Capítulo 10.

136 5 2
                                    

Les juro que estar con Pedro hacía que todo se sintiera bien. Estás semanas estaba muy estresada por los parciales que venían en la facultad, y no podía tomarme licencia porque sino, no llegaba a fin de mes. Por suerte Pepe estaba ahí, ayudándome a estudiar (el estaba más adelantado que yo) y cocinándome rico. Sin embargo, había algo que no podía dejar de atormentarme: Julieta.

Habíamos decidido (bah, él lo había hecho) ir a comer a lo de sus papás en Las Cañitas ese domingo y ese mismo día hablar con Julieta. La idea era que la iba a invitar a la casa de sus padres e iba a hablar con ella. Después que lo hiciera, me iba a presentar.

- Pedro, vos estás seguro que es esto lo que querés hacer? - le pregunte mientras cenábamos el sábado en su casa. Habíamos acordado de que me quedaba a dormir en su casa y al otro día ya íbamos a lo de sus papás.
- Si, Paula. No puedo más estar en esta situación, porque sabes bien que la piba no deja de molestarme. Y yo no quiero gastar más energía en ella. Quiero estar entero para vos.  - me dio un beso en mi mejilla y sonrío, para después seguir comiendo la cena.
- Si vos decís... yo tengo miedo.
- No tengas miedo, tonta. Es un poco loca Julieta pero no muerde.
- Sos un tarado. - reí negando con mi cabeza y terminamos la cena sin retomar el tema.

--
No había podido dormir en toda la noche. Este fin de semana no sólo era enfrentarnos a esta piba (que ya de por sí me daba un poco de miedo) sino que iba a conocer a los padres de Pedro. ¿No estábamos yendo un poco rápido? Sin embargo yo sabía que iba a hacer lo que sea por estar con él. Y él me demostraba todos los días que me quería. Era suficiente.
Cuando logré dormirme, faltaba apenas una hora para que Pedro me despierte para irnos.

- Daaaale, Pau. Arriba. Hay mate, fui a comprar bizcochos. Tenemos un día largo por delante. - me tapé la cara con la almohada por un segundo pero después me levanté. Sabía que significaba mucho para el lo que estábamos haciendo, lo menos que podía hacer era levantarme y poner la mejor de las caras.

- Bizcochos, ¿Pedro? No me van a llamar más de campañas si estoy gorda, eh. - reí mientras tomaba un mate. Ya habíamos guardado lo necesario en el auto (que no era mucho, íbamos a volver a la noche) y solo quedaba ir hasta ahí. - Estoy re nerviosa.
- Tranquila. Todo va a estar bien. - me abrazó por la cintura y dejo un beso en mi frente. - Ahora vamos que mamá nos está esperando.

--

El almuerzo con mis suegros (bah, ¿eran mis suegros? Técnicamente estábamos saliendo con Pedro pero nunca me había pedido que fuese su novia) fue muy ameno. Ana, su mamá, era una persona muy divertida y además cocinaba muy bien; Horacio, su papá, también era una persona hermosa. Ahora entendía por qué Pedro era como era. Con esa familia era obvio que iba a ser un chico increíble. Sin embargo, mientras el tiempo pasaba significaba que quedaba menos tiempo para ver a Julieta, y yo me moría de miedo. Si, soy una pendeja a veces, pero no sabía con qué me iba a encontrar.

Eran las 4 de la tarde cuando Pepe me aviso que era la hora con la que habían pactado de verse con Julieta. Los nervios habían tomado por completo mi estómago, las náuseas no me dejaban pensar. Sin embargo, Ana me aseguró que su hijo no mentía con estas cosas, y que nunca lo había visto así. Enamorado.

- ¿realmente crees que está enamorado de mi? - le pregunté a Ana mientras le devolvía el mate.
- Ay, nena, claro que si. Si no dejaba de hablar de vos incluso cuando no sabía tu nombre. - reímos las dos hasta que escuchamos la puerta. Era Julieta. Se me paro el corazón por un segundo y con Ana decidimos quedarnos ahí para que tuvieran su momento de privacidad, al menos se merecía una charla amena.

[Narra Pedro]

Cuando la vi entrar a Julieta, un montón de cosas se me pasaron por la cabeza. Su sonrisa me recordó los lindos momentos que habíamos pasado juntos a pesar de todo, pero eso me duró solo un segundo. La miré bien y le sobresalía de su remera ajustada un poco de panza. Raro, Julieta siempre fue muy flaca.

- Hola, Pepe. Al fin te puedo decir esta noticia en persona.
- ¿De que hablás?
- Estoy embarazada, de dos meses.

--

Si quieren que siga escribiendo ya saben, me escriben por acá o por Twitter (fearlesspyp) gracias por leer!

Belén.

Miedo a perderte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora