-¿Pluma de Plata?- Daniela era la primera vez que escuchaba aquel nombre.
-Sí. Uno de los Cinco Grandes Tesoros. Y quien los tenga todos, descubrirá...
-El Legado Dorado...- a Dylan se le iluminaban los ojos al hablar de este tema, era su gran cometido.
-Bien sabe usted del tema, ¿no?
-Ja, ja, ja, bueno, digamos que es mi vicio.
-Y por ello vino usted aquí. No sólo atraído por el tema del vampiro, sino también por la Pluma de Plata. ¡Qué emocionante!
-Sí, digamos que la carta no fue lo único que me atrajo. Mi gran sueño es encontrar ese gran tesoro, El Legado Dorado...
-Suena bien, ¿no, Dani?
Ralph hizo una reverencia, seguido de sus dos acompañantes.
-Bueno, me alegro mucho de verle, pero necesitamos buscar información. Tal vez visitemos a la biblioteca, o veremos al alcalde. Ahora, si nos permite- se alejaron lentamente del lugar, vigilados por Dylan, Eric y Daniela.
-Hmm... curioso trío.
-Y bien conjuntado.
-Ya- Dylan no pudo contener una risa ante el sarcástico comentario de Daniela.
-Oye, ¿y ahora, qué hacemos?
-Ah, sí. Necesito ver a Nelson. Creo que tiene una información interesante para mí en cuanto al tema del vampiro.
Se dirigieron hacia la entrada del pueblo pasando por una calle de mercados, Gazelle Street. Era totalmente colorida, y no tenía ningún indicio de ataque "vampírico". Estaba llena de gente alrededor de los mercados y tiendas, y de vez en cuando se escuchaba a alguien anunciando sus productos con fuerza en la voz.
Eric se paró en una tiendecita de souvenirs artesanales, miramdo un bello collar bañado en plata. No se dió cuenta de que los otros dos lo habían dejado atrás, cuando de repente...
-¿Eric?- Daniela se dió la vuelta y descubrió que él ya no estaba- Profesor, ¡Eric no está!
-¿Eh? Oh, no, se habrá quedado de nuevo mirando alguna tienda... Por favor, Daniela, búscale en lo que yo voy a hablar con Nelson.
-Vale- dijo mientras se alejaba por la calle, evitando a la multitud.
Dylan llegó a la caseta junto a la entrada, donde debía estar Nelson. Tocó la puerta repetidamente, y abrió el buscado hombre.
-Hombre, Dylan, ¿qué tal está? ¿Disfrutando del pueblo?
-Mm... sí, supongo. Venía a preguntarle sobre ese recuento de personas que tenía encargado.
-Oh, sí, aquí está.
Dylan miró detenidamente los nombres de los desaparecidos. Y consiguió un dato importante.
-Dígame, Nelson, ¿no encuenta nada raro en el número de personas desaparecidas?
-Err... ¿que son muchas?
-No exactamente. Pero bueno, muchas gracias por su atención.
-No, hombre, no me deje con este sin vivir...
-Ja, ja, bueno, ya lo sabrá si consigo resolver este misterio. Por cierto, ¿sabe de un trío que ha llegado al pueblo?- Dylan recibió una respuesta que para nada se esperaba.
-¿Un trío, dices? No, no sé... Sí se de tres personas que vinieron al pueblo, bastante bien vestidas eso sí, pero no que llegaran las tres a la vez. Lo siento.
-No se disculpe, no tiene por qué. Bueno, muchas gracias por la información- el profesor se alejó del pequeño cuarto, deslumbrando al guarda con la cola de su negra gabardina.
-Adiós...
Mientras tanto, Daniela seguía sin encontrar a Eric. Recorrió toda Gazelle Street sin resultados. Pasó incluso por delante de la tienda de recuerdos por la que juraría fue la última vez que lo sintió, pero nada. No estaba en ninguna parte de Gazelle Street. Entonces decidió volver al hotel y, por fin, lo encontró sentado en uno de los bancos de Highway Square.
-¡Eric! ¿Dónde estabas?
-Em... ¿yo? Pues... viendo las tiendas, entonces me di cuenta de que te perdí. A ti y a Dylan, claro...- lo notó mas nervioso de lo normal, como si él no fuera él.
-Eric... ¿estás bien?
-Sí, sí, claro, ¿qué me va a pasar? Nada, por supuesto... ¿por?
Daniela lo miró desconfiado. Estaba incluso temblando ya, así que dejó de interrogarle.
-Bueno... vamos al hotel, que Dylan ya habrá llegado.
Efectivamente, Dylan estaba en la habitación, escribiendo en un cuaderno con la pluma que se regalaba junto a la estancia en el hotel. Notó la presencia de los jóvenes, y notó algo raro en Eric...
-¿Qué escribe, profesor?
-¿Esto? He pensado en apuntar los datos que hemos recaudado por el pueblo. Os cuento algunos.
Eric estaba temblando aún, y a duras penas consiguió sentarse en la cama, junto a Daniela.
-Eric, tranquilízate, que desde que te encontré llevas un pelete...
Dylan dió con la solución sobre Eric. Era hora de pasar a la acción.
-Eric. Una simple pregunta. ¿En cuál de estas dos camas te acuestas tú?- Dylan miró desafiante al chico, quien empezó a sudar a chorros.
-E-e-en...- se ajustó la bufanda con los ojos llenos de terror- en... ¿ésta?
Dylan se levantó rápidamente.
-Dime, ¿por qué lo dudas?
-N-n-no lo dudo, Dylan, ésta cama es la mía- dijo señalando la misma en la que estaba sentada.
-Ajá. Y ahora respóndeme. ¿Dónde está el verdadero Eric?
-¡¿Qué!? Pu-pues delante de usted, ¿no me ve?
-Ah, ¿sí?- se acercó a la puerta y la cerró- entonces, explícame- se fue junto a Daniela, quien estaba literalmente flipando- ¿por qué afirmas que la cama en la que yo me acuesto, es la tuya?
-¿No eres Eric?
-¿Pe-pero cómo? ¡El disfraz es perfecto!
-Perfecto no. Para empezar, temblabas drásticamente como quien esconde algo, lo que afirma que pasa algo. Y, en cuanto a tu "perfecto disfraz", llevas el flequillo en el sentido opuesto al que lo lleva Eric. Ésto es lo que ha pasado: mientras el muchacho se fijaba en los recuerdos de uno de los mercados alejándose de mí y de Daniela, aprovechaste para raptarle y hacerte pasar por él, con el fin de conseguir los datos que hemos recaudado. Ahora, responde: ¿dónde está Eric y quién te ha mandado a hacer esto?
-¡Será rastrero!
-¡YO NO SÉ NADA DE QUIÉN ME MANDA!- dijo echándose hacia atrás casi llorando, y tropezando con la pared- a mí me mandan los trabajos que he de hacer por teléfono. En cuanto a dónde está, yo, eh,
-¡Suéltalo!
-Daniela, mantén la calma. Díganoslo, y juramos que haremos la vista gorda.
-¿Qué? ¡Deberíamos llamar a la policía y...!
-No, Daniela, no creo que este hombre sea muy culpable, sólo hay que verle. Además, si así podemos saber donde está Eric...
-... Bueno, vale, no diremos nada pero, ¿dónde está?
Los dos miraron fijamente al impostor, y él por fin habló, inseguro.
-Está en Highway Casino.
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Dylan y El misterio de Dinnamore
Mistério / Suspense" Los hermanos Angelot no son ni vampiros ni brujas, aquí el único culpable de las desapariciones solo puede ser..."