CAPITULO 26

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La película estuvo buena, pero no mejor que los besos que James me regala. Sus comentarios estaban en el momento correcto para hacerme reír y cada vez que me sonreía me robaba un pequeño, pero tierno, beso.

Sonrisas, miradas, caricias, risas, celos. ¿Qué significaban? Pensar en eso era una verdadera molestia para mí. James nunca iba a sentir nada hacía mí, pero era más que obvio que íbamos a casarnos y por lo menos, debíamos llevarnos bien. Y no lo culpo, yo no quería una mala relación con el hombre con el que pasare mi vida, o por lo menos eso es lo que creo.

- ¿En qué pensabas? -me susurró al oído cuando íbamos saliendo. Gire la cabeza para sonreírle antes de contestar a su pregunta.

-En nada. -dije finalmente. Dio un beso sobre mis labios. - Debo ir al baño. -comenté. - ¿Me esperas?

-No, claro que no, Elmo me llamó y debo irme con él.

- ¿Elmo? -pregunte sin entender. - ¿El rojo? -agregué provocando su risa.

-Vamos, ve, aquí te espero. -dijo antes de soltarme la mano. Negué con la cabeza dándole a entender que su locura no tenía cura y luego caminé por el largo pasillo que daba a los baños.

Entre y había bastante gente. Esperé mi turno y pronto salí. Lave mis manos y camine de nuevo por ese pasillo para luego encontrarme con James apoyado sobre la pared. Estaba esperando mientras movía sus pies impacientemente.

-Listo. -tomé su mano. Me sonrió. - Había mucha gente. -expliqué. Asintió y comenzamos a caminar.

-Entonces...-dijo mirando vidrieras. - ¿Vamos a comprar ropa o no?

-Hey, ¿Tu qué crees? -le di un leve empujón. Río. - Me lo prometiste Mals.

-Bueno, sí, sí, solo preguntaba. -dijo. - ¿A cuál primero?

-Tú elije, esa o esa. -señalé las dos primeras opciones.

-Esa. -señaló y entramos. - Bien, solo una condición. -levantó su dedo.

-Dime. -alcé la barbilla impacientemente.

-Debo ver todo lo que te pruebes. -condicionó. Reí y asentí. - No te tardes mucho.

-Ahí ya hay dos condiciones. -dije. - O te muestro lo que me pruebo o no me tardo mucho.

-La primera. -eligió.

-Vamos, ya déjame ver la ropa. -tomé su mano y caminamos hacía la parte de pantalones, faldas y calzas.

Pantalones, de distintos colores y modelos, faldas de todo tipo, remeras y blusas todas completamente distintas. Entraba y salía del probador cada cinco segundos y James aprobaba o desaprobaba con la cabeza. Este sí, esta no, este sí, esta no, entrar, salir, sacar, poner, modelarle y sonreír.

-Ese me gusta. -dijo al ver el vestido negro que moldeaba mis caderas. - Me gusta cómo te queda. -agregó. Di media vuelta y contemplé mi figura frente al espejo. James se puso detrás de mí.

- ¿En serio te gusta? -pregunté posando mientras me observaba con detenimiento.

-Me encanta como te queda. -sonrió. Ambos mirábamos mi cuerpo a través del espejo. Levanté la mirada y encontré la suya atenta a mis labios. Le sonreí. - ¿Sabes? Puedes usarlo pasado mañana cuando salgamos con Ryan y las chicas. -dijo sonriente.

- ¿Las chicas? -volteé a verlo. La chispa en mi mirada desapareció, otra vez esos celos se hicieron presentes.

-Si. -me dijo. No comprendí. - siempre fue de andar con más de una. -explicó. ¡Qué asco!

-A mí me molestaría salir con un chico y encima compartirlo. -admití y volteé de nuevo a verme en el espejo. - Bueno, cambiando de tema. -le dije. Me escuchó atento. - ¿Lo llevo?

LA BELLA Y LA BESTIA (JAMES MASLOW Y TU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora