Un rayo de sol se coló por la cortina dándonos la bienvenida a nuevo día. James se estiró sobre la cama y acomodó uno de sus brazos sobre mi cara. Bufando, lo quité y me di la vuelta para no tener que soportar el sol sobre mi rostro. James, se removió entre las sábanas y tomó mi cintura para pegarme a él.
-Buenos días. -susurró en mi oído y segundos después depositó un beso en mi cuello.
-Buenos días. -contesté, aún con los ojos cerrados.
-No quiero levantarme. -se quejó mientras sus dedos brindaban caricias sobre la piel de mi pierna. - Quiero estar aquí todo el día, así, sin movernos un centímetro. -murmuró y bostezó. Sonreí.
- ¿No piensas desayunar, almorzar, tomar la media tarde o cenar?
-Tengo mis maneras de saciar el hambre. -dijo y largó una tierna carcajada.
-Cállate. -dije y reí.
- ¿Has visto alguna vez una erección matutina? -preguntó. Eran recién las diez de la mañana y yo ya estaba sonrojada.
-Duérmete, James. -dije y reí. Se pegó más a mí. - Vas a obligarme a enterrarte mi codo en tu panza. -dije. Rió.
-Malévola. -dijo y besó mi cuello nuevamente. - No has dado respuesta a mi pregunta. -dijo y siguió con sus besos.
-No, James. -dije y mordí mi labio inferior.
- ¿Tienes los ojos abiertos? -preguntó.
-No, ¿eso viene al caso? -pregunté riendo.
-No. -río. - Solo quería saber. -añadió luego. - ¿Sabes? -bajó su tono de voz y habló a mi oído. - Amaría despertar todas las mañanas así.
Mi corazón dio un vuelco y sentí como mi respiración se aceleraba. Capaz era una manera de demostrarme que algo sentía por mí, que algún día podríamos llegar a ser más que una pareja forzada al casamiento.
-Eso fue tierno. -dije y abrí los ojos.
Di la vuelta entre sus brazos y quedé de frente a él. Su pelo desordenado le daba un toque hermoso a su perfecto rostro y sus labios humedecidos por su propia saliva, invitaban a darle un beso.
-Ahora si te veo. -sonrió.
-Veo que estas de buenas, Maslow. -dije. Rió y volvió a rodearme con sus brazos. - De muy buenas. -añadí.
-Si, se llaman ataques de ternura. -dijo. Sonreí. - ¿A ti también te dan? -preguntó.
-No lo sé. -dije y reí. - Me gusta que estés así.
-Me suena extraño. -sonrió. Asentí. - ¿Quieres que salgamos a desayunar? -preguntó.
- ¿No querías quedarte en la cama todo el día? -pregunté. Rió.
-Si tú quieres. -dijo. Reí. - De todas maneras, yo quería otra cosa. -dijo haciendo morros. Reí.
- ¿Y qué quieres? -pregunté. Arqueó una ceja. - No respondas, cerdo. -añadí causando una pequeña risa de su parte.
-Desayunemos. -dijo y besó mis labios. - Ya, en serio me ha dado hambre y serás tú la que deberás sufrir las consecuencias. -sonrió. Se puso de pie y estiró sus brazos.
-Tengo una pregunta. -dije. Me observó y se frotó los ojos. - ¿Siempre piensas en lo mismo?
-Desde que te vi. -sonrió. - Hey, vamos a ti también te gusta. -dijo y arqueó una ceja. - La has pasado de lo mejor el otro día. -río. - ¿Entonces quieres que pida el desayuno a la habitación en vez de ir a desayunar juntos por las calles de Paris?
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LA BELLA Y LA BESTIA (JAMES MASLOW Y TU)
Roman d'amourQue feo es cuando la persona que mas amas es la persona más fría del mundo. Que feo es que le intentes demostrar tu amor y te saque a patadas de su vida. Que feo es que tu seas la pobre e indefensa presa de sus castigos y malas costumbres. Vivir con...