#12 / ¿Qué significa?

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Éste capítulo va dedicado a -> Lfanforever

¡Gracias por todo el apoyo que le das a ésta historia! :D

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— ¿Acabas de decir lo que creo que acabas de decir? — preguntó incrédulo.

— Sobre... ¿Que? — respondió nuevamente con otra pregunta.

El erizo en frente de ella debatía mucho entre si de verdad haya escuchado el nombre de su compañera desaparecida o simplemente estaba perdiendo la cabeza.

— Nada... — respondió desilusionado.

— Oye... — llamó su atención al verlo pasar rápidamente de un estado de ánimo alegre y divertido a uno triste y dolido.

— ¿Uh?

— ¿No tienes donde quedarte no es así? — Preguntó mirándolo fijamente — Podrías... quedarte a dormir en una de las cabañas.

— ¿Acaso estas siendo amable conmigo? — preguntó arqueando una ceja.

— Solo te estoy ayudando. No sería la primera vez que lo hago.

— Bueno, si no hay de otra ;)

— Ven, es por aquí.

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— Nunca había estado por aquí antes... — musitó a medida que pasaba entre varios árboles de distintos tamaños, abriéndose paso con sus manos. — Sigue siendo igual de hermoso...

Admiraba el bello paisaje de su alrededor, inhalando y exhalando aquel aire tan puro de la zona.

— Creo que jamás me cansaría de esto...

Dijo para luego dar un gran suspiro, llenando sus pulmones de oxígeno. Sin darse cuenta aún de la presencia de alguien más junto a ella, espiándola. En aquella jungla se encontraba otra eriza rosa con un mechón celeste en el pelo.

"Vas por muy buen camino Amy" — pensó ella observándola fijamente.

— Me quedaría aquí todo el día si pudiese... El aire es tan puro... ¡Tan fresco!

"Lo siento mucho, pero creo que necesitas un aventón." — se dijo a ella misma para luego usar sus nuevos poderes para así controlar el viento a su antojo. Haciendo que una suave brisa pasara cerca del rostro de la oji-jade, llamando su atención.

— ¿Uh? — exclamó al sentir el viento moverse constantemente hacia una fija dirección. Como si la estuviera incitando a ir hacia esa dirección. Ella miró el camino al cual el viento le indicaba seguir algo dudosa. Para luego empezar a dejarse llevar y seguir el camino.

Primero eran pasos lentos y pequeños, luego empezó a caminar, cada vez aumentaba la velocidad y distancia de sus pasos hasta llegar el punto en el que tuvo esa necesidad de correr para sentir el viento en su rostro.

El sentir sus púas rosas bailar a su propio estilo gracias a la fuerte brisa era sin duda una sensación placentera.

Siguió corriendo hasta llegar a una gran cascada. Enorme debe de admitir, encontrándose así con un pequeño rastro de fuego, como si algún meteorito hubiese caído del cielo, estrellándose por el lugar. Lo siguió.

Después de unos minutos encontró al causante del fuego. Este resultó ser todo menos un meteorito, ya que era nada más y nada menos que una pequeña ave, algo empapada debido a la cercanía con el lago.

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