Capítulo 3: Ni en tus sueños más salvajes...
Narra Alex
Empecemos por lo importante, soy Alejandro Bustamante, nadie me llama Alex desde que mi madre murió y creo que estaba más que enfermo cuando le dije a Milagros que me podía llamar Alex, ella es mi objetivo desde que llegué a este barrio, todas las chicas a las que conozco han caído a mis pies, hasta su mejor amiga esta por mi pero ella simplemente se niega, y eso me gusta, es divertido ver como ella dice que no y su buen cuerpo reacciona a mi, Mili... Me pregunto yo el porque de su nombre aunque ella es algo... ¿Cruel? Supongo que esa es la palabra, cuando me regañó en la tarde, ya es de noche y estoy en el sofá donde me dejó, yo le dije que ella no es mi madre y lo que ella dijo fue "Y me alegro de no serlo" la verdad es que es la única que me ha hablado así en muchos años, casi no recordaba lo que es una mujer con carácter, se que yo no le voy a contar mi vida ni ella la suya, yo solo quiero pasar una noche con ella, con esos besos que le robé comprobé que su lengua es muy ágil, lo que ella podría hacerle a mi erección si se dejara llevar, solo de pensarlo me pongo duro, lo malo es cuando recuerdo una vaga imagen de ella llorando porque no despertaba de mi pesadilla, no entiendo, dice que no me aguanta y aun así lloró, pero me alejaré, la dejare en paz como ella quería y será difícil porque besa mucho mejor que las mujeres a las que me e tirado y esta mas buena en cierto modo, es decir sus ojos son fríos y aun así parecen tan cálidos cuando observa a Mora, su hermano o sus amigos, su piel blanca y suave, su largo, liso y sedoso cabello rubio, su pequeña nariz, sus mejillas sonrojadas, sus finos y rosas labios hinchados después de que yo la besara hasta quedarme sin aire, sus pechos, los que encajan perfectamente en mi mano, su delgada cintura acabada en unas hermosas caderas que continúan en unas largas y firmes piernas, Dios lo que le haría yo a ella, la haría gritar mi nombre una y otra vez mientras se viene conmigo dentro... Esas imágenes son la gloria... Y aun así tengo que dejarla en paz... Me cago en todo, si no fuera tan imbécil e impaciente podría haberla engatusado hasta tenerla en la cama gimiendo y gritando de placer conmigo en su interior o someterla a mi haciendo que me la chupe hasta correrme en su boca, hacer que se lo tome todo, ya no pude mas ante esos malditos pensamientos y tuve que levantarme para encerrarme en el baño y pensar si darme una ducha helada o pajearme mientras pienso en ella, la verdad es que la segunda me gusta mas, me bajé los pantalones junto con los calzoncillos dejando mi dolorosa erección al aire, creo que esto no lo arregla la ducha y bastante resfriado estoy ya, volví a imaginarla de rodillas frente a mi mientras cogía mi erección en mi mano y empezaba a mover arriba y abajo rápidamente soñando con que fueran sus suaves y pequeñas manos, sabe pegar, eso solo me la endurece mas, creo que por ella me metería a esa mierda del sado pero aunque me gustaría dominarla el sado no es lo mío, soñando con que era ella la que me hacia la paja logre venirme fuertemente
-¡Joder!- exclamé al correrme, eso fue tremendo, ella es tan caliente, imaginarla así fue caliente, fue mas que caliente, por suerte mañana es viernes y no iré a clase así que la veré el lunes, no me alegra mucho el hecho de que los cerdos de ese instituto se la coman con los ojos pero para algo esta ese tal Ethan, me di una corta ducha templada y me fui a dormir, la fiebre había bajado notablemente, ahora mismo no recuerdo gran cosa de lo que paso con Mili, pensando en eso tras dar unas vueltas en la cama logre cerrar los ojos
-Alex... ¡Alex!- me llamó Mili desde la puerta al verme en el suelo, se acercó rápidamente hasta mi y miró si sigo vivo, me gusta oírla llamarme Alex, dicho por ella suena bien y no me hace sentir mal
-No hace falta gritar- susurré y al mirarla noté sus ojos llorosos, ¿es por mi? Seria la segunda vez en un día que alguien se preocupa por mi
-¿Qué pasó?- preguntó ayudándome a sentarme a su lado, sus ojos ya no estaban llorosos y eso me alegró, no quiero que llore
-Tardabas y baje a buscarte...-explique y me fulminó con la mirada pero no dijo nada, no le gusta que la controle- pensé que no volverías...- explique un poco dolido, no físicamente solo pensé que se iría y no volvería- no me gusta estar solo- susurré mirando fijamente sus melosos ojos, ella me devolvió la mirada, por un momento creí perderme en sus ojos
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¡Mundo cruel!
De Todo*Esta es la historia de Milagros Díaz es una joven que como todos tiene un pasado, uno que le duele recordar Tambien es la historia de Alejandro Bustamante, un joven que llegó hace poco tambien con un fuerte pasado que lo cambió Ahora son vecinos...