Capítulo 5: La banda blanca

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-Bien... repasemos los hechos detenidamente.

-¡Ha aparecido un vampiro! ¿Qué más quiere saber?

-Anthony...

En la habitación se respiraba desesperación pura. Lo que había pasado esa noche era inaudito, y lo peor es que el culpable podría ser simplemente un niño. Pero lo mejor que se podía hacer en ese caso es tranquilizarse y no perder los hilos...

-Venga, chicos, no podemos decaer. Empezamos con el hecho de que por todo el pueblo se pudo escuchar una melodía de piano que antes no se había escuchado, justo en el momento en el que el vampiro apareció. Y debo deciros una cosa: la última vez que saltó camino a la mansión Angelot, escuché una especie de maquinaria... tal vez tenga algo que ver con la verdadera identidad del vampiro.

-¿Verdadera identidad? ¿Quiere decir que ése no era Anthony?

-No estoy seguro, pero siempre es bueno tener más de una hipótesis- Dylan le guiñó el ojo a Daniela, a lo que respondió con una sonrisa decidida.

-Bueno, lo mejor que podemos hacer es recaudar información por el pueblo. Además, ¿habéis visto el aspecto de Salatari Street? Está totalmente destrozado, lo que significa que o el alcalde no se ha interesado en arreglar esa zona, o el vampiro tiende a atacar allí.

-Bien pensado, Eric. Y tienes razón, lo mejor que podemos hacer es preguntar a la gente sobre los sucesos. Aunque también me he dado cuenta que el pueblo está más bien tranquilo durante las aparaciones. No hay gente alarmada en los alrededores, y cuando la casa fue destruida, ¿no crees que el secuestrado se habría despertado? Hm...

-Es verdad, no lo había pensado... tal vez sea que los duerme con unos poderes especiales... Uuh...

-Tú flipas- Daniela empezó a reírse de la teoría de Eric.

-Bueno, tampoco podría ser imposible- Eric le hizo un gesto de superioridad a Daniela al ver que tenía razón. Ella respondió con una mueca.

Salieron al exterior, sin antes despedirse de Anne, la hostelera. Como siempre, yacía tranquila tras el recibidor, con su cabello canoso cayendo por sus brazos y su rostro siempre feliz.

Afuera ya estaban de obras para reparar la calle con el hundimiento, y algunas ventanas de las casas.

-En Salatari también habrá obras.

-Te equivocas. El alcalde nunca ha mandado a hacer obras en Salatari Street. ¿Por qué crees que es una de las calles en más mal estado?

Dylan se interesó en el tema de las reparaciones, lo vió necesario. El hecho de que algunas calles no se arreglaran podría significar algo, como que el alcalde ya supiera que no valdría la pena arreglar esas calles...

-¿No se preocupa por esa zona? Vaya... ¿y hay otras zonas a las que tampoco se ha interesado en arreglar el alcalde?

-Además de Salatari Street, el alcalde también ha dejado pendiente las Highway Street, y una que tal vez le interese: La Dromp Station- una voz detrás de ellos brotó repentinamente.

Era un grupo de tres personas, todos con un traje de gala blanco, excepto las complicadas corbatas y los zapatos, que eran de negro. A la izquierda se erguía un hombre alto y esbelto, de aspecto amenazador. tenía unos brazos gigantes y un pelo corto y negro, y su ojo izquierdo era atravesado por una cicatriz. A la derecha, un hombre bajo con un sombrero blanco de copa atravesado por una cinta beige que tapaba un pelo grisáceo, se mantenía nervioso y con una sonrisa maliciosa. Su ojo derecho era tapado por un monáculo, y sus manos sostenían un bastón del color de la cinta. Mientras, el del centro parecía ser el que había hablado, y el más joven de los tres. Tenía el pelo completamente blanco, lacio y corto, que tapaba uno de sus azules ojos. Era extremadamente alto y su piel era pálida como la nieve.

-Ha de ser usted el señor Dylan, ¿me equivoco? El ilustre profesor de Saint-Guarde, en Londres. Es todo un honor conocerle.

-Sí, siento no conocerle tan bien como usted me conoce a mí...

-Ja, ja, no se preocupe. Me llamo Ralph, y estos de aquí son Jack, a mí izquierda, y Belton, a mi derecha. Siempre hemos querido conocerle, aún viviendo tan lejos. Nosotros venimos de Roma. Normal que no nos conociera, ¿no cree?

-Vaya, de Roma. ¿Qué les ha llamado la atención de este pueblo tan pequeño?

-Faltaría más. Hemos venido por los rumores acerca de...

-¿El vampiro? Ya, nosotros tamb...- Eric fue interrumpido por Ralph.

-¿Vampiro? No, eso nos trae sin cuidado.

-¿Que os trae sin cuidado? ¡Pues no debería, solo hay que ver cómo esta el pueblo!

-Bueno, ya, no quería molestarte, pero especialmente venía por otro tema, y no soy el único, ¿verdad, Dylan?

-¿Tanto se nota?

Daniela se decepcionó al saber que el vampiro no era el único cometido por el que había venido el profesor. Sin embargo, no le dió mucha importancia; le interesó más saber que era eso que era tan importante o más que la bestia que asolaba el pueblo.

-Y, ¿qué es eso tan importante?- intentó mostrarse molesta, y lo consiguió.

-Por favor, Daniela, juro que pondré todo mi empeño en las dos por igual. Que tenga dos cometidos no significa que uno de ellos tenga que ser vulgar. En cuanto a "eso"...

-Déjeme explicarme, profesor. El caso es que se ha extendido el rumor de que en Dinnamore...

Dylan y El misterio de DinnamoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora