Epílogo.

150 6 10
                                    

Lunes. Todo volvía a empezar. Suena la alarma de las 6:30 que me avisa que tengo que despertar a Olivia para llevarla al jardín y poder ir al canal. Hace dos años había comenzado a trabajar como productora de un programa de El Trece, Este es el Show, luego de recibirme (¡al fin!) sin embargo, ahora me estaban probando para conducir. La "boludez" como le decía mi viejo del modelaje me había servido de algo.
Pedro seguía trabajando en la productora, ya no como asistente de producción sino como jefe. Se había convertido en un hombre con todas las letras. Arreglábamos nuestros horarios para que siempre estuviéramos con nuestra hija pequeña.

Olivia era la luz de la casa. Habíamos dejado el departamento por una casa con un patio enorme, y que si bien nos quedaba un poco lejos del canal donde ambos trabajábamos, no la cambiábamos por nada del mundo.

Como todos los lunes, nos levantamos los tres a la misma hora. Oli con sus 4 años corría por toda la casa para que le pusiéramos el uniforme y nos hacía despertarnos de una, no había lugar para levantarse un poco dormido en esta casa, era siempre energía.

- Olivia, dale que llegamos tarde. - Escuché a Pedro gritar desde el living mientras yo terminaba de arreglarme para ir lo más presentable posible al canal. Terminé de armar todo lo necesario, tanto para mí como para Olivia y Pedro y bajé a donde se encontraban ellos.

- ¿Qué son estos gritos? - dije entre risas y agarré todo lo que había armado antes para subirlos al auto. - Arriba que llegamos tarde. Vamos.

Dejamos a Olivia en el jardín y luego seguimos al canal. Hoy solamente nos tocaba grabar un par de notas y nada más, por lo que no  nos iba a tomar más de medio día. Nos daba el tiempo justo para levantar a Oli nosotros y no Delfina, como lo hacía todos los días. 


-- 

Luego de una mañana bastante larga en donde con Pepe casi ni nos vimos, lo esperé en mi camarín. Pepe salía media hora después que yo, por lo que lo estaba esperando. En esa media hora encontré una foto que no recordaba que estaban ahí: Pepe y yo vestidos de piratas. Reí al recordar esa noche, esa noche donde encontré al hombre de mi vida sin darme cuenta. Mi cabeza se llenó de imágenes que vivimos juntos desde ese día. Desde nuestro reencuentro en el restaurante en el que no sabíamos que realmente era un reencuentro hasta hoy, en donde ya no éramos solamente nosotros dos, sino nosotros tres. Esos primeros meses en donde empezamos a conocernos más allá de esa fiesta, en donde aprendí a amar. Amar a ese hombre que había dado todo por mí más allá de las circunstancias y que me había dado la paz que me faltaba desde que mi mamá había fallecido. Haber encontrado una familia como la de Pepe y sentir que nos apoyaron tanto en la locura que nos habíamos metido, sin querer, y poder reconciliarme con mi papá y la muerte de mamá fue algo que logró Olivia sin siquiera nacer.

Sin darme cuenta una lágrima caía por mi meijlla cuando lo vi a Pedro entrar al camarín. 

- Hey, gorda, ¿qué pasa? - dijo Pepe abrazándome por atrás y dando un beso en mi cuello.

- Nada. Que me hacés muy feliz. -  Me paré y lo abracé a la altura de los hombros, dejando un pequeño beso en su nariz. 

- Vos también. - sonrió cerca de mis labios y me besó. 

- ¿Vamos? Quedamos con tu mamá que íbamos a comer a la casa de ella y Olivia ya debe estar caminando por las paredes que quiere ver a sus abuelos. 

Camino a la casa de Horacio y Ana compramos lo que necesitábamos (principalmente chocolate, estaba teniendo muchos antojos últimamente) y levantamos a Oli del jardín. Era la niña que transmitía más felicidad del universo, lo puedo asegurar. 

Habíamos decidido que íbamos a pasar el día en lo de los padres de Pedro, tratábamos de visitarlos siempre que podíamos, ya que con nuestros trabajos a veces se dificultaba, por lo que los mates con Ana de las cinco eran infaltables.

- ¿Cómo has estado Pauli? Hace mucho que no venían. 

- Ay, sí, perdón Anita. Entre el nuevo programa que sale el mes que viene y Olivia a veces se nos complica. Y encima hace como una semana me vengo sintiendo mal.

- ¿Qué pasa? - me preguntó, dándome un mate.

- Ay, no sé. Un poco de náuseas, antojos de chocolate y ganas de llorar todo el tiempo. 

- ¿Hormonas? 

- No creo... De hecho dejé de tomar las pastillas anticonceptivas hace como un mes ya. No me estaban haciendo bien. 

- No puedo creer que seas tan ingenua, mi negra. - Anita se reía y yo no entendía por qué hasta qué, hasta que me cayó la ficha. Una tarde como esta, tomando mates con Anita yo me enteraba de que Olivia venía en camino y mi vida daba un vuelco impresionante. Hoy, años después, Ana me hacía la misma cara cuando se dio cuenta que estaba embarazada. 

- ¿Otra vez? ¿Vos creés? Ay. 

-- 

Cuando volvíamos a casa, le pedí a Pepe para pasar por una farmacia, pero no le dije por qué. "Tengo que comprar un quitaesmaltes"  mentí. Y me compré un test de embarazo.

Llegamos a casa con Olivia ya dormida (por suerte) y Pedro la fue a acostar en su cuarto. Yo fui al baño, sigilosa, y procedí a hacerme el test. Demoró al menos 2 minutos, pero fueron una eternidad para mí. 

- Pau, ¿estás bien? - escuché decir desde el otro lado de la puerta. "Ojalá", pensé. Estaba el resultado: era positivo. Salí del baño y lo único que hice fue mostrarle las dos líneas del test. 

- ¿Estás embarazada? - me dijo Pepe abrazándome. 

- Sí, Pedro. Vamos a tener otro hijo. - y nos unimos en un beso de amor que pareció eterno.


****


¡FINAL! Espero que les haya gustado la historia, a mi me gustó mucho escribirla, sinceramente. Un gusto haber compartido con ustedes estos capítulos! <3 [Comentarios siempre aceptados, tanto acá como en mi twitter, fearlesspyp]


Belén. 


Miedo a perderte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora