Perestelo, y soy yo quien ha escrito la carta que recibió ayer. Pero antes debo asegurarme de que tú eres el verdadero Dylan- la cara de la chica se tornó seria, mientras miraba hacia las tres casas de la izquierda.

-Pero, ¿por qué dudas de que este es Dylan? - Eric quedó indignado.

-¿Y por qué no? ¿Por qué él no puede ser simplemente alguien que pidió ayuda para resolver la carta?

-¡Umph!

-Eric, tranquilízate. Tiene razón, además de que el caso tiene que ser grave si necesita asegurarse al cien por cien. Adelante, Daniela, plantéame el reto.

-Bien -Daniela sonrió un momento, y empezó a hablar, seria otra vez- He aquí tres casas: una azul con el tejado naranja a la derecha, otra blanca con el tejado amarillo en la izquierda, y otra verde con el tejado azul en el centro, y debes averiguar en cual de ellas vivo yo, sabiendo dos cosas: mi casa está a la izquierda de la de Clarabelle y que la de Rita tiene una parte de su casa de color azul.

Dylan no se quedó pensando mucho rato, ya que se fue directo a la puerta de la casa más a la izquierda.

-Deja que me explique. Aunque al principio pensé que faltaban datos como que tu casa está totalmente pegada a la de Clarabelle, luego me di cuenta de que éste dato era prescindible, y que era mucho más fácil de lo que parecía. Si empezamos desde la pista final, sabemos que la casa de Rita es o la casa más a la derecha o la del centro, que son las únicas con rasgos azules. Si le sumas que Clarabelle vive a tu derecha, también sólo pueden ser las del centro y la de la derecha, que son las únicas que te permitirían vivir a su izquierda, pegado o no. Por lo tanto, sólo puedes vivir en la casa más a la izquierda, que es la única en la que no puede vivir ni Rita, ni Clarabelle. ¿Estás segura de que soy yo entonces?

A Daniela le brillaron los ojos de satisfacción.

-¡Bien, es usted! Perdone la prueba que le he puesto, tal vez está molesto por dudar de usted...

-¡Ja, ja, no! Me ha gustado mucho el. reto que me has puesto: eres muy lista, ¿sabes?

-¡Y que lo diga! Quién hubiera dicho que una chica de 13 años sería capaz de inventar un problema como ese.

-Ja, ja... gracias... -Daniela se ruborizó-. Bueno, necesito vuestra ayuda para limpiar el nombre de los Angelot, y de salvar a Dinnamore del peligro que cierne sobre todos los habitantes e incluso visitantes : desde que empezaron los rumores de la mansión, no ha parado de desaparecer gente, tanto de fuera como de dentro del pueblo... Por favor... tiene que ayudarme a resolver esto...

Dylan asintió ante la proposición que le decía Daniela.

-Claro que te ayudaré. Un caballero siempre ayuda a una señorita en apuros - sonrió sabiendo que no contaba con una ayuda, sino con dos. Ese caso no iba a ser nada fácil, asi que cuanto mas ayuda, mejor. Además, después de ver la capacidad de Daniela, supo que sería bastante útil en la investigación.

Pero Dylan tenía muchas preguntas, y una de las más importantes era: ¿Que misterio rodeaba la mansión de los Angelot?

Dylan y El misterio de DinnamoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora