Capítulo 6 | Era tan duro.

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Subo a mi habitación y casi me mareo al ver 2 largos mensajes de la persona que más odio.

"Me alegro de que te vayas Leil... Debiste de irte antes. ¿Sabes? Ayer mi Deivy me llamó y me besó de nuevo, sus besos son tan ricos. ¡Ah! pobre Leil, al fin me dejas el camino libre. Deivy ya me propuso ser su novia ¿y qué no sabes que le dije? ¡que sí!
... ¿no te alegras por mí? felicítame como lo hice yo."

"Pues bien Leil, tenemos algo en común, tuviste a mi novio. Somos muy parecidas, pero yo... Soy mejor que tú. Porque me eligió a mí y a ti te usó como un juguete, fuiste tan ingenua y como soy una buena amiga, (de hecho la mejor) te digo: buena suerte y no vuelvas perra."

Hoy me había levantado con más ánimos, pero la perra de Rocío me amargó el día. Bajo inmersa en mis pensamientos y con lágrimas contenidas.

—¿Ya no falta nada, hija?

—No Bryant, vámonos.

Salimos y Bryant conduce callado, Angie miraba por la ventana, sé que está a punto de llorar como yo, Leslie me miraba con ternura. No entiendo su cambio conmigo.

Llegamos al aeropuerto y solo quedan 5 minutos para despedirnos. Me sentía perdida ¿se han despedido de alguien? Pues solo así pueden entenderme, es como querer hacerlo pero a la vez sentir nostalgia por saber que es mucho el tiempo donde no verás a las personas que forman parte de tu mundo. Me duele la cabeza y me siento fatal, Angie me abraza con un mar de lágrimas en su rostro, provocando que mi rostro esté igual al suyo.

—Te extrañaré —dice con voz desgarrada.

—Sí, pero no es como si me fuera a morir —Angie ríe por primera vez en el día—. Me podrás visitar cuando quieras.

—Sí, te molestaré y te hartarás de mí.

Sonrío ligeramente y Angie me susurra que me despida de mis padres porque faltan 3 minutos para el vuelo. Le respondo que no lo haré y no me importa que Leslie haya fingido cambiar esa otra teoría que no quiero mencionar, pensando en otras cosas, tomé la maleta y Leslie me abrazó con ternura.

—Hija te quiero, confío en que Nathaly te trate bien. Te extrañaré.

En ese momento fruncí el ceño, me extrañaba, me quería, era algo difícil de asimilar. Bryant me abrazó y me dijo que solo serían unos días y que en menos de lo que creía volvería.

Angie me abrazó y me dijo: —No dejes de comunicarte, te quiero hermana.

Me dijo hermana. Me río porque dijo un día que amigos es amigos y hermanos, hermanos así que sólo nos diríamos estúpida mejor amiga.

—Me dijiste hermana —dije y bufé mientras me iba y la brisa rozaba suavemente mi cabello.

Tomé el vuelo y me alegré de viajar en primera clase, al menos Bryant y Leslie me daban eso, menos lo otro.

Me ofrecieron algo de beber y escogí que me trajeran un helado, sirve para el desamor y cuando tu mundo se destruye.

Conecté mis auriculares escuchando ¿Cómo se cura una herida? de Jaci Velásquez mientras las lágrimas surgían desde mi corazón.

Era tan duro fingir que estabas bien cuando no podías estar peor. Era tan duro ver que tu mundo se desmoronaba y no puedes hacer nada. Era tan duro saber que vivía en un mundo donde la hipocresía era el pan de cada día. Era tan duro perder todo lo que pensé en un momento que era mío. Era tan duro dejar lo único que conocía. Era tan duro empezar una nueva vida cuando no habías finalizado lo que pensabas era tu destino. Era tan duro recibir los golpes de la vida y levantarte cuando quieres permanecer en el piso. Era tan duro ser traicionada por la persona en quien más confiabas. Era tan duro saber que no eras tan fuerte como pensabas y lo más duro; saber que ahora todo es impredecible y que quizás no estés preparado para más.

Lloraba con un sonido del piano triste que venía a mi mente cuando estaba deprimida, ya la canción no sonaba, así que podía escuchar más mi tortura.

Sentí un toque suave, era el helado, el joven me sonrió, acarició mi barbilla y me tendió un pañuelo.

—No llores, hermosa, nada lo merece —dijo con voz dulce aquel rubio de ojos grises. Le sonreí, tomé el helado y le dije: —Es verdad, no lo haré más.

Mi subconsciente sonreía con maldad ya era hora de ser fuerte, no derramaría más lágrimas por Deivy. Jamás.

***

Muchísimas gracias mis amores, por leer mi historia.

Aunque estés lejos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora