Desperté a las cinco de la mañana, la cabeza me dolía a más no poder y una fina capa de sudor se deslizaba por mi frente. Volteé en la cama y sin querer, toqué el hombro de James, éste se removió entre las sábanas y siguió con su pesado sueño.
Me senté sobre la cama y quité el cabello de mi rostro, ¿dónde había quedado mi coleta hecha por James? Un simple desastre en persona. Los ojos me ardían y sentía que el calor se apoderaba de mí para dejarme devastada. No soportaba la fina tela del camisón, se pegaba a mi cuerpo y molestaba como nada esa noche.
-James...-murmuré.
No hubo rastro del movimiento de sus músculos y siguió respirando tranquilamente en aquella calurosa noche estrellada.
Decidí no molestarlo y me puse de pie. Un repentino mareo me obligó a sentarme nuevamente. El movimiento del colchón al sentir mi peso, hizo que James volviera a moverse y volteé para verlo.
- ¿Qué ocurre? -preguntó abriendo un solo ojo.
-Me siento fatal-respondí en un susurro.
Terminó de abrir sus ojos y se sentó en la cama. Frotó su cara con ambas manos y luego dio la vuelta a la cama, para sentarse a mi lado y tomar mi mano.
- ¿Qué es lo que te duele, amor? -preguntó y brindó leves caricias a la piel de mi mano.
-Todo, es como si un camión me hubiera pasado por encima y estropeado todos mis huesos incluidos mis músculos.
- ¿La cabeza? -asentí-. ¿Las piernas? -asentí-. ¿Te sientes mareada, cariño?
-Si, muy mareada-pasé una de mis manos por el sudor de mi frente-. Tengo mucho calor, James.
-Es normal, estoy a tu lado-bromeó.
Sonreí levemente y se acercó más a mí.
- ¿Qué haremos contigo? -preguntó en un susurro-. Creo que deberíamos llamar al médico, que venga aquí, para no dejar a los niños solos.
-Lo que digas-dije y me tiré a la cama.
Mis piernas colgaban de la cama y mi espalda estaba apoyada sobre el colchón. Ese calor era insoportable, molestamente asqueroso. James soltó mi mano y se acostó a mi lado.
- ¿O crees que debo llevarte al hospital?
-No, no, aquí-dije rápidamente.
James besó mi mejilla y se puso de pie. Lo vi caminar apresuradamente cruzando la habitación y entró al baño.
La costumbre de mi esposo, dejar el móvil cargando en el baño. No pregunten, solo ignoren las anormalidades.
Entró nuevamente en la habitación, con el móvil en mano y una cara de preocupación que dejaba mal al más serio y sin sentimientos.
Volví a sentarme en la cama y volteé el torso para observarlo viniendo hacia mí.
-Hola, habla James Maslow-hizo una pausa-. Él mismo-escuchó atentamente-. Si, solo quería saber si por favor puede hacerle una visita en casa, a mi esposa-se quedó callado-. Comprendo, pero, puedo pagarle el triple-volvió a escuchar y luego asintió con un ruido de su garganta-. Creemos que está esperando un niño y me preocupa porque no se siente para nada bien-explicó-. Se lo agradecería mucho-prosiguió-. Si, el triple de lo que suele cobrarme. Muchas gracias, lo veo en media hora.
James finalizó la llamada y alzó su mirada hacia mí. Me sonrió levemente y volvió a mi lado para sentarse en la orilla del colchón.
-No es necesario que pagues el triple, podemos ir a un hospital público-le dije.
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LA BELLA Y LA BESTIA (JAMES MASLOW Y TU)
Roman d'amourQue feo es cuando la persona que mas amas es la persona más fría del mundo. Que feo es que le intentes demostrar tu amor y te saque a patadas de su vida. Que feo es que tu seas la pobre e indefensa presa de sus castigos y malas costumbres. Vivir con...