Enjoy The Ride

#14 /... Ames...

Éste capítulo va dedicado a -> ¡heroxzy su mami!

¡Gracias por leer! C:

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— A ver, a ver, a ver, a ver. — dijo sentándose en un sofá. — ¿Así que dicen llamarse  Erick y Summer the hedgehog? — ambos asintieron con la cabeza — Pero no entiendo, ¿Para que necesitan ayuda?

— Verán, hay un erizo, su nombre es Mephiles. Y él...

— ¡¿Mephiles!? — gritó exaltado Knuckles. Espantando a todos. —... Ni idea de quien es.

— Yo sí se quién es. — interrumpió Silver. — He leído sobre eso... Es un desalmado erizo negro que...

— ¡¿Como Shadow!? — gritó el equidna.

—... Le encanta contemplar el sufrimiento de las personas...

— Eso me suena a Shadow.

— ¿Cómo es que sabes eso? — preguntó Summer acercándose.

— Silver the hedgehog, vengo del futuro. —se presentó rápidamente. — Él aparece en varias leyendas antiguas. Todas son sangrientas. — aclaró.

— ¿Y de cuantos años en el futuro estamos hablando? — volvió a preguntar.

— Doscientos. — respondió — ¿Por qué el interés?

— Por... — dirigió su mirada hacia su hermano, este sabía lo que pensaba hacer, negó con la cabeza. — Por nada.

— Bueno... Somos los héroes aquí así que. ¿Que otra opción tenemos? — preguntó el zorrito a sus compañeros.

— No se tú, pero prefiero eso a estar aquí sin hacer nada. — opinó Silver.

— ¡También voy yo! — apoyó el equidna.

— Oh Chaos... ¡No saben lo mucho que significa esto! — agradeció el erizo peli-azul.

— ¡Gracias! — de igual modo agradeció su hermana.

— ¿Y donde está ese tal Mephiles? — preguntó Tails.

Erick estaba apunto de de responder a su pregunta. Pero no lo logró debido a un fuerte ruido que se escuchó por todo el lugar. Todos voltearon a mirar por la ventana, encontrándose así con un gran destello de luz, pasando fugazmente; seguido de un ruidoso sonido.

— Woo...

— Ya llegó.

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— Y... ¿Como dices que se llama? — le preguntó a su amiga mientras apartaba varias ramas de su cara.

— La verdad... No me acuerdo. — respondió haciendo lo mismo.

— ¿Qué especie es?

— Es un erizo azul. No me creerías si te dijera que me recordó demaciado a tí. Sus reacciones fueron iguales.

— Bah... No lo creo. — dijo apartando varias flores del camino.

— Créeme que sí. Oh y... ¿Que es lo que traes ahí? — preguntó señalando un pequeño bulto el cual sostenía la eriza con su brazo.

— Oh... Esto es... — no sabía si decirle o no. Ella se había advertido sobre aquella criaturas, que eran despiadadas y crueles, pero aquella ave... No lo parecía.